quinta-feira, 23 de agosto de 2018

Esencialmente


¿Cómo se hace la vida? ¿De qué está hecho mi estar aquí ahora? Salgo a caminar a ver si siento el piso bajo mis pies. Deslizando por las veredas. Disfrutando del andar en medio de los edificios y la gente, hasta llegar al mar. El cielo infinito y los pájaros. Los barcos y la arena. Vengo afianzando dentro de mí mismo y en significativos diálogos con María, la sensación y la certeza de estar construyendo con mi vivir, un mundo mejor. Esto es fundamental para mí. No basta el hacer, el realizar cosas, por más valiosas o bellas que sean. Tengo que tener, y tengo, la certeza de saber que lo que hago hoy es el resultado de toda una vida. Cada instante de este mi aquí ahora, es una condensación de tiempo, de esperas, de luchas a veces casi a ciegas, nunca abandonadas. Mi vida ha sido y sigue siendo algo que a veces me llena de un sentimiento profundo. Un nacer contínuo.

Mi papel


Escribo algunas letras a ver si siento el piso bajo mis pies. El tiempo ha ido pasando, y lo voy reuniendo en estas anotaciones. Aquí vivo los afectos que me constituyen. Aquí refuerzo y reafirmo mi papel en la vida. Terapeuta comunitario y escritor. Un papel que me reconforta y me realimenta. Voy deshaciendo los equívocos, gracias al diálogo iluminador, y a la escucha atenta. Voy rehaciendo el sentido de mi vida desde el comienzo hasta el infinito que me anida amorosamente.

sexta-feira, 17 de agosto de 2018

Construcción


Pongo una letra al lado de la otra y empieza a existir el mundo. Llego yo. Está mi familia. Mi padre, mi madre, mis hermanos. Mi familia entera, como hace años. Mis amigos, de todos los tiempos. Mis libros. Los colores. Las hojas con las cuales voy haciendo todo lo que es real. Mis hijas e hijos, cada uno de ellos donde está. Todo está en su lugar. Las flores alrededor. María. Los pájaros. El canto del gallo. Es un solo tiempo. Ahora a jugar. A andar por los caminos. Ver el cielo, las nubes, el sol, el mar. Saber que el piso está bajo mis pies y me sostiene. A la noche la luna y las estrellas andarán por el cielo oscuro, iluminando. Y aquellas palabras en las cuales también me encuentro y me reflejo. Palabras antiguas y actuales. Jesús. Dios. Amor. Justicia. Esperanza. Confianza, que hago y rehago cada vez que es necesario. Fe. Vida. Eternidad. La Terapia Comunitaria Integrativa, donde supe que la vida continuaba más allá de cada tropiezo y caída. Donde supe que no hay un fin del camino, sino una continuidad. Una superación. Un levantarse y volver a caminar. Supe que hay siempre otra posibilidad. Volví a encontrarme en medio de la gente. Gente pobre, de los barrios. Gente de la universidad. Había gente en el mundo, y yo también estaba en medio de ellos. Podía seguir. Había un pasito más que yo podía dar. Sigo levantándome a la mañana y trato de que mis manos y mis pasos sigan los caminos de Dios. Todo está aquí. Todo es esto.

terça-feira, 14 de agosto de 2018

Escribiendo


Letras unas al lado de las otras crean el mundo. Me voy haciendo así. Escribir resume mi necesidad más vital. Me reúno, me junto, me rehago, me redefino, me comunico conmigo mismo y con el mundo, me enraízo, respiro mejor, voy y vengo, todo lo que es el vivir. Sobre qué escribo, si es en prosa o poesía, será siempre poesía, así sea sociología o terapia comunitaria integrativa, crónicas de lo cotidiano o espiritualidad. Cada vez más es una sola cosa. Es lo que soy. Es el saberme incluido en la totalidad de lo que existe. Esa realidad infinita y acogedora a la que llamo Dios, el tejido fino de la vida, la costura del tiempo, los colores, el espacio, las imágenes, el sentimiento, el sentido, los sentidos. Otros nombres, que van jugando y se forman y se dispersan. Vine a reunirme y rehacerme en letras y palabras, cuando estuve al borde. ¿Y quién dice que vivir dejó de ser esto tan incierto, inseguro, indefinible? Siempre fue así. Es así. Y justamente por ser de esta manera, es que el ejercicio de tratar de ordenar y definir algo que pueda ir viendo con alguna claridad, es indispensable.

