sábado, 31 de outubro de 2015

Superación

¿Cómo lo que hago hoy se inserta en mi historia de vida?

Esta pregunta puede tener al menos, dos tipos de respuesta: una, focalizada directamente en lo que hago hoy como algo que está inserto en mi historia de vida, y otra, que me muestre mi persona como el resultado total de lo que ha sido mi vida hasta hoy. Una y otra están estrechamente relacionadas. Pero ahora me dispongo a mirar el primer tipo de respuesta, que se conecta con lo que hoy estoy haciendo, como algo derivado de las heridas o carencias que he sufrido en mi vida. “Si me he sentido abandonado, tiendo a ser acogedor,” dice Adalberto Barreto. La herida de ayer, cicatrizada, se transforma en competencia sanadora. Si ayer me faltó cariño de mis padres, hoy tiendo a ser afectuoso con las personas en las que veo señales de abandono e indiferencia. Si desde temprano en mi vida me sentí obligado a concordar con imposiciones, para ser aceptado, tiendo a valorizar la libertad y la justicia. Si fui criado en un ambiente sectario y de exclusión, donde la verdad se imponía de arriba abajo, tiendo a valorizar el respeto a las diferencias y la construcción horizontal del conocimiento. Si crecí en un ambiente impregnado de prejuicios contra las personas que tenían poco grado de escolaridad, tiendo a valorizar a quienes son excluídos por su forma de pensar. Si fui fuertemente influenciado por formas de ver el mundo que sobrevalorizaban la inteligencia, en desmedro de la afectividad, tiendo a compensar este desequilibrio, siendo más acogedor. Si creí durante mucho tiempo que yo siempre lo sabía todo, cerrando los oídos a los diferentes y divergentes, hoy me permito bajar la guardia, dejar que la realidad me interpele, del modo como ella se va presentando. “Toda carencia genera una competencia”, enseña Adalberto Barreto. Hago estas lecturas, en el intento de ver realmente y efectivamente, cómo lo que hago hoy, se inserta en mi historia de vida. Así también disminuye el rencor y el resentimiento, por un lado, ya que veo que obtuve beneficios con lo que me hizo sufrir. Crecí, me hice mejor. Esto es importante, para que yo pueda respirar mejor, y no me sienta más víctima, sino vencedor. Por otro lado, también soy capaz de ver cómo lo que hago hoy es una resultante de aquello que me hizo sufrir en el pasado. Hay una relación de complementariedad o completamiento. Puedo así romper el automatismo de las reacciones. Actuar concientemente, lo cual me va liberando de las prisiones comportamentales mecánicas.

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