domingo, 30 de outubro de 2011

Livros

Os escritos, a literatura, são um lugar de acolhimento. Tenho dito isto várias vezes, de diversas maneiras, mas não é a pretensão de estar dizendo algo novo o que me move, neste momento, a escrever estas linhas. É mais o desejo de mais uma vez, repetir o mesmo já dito: a literatura, os livros, são portas para mundos que ampliam e acolhem. Um livro à sua frente é uma porta. Uma porta se abre na sua frente, e outra se fecha atrás de você. Muitas vezes necessitamos um refúgio, um refluir, um voltar a lugares de paz, sem conflitos, sem agressões. Pura harmonia. Nessas horas, um bom livro é um companheiro insubstituível. E não me refiro especialmente a livros de reflexões ou interpretações, e sim, mais, à pura literatura, ao puro convite de um escritor, a visitar, a viver no mundo dele, dela. Quantas vezes necessitamos, e com o passar dos anos cada vez mais, nos emparentarmos com o que é essencial, o que não morre, aquilo que permanece a pesar de todas as mudanças. Um livro é um lugar onde você pode estar em boa companhia. Uma história que o leve por outros lugares, que o acolha em outras casas, em outras paisagens e ambientes. Lugares com gente ou solitários, não importa. Flores ou cactus, montanhas ou rios, mares ou céus. Você estará em boa companhia, com um bom livro na sua mão, perto de você.

quarta-feira, 26 de outubro de 2011

Mendoza

¿Qué podrías llegar a escribir una tarde como ésta? ¿Qué podrías decir, si una parte tuya todavía anda por ahí, todavía viene llegando de Mendoza al pie de los Andes, si una parte de vos mismo todavía anda por esas verdeas con perfume de paraísos, si una parte tuya todavía se embeleza con el parque general San Martín y el rosedal, la fuente de los cinco continentes, la peatonal, la plaza Independencia con sus postes y sus árboles? Vendrás un día, pero ahora, en este mismo instante en que escribes estas cosas, solamente puedes testimoniar que en una tarde como ésta, exactamente esta tarde y a esta hora, la recuerdas a ella, su recuerdo viene a ti como una fuerza interior de amor, y apenas puedes decir a quien esto lea, que el amor es la única cosa que vale la pena. No crees haber dicho algo que tus lectores no sepan, pero tenías necesidad de decirlo y lo has dicho.

domingo, 9 de outubro de 2011

Recomienzo

Hay días en que pondrías una palabra en la hoja, como si ese mero hecho pudiera traerte de nuevo a aquél estado de paz en que te encontrabas hace tan poco tiempo. Como si alguna palabra, o el mero hecho de escribir, como ha venido ocurriendo ya tantas veces a lo largo de los años, pudiera devolverte a ti mismo, a esa parte profunda de tu ser en la que todo está como debería ser. De algún modo ya ocurrió, pues al escribir, vuelves a ese lugar sin tiempo, sin apuros ni expectativas, diría, donde todo es una sola cosa, todo está reunido. El día ya comenzó, el canto de un pájaro cercano arrulla la luz del sol que de a poco va iluminando todas las cosas y a ti mismo que llegas otra vez a la vida. Cómo es tan simple, escribes, vuelves, todo recomienza.

