quarta-feira, 27 de janeiro de 2016

Força

Esta manhã, umas flores lilás em Carapibus y Praia Bela. Belas flores, singelas. Lilases, violetas. Tal vez algo tão simples fosse capaz de te trazer um pouco de alegria agora a tarde. Não uma alegria excessiva, mas apenas um pouco. O necessário. Aquilo de que se precisa para prosseguir o dia rumo à noite e ao amanhã. Juntar os momentos de ontem na praia do Jacaré, e estes de hoje, e muitos de outros ontens e outros hojes. Hojes miudinhos, na beira do caminho, nas nuvens e pássaros. As palmeiras, os coqueiros. O verde e o turquesa. Os bambuzais. Alguma força interior começa a despontar. E vislumbras aqueles amarelos ouro. Aqueles outros lilases, magenta. A vida reflui até o mínimo. E então um sorriso, um olhar, uma voz. Algo te reanima, te traz de novo para esta margem.

quinta-feira, 21 de janeiro de 2016

Buscando

Hay veces que tengo unas ganas bárbaras de escribir y publicar alguna cosa. Cosas nuevas. ¿No podrían ser viejas cosas recicladas? A esta altura de la vida, en lo que a mí se refiere, lo viejo tiene ya más lugar que lo nuevo. Lo nuevo es como si dijéramos, el florecimiento de una larga vida que ya va vislumbrando el crepúsculo. Ha pasado ya tanto tiempo desde que me empecé a asomar a este lugar del que formamos parte, sin podernos escapar de él. El mundo, adivinaste. Un lugar que nos desafía, atrae, expulsa, golpea, acaricia, seduce, agrede, fascina. Después de todos estos años en este juego en el que muchas veces uno no sabe si está de ganador aunque esté perdiendo, cuando mira las cosas en retrospectiva. O si estamos perdiendo cuando nos parece que estamos en ganadores. En este baile del cual como te digo, che pibe o piba, no hay modo de escapar, aunque tantas veces uno haya creído que podía hacerlo, escondiéndose, haciendo de cuenta. Hay veces que hay que escapar, aunque no sepas muy bien adonde. Aunque el escape sea dar una vuelta a la manzana o irte a la playa o al parque o a la montaña o a dar una vuelta al centro. Crees que hay modo de irte encontrando en este juego de reflejos, en estas fugas y encuentros. Por ahí te parece que está todo bien, todo en su lugar. Tu confort, tu casita, salud para dar y vender, sueldo a fin de mes. Y de pronto todo eso que te da tanta tranquilidad, no es más nada. Y estás otra vez en busca de un rayo de sol. Un rayito de luz que, sabés, está adentro tuyo, pero también afuera. Luz y sombra. Eterno juego. Busca. 