quarta-feira, 8 de agosto de 2018

Identidad


Mi vida sucede en un espacio mínimo. La vida en familia, las amistades con quienes comparto esfuerzos constructivos por una vida social más justa e íntegra. Esto me obliga a lidiar con limitaciones de convivencia propias y ajenas. La educación permanente. La formación continuada. Todas cosas muy lindas de mencionar, nada fáciles de practicar. Imprescindible, sin embargo, si es que quiero que mi vida sea una unidad, y no la disociación de la cual seguiré siempre escapando. El espacio de la familia y la amistad, para algunas personas sin demasiada noción de límites ni respeto a la existencia de los demás, frecuentemente se transforma en un lugar donde cualquier cosa es posible. El atropello. La imposición de caprichos. La ofensa. El sometimiento. Nada de esto, sin embargo, es aceptable desde mi perspectiva. Vivo muy bien “en soledad,” una vez que después de una larga caminata en busca de mí mismo, finalmente estoy aquí. Y esto es algo que no voy a dejar que se pierda, por nada de este mundo. Por lo tanto, quienes estén en mis cercanías, necesariamente deberán permanecer en distancias y modos compatibles con la libertad y la entereza. La proximidad no debe ser un pretexto para lo inadmisible. El respeto a la mujer, a la diversidad, en todos sus aspectos, dimensiones y posibilidades, es para mí más que un dogma. Es una regla de conducta inflexible. Soy un terapeuta comunitario, y esto es mucho más que la declaración de una actividad u ocupación. Es la definición de un lugar en el mundo y un modo de actuar, una actitud que me obliga a ser quien soy. Nada de fingimiento, indiferencia, cinismo, falsedad, duplicidad. No pertenezco al número de quienes predican lo que no practican. No me defino como un militante político partidario ideológico. Más bien creo que, mucho más modestamente, soy alguien que no soporta la injusticia, la mentira, la imbecilidad, la fuerza bruta. Mi trayectoria de vida y mi naturaleza me trajeron adonde estoy, a lo que soy. Cultivo la poesía y la lectura escritura como la fe, como formas o modos de existencia.

terça-feira, 7 de agosto de 2018

Estoy de pie sobre la suma de mis días


¡Han pasado ya tantos días desde el comienzo! ¡Tanta vida transcurrida! 

Pasa todo el tiempo vivido, con todo detalle, y veo cada instante, cada minuto, cada momento, como en una ráfaga. Siento la unidad de mi vida. Todo este complejo hecho del vivir, es como una mandala, una rueda que gira y se concentra y se expande. Mis fragilidades. El rumbo que trato de encontrar. Todo es una resultante de la suma de mis actos. ¿Cómo lo que hago hoy se inserta en mi trayectoria de vida? Esta pregunta me hace conciente de mi responsabilidad. Evito la acción desintegrada. Solidifico el piso bajo mis pies, al escribir y al caminar, que es otra manera de escribir.

segunda-feira, 6 de agosto de 2018

Atentamente


Un lugar para mí. Un lugar donde yo pueda vivir. Yo no quiero vivir en cualquier lugar. No quiero vivir de cualquier manera. Quiero vivir de ciertas maneras, de ciertos modos, con ciertos objetivos, con determinadas orientaciones valorativas y éticas. En los días de hoy, hay una especie de indiferencia generalizada en estos aspectos, que es muy peligroso naturalizar. Una especie de “todo es lo mismo,” “todo es igual.” Por supuesto que no todo es lo mismo, una cosa es lo que es, y no es otra cosa. Y para que esto sea algo claro para mí, para que estas observaciones tengan un sentido definido y una finalidad positiva y constructiva, tengo en este momento, que decir por qué y para qué estas reflexiones y meditaciones. Quiero vivir centradamente, y con un centramiento en valores absolutos, supremos, que se resumen en mi fe en Dios, mi fe en el amor, mi creencia en la integridad humana como un fin en sí mismo. Esto me lleva a la solidaridad, a ver a las demás personas, y a mí mismo, como objeto de un sentir afectivo, afectuoso. No puedo, no quiero ni debo, “amar a los demás” a costa de mí mismo. Esto no sería amor. Y sin embargo, hay una puerta de entrada a este comportamiento autodestructivo, que es la propia indiferencia. El famoso “es lo mismo”. Nada es lo mismo, repito. Debo ser cuidadoso en esto, como en todo lo demás. Prestar atención. Cuándo me estoy despreciando en nombre de la tolerancia, de las concesiones imprescindibles para la buena coexistencia. Cuándo estoy empezando a dejar de ser yo, para que otros u otro sean. Cuando digo “otro,” me refiero tanto a personas, como a sistemas de creencias, valores antagónicos a los míos. En la sociedad actual, en la cual los medios de información crean constantemente direcciones para el pensar, el sentir, el ver, es necesario estar atento. Saber qué es lo que yo quiero ver, pensar, sentir, hacer, etc. Lo mío frente a lo otro. No se trata de excluir a los demás, sino más bien al contrario. Saber cuándo debo incluir, qué es lo que voy a incluir, y si es que lo quiero incluir o no. La coexistencia puede ser fecunda, si mantengo claro qué es lo que está ocurriendo. Si no, puede ser una especie de contínuo suicidio disfrazado. Y esto es para mí totalmente inaceptable, no importa bajo qué “razones” me lo quieran imponer. No he llegado a este momento, a esta etapa de mi vida, para ahora por mera distracción o descuido, dejar simplemente que todo se desvanezca en la nada. Es necesario estar atento, repito. Que no nos roben la percepción. Que no nos roben el tiempo. Que no nos roben la vida. Sólo hay una vida, es esta que está aquí.

Rehaciendo


Empieza la semana y trato de empezar yo también. Por más que parezca que todo está tan lejos. La libertad inalcanzable. La justicia. Todo puede cambiar en un instante. No sé por dónde empezar. Pero en el intento ya viene alguna luz. Me maravilla estar aquí. Todavía por aquí. Así como estoy. De maneras que muchas veces son un desafío para mí mismo. Menos mal que te tengo a mi lado, María. Así me entiendo mejor. Me conozco mejor. Vivo más feliz. Por más que las tinieblas parezcan cerrarse alrededor, hay una posibilidad. Una puerta estrecha por donde trato de pasar. ¿Qué puedo hacer para ver la luz interior? Miro a mi alrededor. Veo la gente amiga y querida. