quinta-feira, 26 de fevereiro de 2009

Quisiera ser Ringo Starr

Si soy un beatle, pensó, si soy Ringo Starr, o George Harrison, o entonces Paul o John, (le embargó la emoción), si soy un betale, entonces miro el cielo estrellado y canto una canción. De mi ametralladora brotan flores, como en Submarino amarillo. Y desde el fondo del mar canto y alegro al mundo con canciones que hacen alegrar a la gente, bailan y cantan también. Esa es mi vida, pensó. Hago la vida posible, como la de aquél gurisito que al escuchar mi canción en el colegio interno, en 1962, supo que él era posible. Supo que mientras hubiera una canción beatle tocando, él podría ser. El tiempo pasó y el niñito fue creciendo (Little Child) y juntando recortes de Los Beatles de las revistas y de los diarios. Hizo un álbum y se imaginaba ser Ringo Starr (I wanna be Ringo Starr). Se dejaba el pelo y usaba camisas para parecerse a Los Beatles. Con su papá fue a ver Help! Y su papá se reía cuando Ringo escapaba de los hindúes que trataban de sacarle el anillo de la diosa Kali. Michelle, my belle, escuchó, y vio a la rubiecita amiga de Jiménez, que le gustaba. O Alicia, de servicio social. Una noche, soñó con George y los cuatro bailando, vestidos de blanco. Cuando mataron a John, juntó todas las revistas que contaban su vida. Tenía una colección de letras de Los Beatles y los Rolling Stones. If I feel, I feel fine. Me siento bien. Si necesitara a alguien, pensó. Si necsitara a alguien, cantaría All you need is love. Veo el cielo estrellado y oigo los grillos. Un auto pasa. La casa es u castillo y soy el único morador. El señor de la casa de Usher. El que acecha en el umbral. El hombre de la camisa Rorschach. El color que cayó del cielo. La tumba. Baby´s in black. Roll over Beethoven.

En construcción

Aguarde.....

Somos peces nadando en el acuario cósmico.

No el agua, sino el aire, nos comunica y nos da la vida, provee el medio para que nos desplacemos de aquí para allá, por todas partes. Hoy no quería levantarme porque me dolía todo el cuerpo. Me acordaba de Cortázar y el Axolotl. Anoche hacía el sumario de mi libro Peregrinando, con prefacio de Gita Lazarte. Está Dios que acecha, cita ella de Borges, en el prefacio. Prefacio, prefacio. Lo que está antes del fascio. No el fascio di combatimento de Mussolini, sino el haz de hojitas que compone un folleto, un cuadernillo, cuya suma hace un libro. Lo escribía para la Editora Contexto. Leyendo los nombres y parte de los contenidos de esos escritos, veía, o mejor dicho, sentía, la continuidad de los parques. La telaraña, o la tela, si preferís, que compone el andar de una persona por esta vida, por este mundo, por este acuario. Ya no hay aquél afán de publicar. Publicas. O que dices resuena en el acuario todo. Otros peces sueltan sus burbujas semejantes a las tuyas, son munditos de aire en el agua. Miras los ojos de Natalia y te ves. Te ves en esos ojos sin anteojos que antes de ojos son burbujas de cristal y de vida, mundos que giran, mandalas que reúnen la vida y el tiempo. Sientes el aire entrar en tus pulmones y sabes que la vida es esto, que el sur es esto, que no hay otra tarea que el vivir y que el mapa está en tus manos. Siempre lo estuvo. O lo sabes o te lo han dicho pero ya es tuyo. Haces camino al andar. Andas por ahí, como un tal Lucas, un tal Der Julius, un tal Adro. Tus pasos van formando caminos o siguiendo caminos y los caminos y los lugares, los encuentros y la gente, construyen mundos que entran en ti o de ti en cada respiración. Hasta lo abominable, lo odioso, lo odioso, lo enfermizo, lo que quisieras olvidar, entra y sale de ti, hasta que se va y no vuelve más. Un día lo dejas ir y las burbujas o llevan bien lejos de ti y eres niño otra vez. Otra vez. Niño. En el acuario municipal de Mendoza. Tan lejos Mendoza. ¿Lejos? Mendoza está aquí. Mendoza es esto. Yo soy Mendoza. Nada de mí fuera de mí. Sabes que no hay muerte. Lo sabías de chico. Solo vida. Todo es vida, hasta la muerte, que quisieron poner contra la vida, como si fuera su negación. Algún pez para de nadar alguna hora, o sus aletas dejan de moverse, o ya no te mira con sus ojos redondos de mundos que giran y mandalas que te llevan al punto inicial y todo comienza otra vez. Recomienzo. Ya empiezas a repetirte pero sabes que no hay repetición, apenas continuidad. Los grillos cantan rítmicamente esta madrugada. Enseguida vendrá el día y otra vez el milagro. Verte en ella. Verla a María. La miras y algo en ti para. Es como un sueño de adolescente o de niño. Una novia para todos los momentos, la compañera, el amor de tu vida. Todo lo que soñaste y más. Un sueño vivo. Anda por ahí, como los otros Axolotl. Ser Cortázar para hacer un cuento de esto. Cortázar, Lazarte, Foa, Fortaleza. E. Adónde querés llegar con todo esto? No hay adónde llegar, hay haber llegado, ya llegué, ya llegamos, nunca nos fimos de aquí. Estamos en la vitrina mojada, transparente, translúcida del acuario Municipal de Mendoza y mamá está a tu lado y nos miramos y la vida continúa, continuará, siempre continuó y continuará, no hay como detenerla. La vida es la vida. Es todo lo que es. Bueno, ya me voy yendo, hasta otra vez. Hasta la vista. Gis la revido, como dice papá. Até, comodísimos aquí. Bye bye, como dicen los yankis. Arrivederci, como dice Vagneide. Tomo agua y el agua de adentro y el agua de afuera me devuelven la sensación acuática del comienzo de estas líneas. De modo, querido lector, lectora, no has perdido el tiempo. Miras tus ojos en este vidrio y te ves. Te vas. Me fui. Chau.