sábado, 16 de janeiro de 2016

Construyendo

Muchas veces vengo a la hoja con la única intención de estar aquí. Estar en la hoja, un lugar donde me siento bien. Aquí estoy a mis anchas, sin presiones ni internas ni externas. ¡Es curioso como algo tan sencillo puede tener, y tiene, un efecto tan saludable! Aquí me enraízo, me siento dueño de mí mismo, de mi tiempo. Y, al mismo tiempo, me siento integrado con el movimiento general de la vida. Me siento participante de mi familia, de mi círculo de amistades y colegas. Aquí se han ido desvaneciendo y se siguen desvaneciendo las sombras que ya me ocuparon casi por completo en otros períodos de mi vida. Aquí se ha venido haciendo, y se sigue haciendo la luz. Aquí es como si me encontrara, y de hecho me encuentro, en mi lugar. Creo que no hay mejor sensación que ésta, la de estar en el propio lugar. Saber que uno forma parte de una humanidad en movimiento, una humanidad que no se satisface con la crítica, sino que se esfuerza por vivir de una manera digna. Construyendo y reforzando vínculos saludables entre las personas. Trabajitos de hormiga, podríamos decir. Esta expresión le era muy cara a Dom Antonio Fragoso el obispo católico que vivió tantos años en João Pessoa, en un barrio pobre. Él mismo, ya jubilado, hacía su parte en estas tareas casi invisibles, de rescate de la persona humana. En la medida en que me fui integrando en esa red de cristianos y cristianas que vivían y viven en barrios pobres, me fue volviendo una conciencia antigua. Yo también tuve un origen humilde. Después conocí al Padre José Comblin, cuya vida y obra inspira y moviliza a tanta gente no solamente aquí en el nordeste brasileño, sino en todo el mundo. Comblin también vivía en un barrio pobre de João Pessoa, y reunía a su alrededor, numerosos movimientos sociales que encontraban en él una luz, un impulso, más claridad y fuerza para seguir trabajando en la línea de la justicia, los derechos humanos, la educación popular, la salud mental comunitaria. Los libros de Comblin me siguen iluminando e inspirando, hacia una lectura del evangelio que va más allá de la religión, las doctrinas y las ideologías. Creo que mi incorporación a este tejido humano, me viene enseñando muchas cosas, cosas que siento necesidad de compartir. Estos trabajitos de hormiga, a los cuales se agregan, en este ancho mundo, muchísimas otras iniciativas, tienen la virtud de ser tareas que uno mismo puede hacer, y de hecho hace. No dependen de gobiernos ni partidos, ni de otras instituciones. Son cosas que se hacen con la gente pobre, no para la gente pobre. Uno se ve como alguien que está en proceso de crecimiento y descubrimiento de su verdadera identidad, en medio de personas que tienen sus propias trayectorias de vida que, al sumar, crean un espacio solidario confiable y positivo, constructivo. Digo estas cosas porque me parece que es necesario cada vez más, ir valorizando lo pequeño. Las actitudes y gestos positivos, lo que de hecho hacemos, cada uno y cada una, en pro de una humanidad más sana y más saludable.

sexta-feira, 15 de janeiro de 2016

¿Reacción o presencia?

Muchas veces me pasa que veo la cantidad de comportamientos condicionados que hay en mí. Es verdaderamente notable que aún permanezca tanta programación ajena en mi comportamiento. Me esfuerzo diariamente para ir separando lo que no es mío, y ponerlo en cuarentena. Ir separando lo que está programado, las reacciones que me fueron siendo impuestas en circunstancias en las que alguna fragilidad me hizo más vulnerable al manejo externo. Veo eso externo, veo esa programación ajena. Sé que está allí. En parte, es inevitable: la cultura, los hábitos familiares. Pero aún así, aún allí, es posible ir descubriendo posibilidades de rescate del ser original que todavía subsiste. Hay grietas, espacios de libertad, sin los cuales la vida se agota en la obediencia a lo que nos fue impuesto. Cuando vuelvo mi atención a lo presente, a esto que está aquí, a este hoy nuevo, nunca antes vivido, experimento una sensación de alegría sin igual. Es como si la infancia prevaleciera. Un tiempo virginal, original, único.

quinta-feira, 14 de janeiro de 2016

Ubicación

Hay algunas cosas que a uno de pronto le podría querer llegar a gustar compartir. Las sensaciones sin igual que se tienen cuando uno hace lo que tiene que hacer, lo que la conciencia manda, lo que te hace bien. Cuando uno hace estas cosas, cuando uno cumple con su deber, un deber natural, digamos de paso, un deber elegido y no impuesto, te viene una sensación maravillosa, con ser tan simple. Esto lo he venido sintiendo estos días, al recogerme, al centrarme y concentrarme, en esa tarea tan placentera, de ir juntando hojas, ir componiendo libros. La vida se va concentrando. El pasado vuelve, pero ya es más bien casi como que un pasado presente. Es el pasado presente, el pasado que es este florecimiento, esta felicidad y paz que muchas veces me sobrevienen. Una alegría que se suma a la de saberme hijo y fruto de una familia que me contiene, que estuvo y sigue estando a mi lado en todas las circunstancias. También saberme parte de un colectivo, y más de uno, en realidad: trabajos de hormiga. Construcciones silenciosas de humanidad y ciudadanía. Lejos del criticismo criticón que sólo ve lo que está mal, y ya paro por aquí, si no, también me asemejo a ese criticismo que critico. Tener esa tranquilidad serena que te permite de pronto salir a la calle y saberte parte de todo eso que está allí: gente y cielo y veredas, y autos y bicicletas. Personas de todas las edades que se mueven como vos, de un lugar a otro, movidas, como yo, por deseos y expectativas, necesidades y sueños, apremios y obligaciones. Y ver que en medio de todo este transcurrir de años y días y vida y horas y momentos y lugares y circunstancias, en medio de todo este fluir extraño y fascinante, asustador muchas veces, que es la vida. En medio de todo esto, ahora, esta mañana de enero de 2016, tantos años después de tantas cosas, cosas que vienen a tu memoria muchas veces, y ves la película otra vez, ya tantas veces: este florecimiento. Esta callada quietud. 

quarta-feira, 13 de janeiro de 2016

Assine esta petição para que as calçadas sejam liberadas para o trânsito de pedestres!