sexta-feira, 7 de outubro de 2011

Del no estar del todo aquí

Ayer a la tarde pasé un par de horas o más, en el mundo de Cortázar, mejor dicho, en ese mundo en que uno puede estar si se deja llevar por los escritos de Julio Cortázar. Creo que empecé con alguno de sus escritos de La vuelta al día en 80 mundos, donde empieza haciendo una especia de cronología de su infancia, del registro de haber sido y continuar siendo alguien no del todo aquí. De esa extrañeza, de esa especie de alienación, de ese hecho de haber constatado desde pequeño que no era alguien que estuviera del todo donde debería estar, o que no era del todo como se supone que debería ser, sino alguien un poco más a la izquierda, o un poco más allá o más acá (más bien más allá), a partir de esa constatación de lo que dio lugar en su vida a la literatura y a la poesía, en particular, Cortázar fue tejiendo un escrito bien suyo, de esos que de apoco te van mostrando tu propia extrañeza, tu propio no ser del todo de aquí título por lo demás, de mi primer escrito en São Paulo, en aquella revista mimeografiada que editaba un tal Horacio. Y en ese clima en el que de a poco uno se va despegando de lo cotidiano, de esa excesiva familiaridad con todo lo que te rodea, con las personas y las cosas, como quien no quiere la cosa, me fui dejando llevar hacia allá, o hacia acá, pues aquí estaba yo, releyendo algunos trechos de La vuelta al día en 80 mundos y en ellos espejándome, espejando alguna parte mía que tampoco está, nunca estuvo del todo aquí. Lo que quería decir, y tal vez ya lo haya dicho y apenas esté una vez más repitiéndolo, es que ayer a la tarde, mejor dicho entre el comienzo de la noche y el fin de la tarde, me dejé llevar por los escritos de Julio Cortázar en La vuelta al día en 80 mundos, en que el escritor me fue llevando o trayendo (ya no sé más) a este lugar donde uno no está del todo, y por esa especie de corrimiento o desplazamiento la poesía viene, la poesía está, la literatura es posible. Escribí, mientras leía Cortázar, una anotación llamada La literatura me salva de la inutilidad. Era como que el cierre, el broche de oro de una tarde y una noche que estaba apenas comenzando. Las disquisiciones de Cortázar sobre la irrealidad del llamado mundo objetivo son una puerta al más allá que es esto, esto que está aquí.

quarta-feira, 5 de outubro de 2011

Escribiendo

De pronto estás otra vez delante de la hoja. Es como un ritual, ya muy antiguo. El día está anidado en algún lado, como preparándose para llegar. El sol ha de estar acurrucado quién sabe adónde, esperando la hora de llegar. Y en estas horas previas al día que se prepara, también tú te vas preparando, vas dejando que las letras vayan bajando a la hoja, una a una, como gotas. Escribir es ponerse en orden, ordenarse, organizarse, ordenarse. Lo repites pues es eso y no hay anda de malo en repetir. ¿No se repite el sol todos los días, saliendo casi por el mismo lugar si bien que de diversos modos y con colores que cambian? ¿No se repiten la luna y las estrellas todas las noches saliendo a iluminar la jornada en el cielo, suspendidas en el infinito? Todo se repite y tú repites este ritual cotidiano que desde hace años se procesa como por sí mismo, contigo como auxiliar. Ayudas las letras a bajar, a ir formando palabras, y muchas veces te sorprendes y te alegras con lo que se va formando en el papel.

terça-feira, 4 de outubro de 2011

Estar así

Hay unos días en que estás así como ahora. No sabes bien cómo, pero es más o menos como si el día hubiera empezado y tu vienes llegando, vienes viniendo de alguna parte, de algún lugar donde has estado en tus sueños, o donde has estado con tu imaginación. La vida es un lugar imaginario. Esto lo sabes. Pero en estos viajes donde vas de aquí para allá, donde anoche te encontraste con unas hojas sueltas, con unas memorias que te recuerdan que eres memoria, vas y vienes, vas y vienes no sé cuantas veces, y a veces, como ahora, estás sin saber si estás verdaderamente. Estás sin saber dónde estás, y sin saber si estás del todo aquí, o qué es esto, que es estar aquí. Qué podría llegar a ser estar aquí esta mañana que ya se va acercando al mediodía, y toda tu tarea parece estar siendo ésta, la de tratar de poner en esta hoja, en estas líneas, en este mismo renglón que escribes y lees ahora, algo que tratas de atrapar, tratas de traer pero viene y no viene, viene y se va.

sábado, 1 de outubro de 2011

Andanza

Hay días en que estás aquí, no estando. Tu alma anda entre las estrellas, buscando seres que amaste y amas. O talvez, en lugares donde estuviste, gente que conociste, momentos. O quién sabe, andarás por tu Mendoza querida, tu Godoy Cruz natal. Andas por ahí, no estás aqui, estando.