domingo, 22 de fevereiro de 2009

Los libros

Los libros no son solo conocimiento acumulado, saber explicitado o compartido, visiones de mundo, y cosas así. Lo que voy a decir talvez sea para ti, querido leitor o lectora, una verdad de Perogrullo: Los libros son compañeros, compañías, sentimientos. Estoy con uno aquí cerca de la pantalla del computador, que ahora llaman tela, aunque no tenga hilos, comunica, conecta, teje. Es Marx (Os Pensadores). Hace un ratito, hojeaba unos libro s de Alder Calado, Fios do cotidiano de quem tece Solit(d)ario, Ensayos de Un aprendiz, que es como un diario. Hojeaba también de Ira Progoff, The Well and the Catedral, un libro de meditación. Veía Dom Fragoso profeta dos pobres, de Luiz Gonzaga y compãnía, y un librito que mis padres me dieron, de Einstein: Así lo veo yo, o así veo el mundo. No recuerdo bien el título, pero sí el contenido, y su impacto en mí. Muchos libros hay que cambian a la gente. Registro algunos: La caída de la casa de Usher, de Edgar Allan Poe, el cuento indeleble del autor de Ligeia, Berenice, El escarabajo de oro, Historias Extraordinarias. Ayer le comentaba a María, mi mujer, que cada vez que leo el cuento sobre la Caída de la Casa Usher, veo lo mismo, siento lo mismo, es lo mismo. Una película, decíamos, es cerrada, es lo que está ahí. El libro lo hacés vos, es construcción conjunta. No podría citar los libros que me han hecho, los que me hacen lo que soy. Es puxar um fio, que viene toda la biblioteca. La Biblioteca Universal de Borges, las Historias de Cronopios y de Famas, de Cortázar, En las montañas de la locura, de Howard Phillips Lovecraft, Homo Gestalt, de Sturgeon, El arva de Noé, la señora del espino blanco, y mientas escribo la lista infinita clama: Martín Fierro, la Biblia, el manifiesto comunista, eu e tu, de buber, y ya no hay tiempo para poner mayúsculas ni distinguir o mencionas autores y títulos, y menos editoras o lugares de publicación. Ediouro, Adcea, Civilização Brasileira, Abril, Larousse, dibujan sus nombres en la memoria y de pronto descubres el Libro de Rolando juntando todas las páginas y ves los rostros todos de los seres todos y los lugares todos que has visto en tu vida y es un pergamino contínuo que se extiende a todo alrededor tuyo y el computador y las teclas y María allá abajo lavando la loza y mamá en el recuerdo y papá leyendo esto y vos leyendo esto es una sola tela.

