Anais Nin escribió una frase que dice así: “Escribo para
tener un lugar donde vivir.” Yo tomé conciencia de esto en el año 1984, y desde
entonces nunca dejé de escribir. Sigo haciéndolo, pues la fuerza contraria, que
trata de borrar mi identidad y mi existencia, es inmensa. Proviene sobre todo
de los llamados “medios de información,” pero también de costumbres arraigadas
y aceptadas acríticamente, que me llevan a desvalorizar mis propias opiniones y
puntos de vista, en favor de lo que proviene de otras fuentes. Es una sociedad
de la dominación, así que sé perfectamente que esto no me pasa sólo a mí, sino
que se trata de un fenómeno social. Mi esfuerzo por mantener mi lugar en el mundo,
en realidad, mis insistentes intentos por seguir siendo yo, vienen dando resultados.
De tanto escribir, día tras día, año tras año, me fui dando cuenta de que se
empezaba a abrir un espacio adentro mío. Yo mismo iba viniendo. Era como
aquella imagen de la película “The Wall,” donde se ve un ladrillo que falta, y,
por ese hueco, el cielo, el arco-iris, los colores. Lo que yo iba escribiendo,
era como un desaguar del que se podía rescatar, aquí y allí, una gota de agua.
Una rendija, una ranura. Cometí el error de creer que yo me había transformado
en un escritor. No lo soy. Soy solamente alguien que descubrió el inusitado
poder de la palabra, y lo usa a su favor. Por eso es que leo constantemente
poesía, bien como también presto atención a lo que dicen quienes entienden de
poesía y literatura, ya sean escritores/as o críticos/as. Así es que me he
venido dando cuenta de qué es la poesía, al fin y al cabo. No es solamente, ni
siquiera principalmente, una forma de expresión o un género literario. Más
bien, es una manera de irse adentrando en la realidad, cuya naturaleza es
poética. Esto lo descubrí sobre todo en la lectura de Jorge Luis Borges (Arte
poética), Cecília Meireles (Canção excêntrica, Medida da significação) y Edgar
Allan Poe (Método de composición). Graciela Maturo en sus diversos escritos
sobre la razón poética, me ayudó también mucho en esto. Recuperar la palabra,
traerme de vuelta del extravío --o extravíos-- en que había caído al quedar
prisionero de opiniones y valores ajenos, esto es lo que he venido haciendo a
lo largo de estos últimos 35 años de escribir y leer sin cesar. Por supuesto
que lo que he conseguido de libertad y autonomía, son siempre esporádicos, sujetos
a contínuas recaídas. La presión del engranaje social es extraordinaria. Pero
mi persistencia es mayor. No es por casualidad que digo estas cosas en un momento
en el que el poder de la dominación sobre las mentes y corazones es tan
tenebroso. Nos hacen creer cualquier cosa, vamos atrás de cualquier mentira que
cualquiera difunde hasta el cansancio, y la tomamos como verdad, solamente por
la fuerza de la persuasión de los medios con que se nos impone. Por eso
prefiero siempre los libros a las películas o a la TV, ya que puedo defenderme
mejor de las tentativas de manipulación. Puedo poner más distancia entre lo que
se me dice, y lo que yo quiero dejar entrar, si es que lo quiero dejar entrar. El
tiempo está a mi favor. En los medios masivos, mi capacidad de resistencia es
casi nula. Cuando me ponen la imagen del desastre o del asesinato o de la
figura siniestra del momento, ya llegó, ya hizo daño. No quiero esto para mí.
Prefiero poder elegir, y elijo poesía. Buen día.
O sonho de todo escritor, mesmo menino, ou, sobre tudo, menino, é o de escrever. Escrever num jornal. Ter seu próprio jornal. Engatinhando ainda nas ferramentas e no layout dste blog, aqui está a minha tentativa.
sábado, 23 de fevereiro de 2019
Sobrevivência
Como gosto
de refletir sobre a vida, gosto também de pôr no papel estas reflexões. Divide et impera. Uns contra outros.
Umas contra as outras. Todos e todas contra todos e contra todas. Ficamos nos
digladiando por motivos banais e não banais. Que se você é desta ou daquela
religião. Que se a Igreja ou o PT. Enquanto isso, as aves de rapina comem a
carne da nossa gente. Seria mais simples se pudéssemos simplesmente nos
enxergar uns aos outros, umas às outras, como o que somos: gente. Pessoas. Seres
humanos. Milagres ambulantes, uma vez que cada um, cada uma, somos isso.
Sobreviventes de mil batalhas. Ainda em pé. Prosseguindo. Tentando desfrutar da
vida. Tentando amar. Me admira ter chegado a esta idade (não tenho idade) e
continuar com a mesma perplexidade de guri. Compreendo que o que tive como
defeitos meus, são apenas (nada mais, nada menos) que traços da minha criança
interior, que me trouxe até aqui. Hoje andei pelo centro velho de João Pessoa.
As poças de água após a chuva. Me admirei com a beleza dos prédios antigos na
Praça dos Três Poderes. Lembranças muitas em cada canto deste xadrez urbano. As
passeatas contra o golpe. Idas e vindas atrás disto ou aquilo. Cinema. O começo
do amor que é eterno.
terça-feira, 19 de fevereiro de 2019
Escribir
Pongo algunas letras en la hoja y ya empiezo a respirar mejor. Mi lugar es para ser habitado. No hay algo como “escribir bien.” Yo escribo como escribo. No niego cuánto aprendí y aprendo con algunas observaciones que he recibido acerca de focalizar más, repetir menos, ser más claro, tratar de usar menos palabras. Pero esto son reglitas. No alcanzan al hecho en sí del escribir. Esto para mí es abrir una puerta por donde me voy y de donde viene algo de mí que se había ido tan lejos. Es un niñito que sonreía. En el patio de la casa de mis padres donde vivía con mis hermanos y había malvones y unas flores blancas. La vida todavía era algo que se iba dibujando adelante. Ahora la mirada es hacia ese origen.
Assinar:
Postagens (Atom)