Muitas calçadas no bairro de Tambaú estão completamente inapropriadas para o trânsito de pedestres. Carros estacionados bloqueando a passagem. Material quebrado, criando riscos à segurança das pessoas. Isto se repete em vários outros locais da cidade de João Pessoa. É necessário que a cidadania se mobilize para pedir que as autoridades municipais e os proprietários dos imóveis mantenham as calçadas livres e desimpedidas, e em perfeitas condições de limpeza e transitabilidade. É um direito elementar da pessoa humana: o direito de ir e vir, sem riscos à segurança. Com conforto.

https://secure.avaaz.org/po/petition/Prefeitura_Municipal_de_Joao_Pessoa_Liberem_as_calcadas_para_o_transito_de_pedestres_e_as_mantenham_utilizaveis/?fzwiHab&pv=0

segunda-feira, 11 de janeiro de 2016

Costura

Costurando afetos
Costurando raízes
Costurando sonhos
Feridas velhas voltam, dão recados.
Vulnerabilidades: atenção.
Vejo um filme e me vejo
“Amores imperfeitos”.
¡Tanta vida!
Toda a vida vivida.
As dores florescem
Águas vem e vão
E eu vou e venho.
A vida que vivi e vivo
Foi costurada por mim.
Ainda as cicatrizes
Me desenham. Fazem um mapa.
Faço-me escrevendo e lendo.
Construo livros
Costuro histórias
Me costuro ao construir

Costurando histórias.

Escribiendo

Hay veces que me pongo a escribir no tanto por tener algo determinado para expresar, sino más bien por la necesidad de estar donde me siento bien. Me siento bien en la hoja. La hoja es el mundo que he venido haciendo y sigo haciendo con mis escritos. Aquí me hago y me deshago. Me rehago. Aún lo que no escribo, ya está escrito, ya fue escrito anteriormente, y forma como que el mundo en el que me he venido insertando y me sigo insertando continuamente, cuando escribo. Así, vivo en un mundo que he ido haciendo y sigo haciendo con mis manos, en cada una de estas anotaciones, desde el comienzo de mi vida. Mi vida pasada, presente y futura. La gente que conocí, los lugares donde estuve, las experiencias que pasé, de toda suerte, está todo aquí. Así que escribo para estar conmigo, para tenerme de vuelta cada vez que la vida me destruya, cada vez que me parezca que me estoy diluyendo otra vez en la nada o el extrañamiento. Escribiendo me organizo, me pertenezco de vuelta. Vuelvo a ser yo, una y otra vez. Cada vez más yo. Y aquí también está todo lo que es valioso, y aún mis vulnerabilidades, que me alertan de continuo sobre lo que debo evitar, y me recuerdan, al mismo tiempo, que tengo una historia y que soy un niño que necesita una y otra vez, incontables veces, saberse amado. Saber que fue amado aún antes de haber nacido y hasta ahora. Aquí me reconozco en las historias de la gente con quien convivo o he convivido. Me descubro humano, no un super-nada, ni un infra-nada. Solamente yo. Por eso escribo, escribo aún cuando no escribo. 