sexta-feira, 20 de fevereiro de 2009

Llovía. De mañana, escuchaba Rain, como lo hiciera ayer.

Saliendo del garage, viera las gotitas de lluvia en las hojas de la enredadera. El olor de la tierra mojada. La calle reluciente. Mara llegando bajo la lluvia. When the rain comes, they run and hide their heads, escuchó. Yo te mostraré que si llueve o hace sol, es buen tiempo. En el Mestrado, Edlene presentando su tesis. La terapia comunitaria en Pedras do Fogo. Tanta vida. Tanta poesía. ¿Cómo transcribir sin traicionar? ¿Cómo transmitir sin distorsionar? ¿Será que cada escritor escribe lo que quiere? That when it rains and shines, there´s just a state of mind, cantan Los Beatles. El marido de Edlene le declaró su amor en la misma sala de clases en que descubrí que te amaba, en 1990. El ruido de la sierra de al lado. El pasar de los autos en la calle. Marina. Edlene. Marcia Rique. Maria Filha. Adalberto. La tela se extendía hasta el infinito. Era el veinte de febrero de 2009. Llovía adentro y afuera. Recordaba los tiempos dolidos, las flores nacidas de la tormenta, y todas eran. ¿Quién es una persona si no nació de una tormenta, de una borrasca, de un vendaval? Resiliencia. Pero ya te estás poniendo pesado. I can show you... la lluvia se iba yendo, y vos también.

segunda-feira, 16 de fevereiro de 2009

Hey Jude

Esta mañana escuchaba Hey Jude. Leía la letra: Hey Jude, don´t make it bad, Take a sad song and make it better, Remember to let her into your Heart, Then you can start to make it better.

Enseguida oigo Revolution: You say you want a revolution, well, you know… We all want to change the World, But when you talk about destruction…You must to free your mind instead.

La mente paraba, era como si hubiera llegado a un remanso. Recordaba vos cantando Hey Jude. Un niño llorando. Ya pasó, Menino. Nosotros te amamos.

El sonido se iba llevando la tristeza. No que hubiera algo de malo con ella. Es que se iba yendo nomás, como una lluvia que pasa. Thank you, Girl.

domingo, 15 de fevereiro de 2009

Aunque no lo sea, siento orgullo de ser brasileño.