sábado, 9 de janeiro de 2016

Integrándose

Estos días pasados, y aún hoy, una gripecita bastante incómoda, me ha venido obligando y me sigue obligando a permanecer en casa. Uno se proyecta mucho en la acción. No hay nada malo en proyectarse en la acción. Pero “no hay mal que por bien no venga,” como dice el dicho popular.” Esta obligatoria inmovilidad, me viene trayendo a un estado de observación del mundo mínimo en el que vivo. La vida mínima. El mero estar vivo. El mero respirar. El mero poder ver el mundo, y poder hacer algunas cosas. No muchas cosas, no todas las cosas que me gustaría, pero sí muchas cosas. Las mínimas imprescindibles. En estos días he tenido varias alegrías profundas. El reencuentro con los compañeros del grupo cristiano, que se reunió por primera vez en mi casa. Un momento de luz y de alegría. Compromiso. Solidaridad. Fe. El haber recibido de mi concuñado francés, la traducción al español de mi libro Libertatura. Esto ha sido y sigue siendo una de mis más profundas alegrías. He tenido la oportunidad de valorizar cómo es importante la distracción, el divertimiento. Una película en la TV, que me trajo memorias infantiles y juveniles. Sueños de paz y justicia. As viagens de Gulliver. La risa. La alegría, la despreocupación. Desprogramarse. Permitirse refluir al mero ahora, al mero estar aquí. A través de mis escritos y lecturas, pinturas y oración, el trabajo interior, me he ido integrando en el mundo más sutil que contiene todo lo que existe. Me he ido enraizando en la realidad más tenue que comprende todo y abarca todo. Miro muchas veces lo que ocurre, el mundo actual, y me vienen como rememoraciones, evocaciones de otros tiempos. Todo se va integrando en una especie de totalidad viva que me incluye, y que incluye también a mis muertos queridos, esos seres que están tan vivos en mi momento actual. Me acompãnan y me acompaño, me nutro de su compañía. De pronto me veo en colores. Vuelve mi llegada a Brasil. Vuelve el yo que se ha ido reintegrando, recuperando su identidad en los sucesivos encuentros de Terapia Comunitaria Integrativa. Sigo volviendo. Vuelvo y vuelvo cada vez más. A veces me parece que ya llegué. Pero sigo volviendo, llegando.

quinta-feira, 7 de janeiro de 2016

Construindo

“Pessoas simples, em lugares pouco importantes, produzem transformações extraordinárias”, diz um provérbio africano. Acredito que esta é uma frase que contém muita informação. Uma frase que contém informação que não interessa aos chamados meios de comunicação, que se dedicam principalmente, ou quase que exclusivamente, a semear medo, desconfiança, suspeita, ansiedade, preocupação, reações defensivas. Muitas pessoas se dedicam a atividades quase imperceptíveis, em campos de atuação que inevitavelmente, raramente ou nunca são focalizados pela mídia comercial. Esta cuida da corrupção (alheia). Em baixo, na base da sociedade, movimentos sociais tecem no dia a dia, vínculos de solidariedade, confiança, cooperação, esperança. Razões diversas me trouxeram para este tecido miúdo, apenas perceptível, onde a vida é recriada continuamente. Aqui se constroem estratégias de prevenção da violência e do adoecimento mental. Cultiva-se a amizade e a camaradagem. Combate-se o isolamento e o estresse. Enfim, trabalha-se pela vida. Para a vida. Com a vida. Esta tarefa de formiguinhas não aparece nos jornais nem nas TVs, afoitas atrás das últimas tragédias ou denúncias de corrupção. Cada um escolhe a que vai se dedicar, a que dedica seu tempo. Há tempo para tudo. É necessário também um tempo para o desfrute, a arte, a literatura, a apreciação do belo, a criatividade. A vida é um exercício multidimensional, no qual vamos nos integrando na eternidade, a través de movimentos simples e cotidianos. 

domingo, 3 de janeiro de 2016

Integrándome

Esta tarde, no teniendo nada que hacer, me puse a leer. Un libro de Cronin: Una canción de seis peniques. No sé si es por el hecho de haber leído ya casi la totalidad de los libros de este autor, el caso es que al sumergirme en la lectura, esta tarde de calor paraibano en João Pessoa, de a poco me fui dando cuenta de que la lectura era en realidad una especie de costura. Iba cosiendo lugares ya leídos en otros libros de Cronin, cosas que vivo hoy, frases que he escuchado de mi compañera y esposa. Alternando esta ocupación tan placentera -- pues en este juego de reflejos me voy teniendo de vuelta en aspectos esenciales de mi ser, bien como también en circunstancias concretas y variadas de mi vida-- con tareas domésticas. El arreglo de mi nuevo cuarto de pintura, que algunos llamarían de atelier. Los colores en los estantes, como no recuerdo haberlos visto antes. Los papeles apilados. Al acomodar unas cajas de colores al pastel, un pedazo de rosado se me quedó pegado en el dedo. No pude dejar de emocionarme. Esto tenía y tiene un significado muy directo para mí. Los colores son lugares. Este color me conecta con la realidad más profunda de todo lo que existe. La presencia de seres muy queridos de mi familia, y amigos también muy queridos. Todos aquí. Todos ahora. Me daba cuenta de que todo en mi vida, y talvez en la vida de todo el mundo, es recíproco y reflejo. Me hago al hacer. Esto es humano. Ya Marx lo demostró en sus análisis sobre el trabajo en la sociedad capitalista. Pero se aplica a toda tarea humana. Me escribo al escribir. Me leo al leer. Me pinto al pintar. Esto lo sentí hoy esta tarde, hace un rato nomás, de manera muy fuerte y muy intensa. La vida es una unidad. Integración. 