Aunque no lo sea, siento orgullo de ser brasileño. Llegué a este país cuando el mío, la Argentina, se hundía en un baño de sangre. Dios sabe hasta que punto ese dolor vive en cada uno de los sobrevivientes. También es cierto que del lado de acá de la frontera, descubrí, y descubro cada día, afinidades que me llevaron y me llevan, me llevarán más allá, más aún, hasta lo más hondo de mi ser, de la realidad profunda, de mi destino argentino, latino, nordestino. Cuando escucho canciones del lado de acá de la frontera, me reconozco, reconozco mi vida, mi venida, mi llegada, mi estada, mi deambular, mi esperanza insistente, mi golpear puertas, mi fuerza, mi recibir gestos amigos, gestos solidarios, amor, cariño, que no olvidaré. Hoy siento haber transpuesto la línea del tiempo. La vida que vivo es más que vida, es sobrevida. La gente que veo, es un milagro, son milagros ambulantes, milagros como yo, milagros como todo lo que me rodea, como es el existir, como es esto que está aquí, como sos vos que me leés. Hoy pasé el domingo entre la playa y Mangabeira, donde viven mis suegros, seu Chico y dona Marieta, Matheus, Mara, Romero. Dos mundos, de Cabo Branco, la parte pobre, a Cidade Verde, la parte verde, abierta. Mientras estaba en la casa de mis suegros, un viaje en el tiempo. Una canción me trajo de vuelta. Sigo viniendo. Vengo cada vez más. O talvez ya haya vuelto, no sé. Sé que esto es maravilloso, es más de lo que nunca soñé, o es todo lo que soñé y la yapa. No tengo nada de que hacer propaganda, ningún panfleto, nada para vender, nada de que convencerte. Apenas compartir, compartir estas cosas, esta alegría, este asombro que un buen poeta pondría en cuatro frases, o en una, o en una palabra. Talvez la tengas en la punta de la lengua. Talvez la sepas, la sepamos los dos. Hoy es domingo, se casa Peringo con una mujer que barre la casa con un alfiler. Hay un documento que dice ser este escribiente, brasileño, y no lo niego. Soy un brasitino, un argentero, un brargentino, como en un tiempo me gustaba decir. Ya los grillos cantan, como siempre cantaron y seguirán cantando, mucho después que estas letras hayan seguido viajes inesperados a través de la memoria de los tiempos. Ya el sueño se anuncia, el jugo de cajú espera, la televisión murmura alguna cosa, y me voy a dormir. Chau, que te vaya bien. Que te pise un tren y te deje chato como una sartén.

Esta mañana pensaba en San Francisco

Los pajaritos cantaban y yo acompañaba su canto. Parecía que el tiempo se había detenido. En algún lugar estás tú, padre Francisco.
Hijo de Bernardone. Hermano Ovejuela. ¿Qué podría decir de ti, padre Francisco?
¿Qué, que no haya ya sido dicho? Los jóvenes franciscanos en retiro en el Sitio São José. El padre Comblin. Alder Julio. María. Papá. Vivir el presente. Mamá.
O todo es sagrado o nada es. Respiré hondo. Terminamos el desayuno. Llovía.
Hay libros que nos callan. Hay seres que nos silencian. ¿Qué podría decir de ti, padre Francisco? Las florecillas, que conocí por mi padre. La porciúncula, que conocí en Asís. Nada que dijera, diría algo de ti. Solo los pájaros. Solo la lluvia, que amaste con ternura, andando con el hermano León por los caminos de Umbría. Y la hermana Clara. Celano. Capello. Espejo de perfección. Las llagas. El monte Alvernia. Tu madre, Francesco. Mamina. Todo volvía. Era el domingo 15 de febrero de 2009.

Este es el tiempo (Ten years after - Diez años después)

Ese día, sentado al piano silencioso, escribía, volviendo de la playa. Hiciera ejercicios con su novia, miraran el jardín, se amaran uno al otro, admirando la belleza recíproca. Desayunaran en la sala de abajo, en la mesa mandálica. El mar los recibiera. Cosa rara, ella se bañara. El mar la llevaba como en arrullo. Se veía bonita. El cuerpo delineado en el aire, conteniéndolo todo. El olor de las flores en el camino a casa, los envolvería. En el trayecto, una caja de son caída. ¿Adónde habrían ido los acordes? Llevaría el auto al taller, mañana. Hoy estaba aquí, tecleando para nadie, para vos, si te atreviste a ver detrás de las paredes que ayer te has levantado. El sol brillaba como hacía muchos días no lo hiciera, escondido en la lluvia y las nubes. La lluvia y las nubes dejaran un agujero. Los pájaros cantaban. No estás solo, escuchó. La enredadera azul. El florero de Nina. Mamá. Un día como éste, pensó, estaría en el parque, con Carolina. O llevando Natalia a peteco. O Leo en los hombros, a cococho. O yendo con el Toty a comprar pipoca. Pero el tiempo era ahora. Esa pasionaria. La veía siempre. Pasiflora. No te pongas teológico. Basta la vida. Esto ya es bastante. Respirar ya es bastante. Estar vivo ya es mucho. ¿No te parece? Este es el tiempo. Ahora. Ya.