sábado, 2 de janeiro de 2016

Biografía

Hay veces que me viene a la cabeza la idea de escribir mi biografia. Demasiado trabajo. Millones de episodios, lugares, ideas, sentimientos, personas, cosas, paisajes. La abandono enseguida. Veo siempre el mismo lugar: la Praça das Bandeiras, en São Paulo, tal vez 1977 o 1978, no sé bien. El museo Lasar Segall. La catedral da Sé. El carnaval en Rio de Janeiro. El IUPERJ. El CEBRAP. La Escola de Sociologia e Política de São Paulo. Las Universidades Franciscanas. La Universidade Federal da Paraíba. La Universidad Nacional de Cuyo. El Liceo Agrícola y Enológico Domingo Faustino Sarmiento, en Mendoza. Todo se mezcla, gira y dá más vueltas. Ahora João Pessoa, Paraíba. Brasil. Bolivia. Uruguay. Venezuela. Los lugares donde me planté y me planto. Mis colores. Mis libros. Los libros que escribí. Mi fé y mis sueños. Mi familia y mis amigos. El mar y la montaña.

sexta-feira, 1 de janeiro de 2016

¡Feliz año nuevo!

El día empieza con el canto de los pájaros en la noche, que se va haciendo día. No sé si la noche se hace día por el canto de los pájaros, o si los pájaros y la noche están juntos y siguen juntos durante el día por motivos que sólo la noche y los pájaros y el día conocen. Lo cierto es que ahora, cuando ya los pájaros y el día asumen el control del día, van viniendo los recuerdos del ayer de ayer. El ayer de ayer a la noche. La noche pasada en familia, recibiendo el año nuevo, renovando los sentimientos que nos unen, presencialmente y en la distancia. Noche en que se hacen presentes los ausentes, las personas queridas que ya están en nosotros de otras formas, pero no más físicamente. Y también nos acompañan recuerdos que nos gustaría no tener y que inevitablemente hacen parte de nuestra historia como persona, familia, generación, país, pueblo. Dom Fragoso me decía que dejara venir las memorias dolorosas, y que el ángel de la paz me guiaría. Me viene guiando, sin duda, abriéndose paso entre la oscuridad que de a poco va mostrando la luz que guarda en sus entrañas. Luces en el cielo, luces adentro nuestro. Luces que nacen de en medio de las tinieblas. El encuentro de anoche me hizo ver cuántas historias me unen a las personas de mi familia. Iba encontrando cada una de las personas, y dejaba que se fueran juntando las memorias pasadas. Entonces el encuentro fué siendo más pleno. No fué mecánico. Pude sentir lo que nos une, después de tanto tiempo. Obviamente, esto incluye a la familia y a los amigos que viven lejos. Hubo tiempos en que me parecía que estas fiestas tenían algo de trivial o superficial. No lo veo más así. No ahora. No en este momento, desde hace ya mucho tiempo. Ahora lo veo más como una especie de resistencia del género humano a la banalización de la vida, y a su mercantilización. Nos reunimos por el afecto, renovamos aquello tan íntimo que nos une, que une al mundo alrededor del amor y por el amor. La amistad es una forma de amor. La esperanza nos anima y nos hace que nos busquemos unos a los otros, más allá de ideologías o nivel socioeconómico, creencias religiosas o lo que nos pudiera separar. Distintas formas de vivir y de ver el mundo confluyen por unos momentos muy cálidos y de alegría. Jugamos. Nos divertimos. Somos gente. Una sabiduría mayor se da cita en estas fiestas. ¡Feliz año nuevo para todo el mundo!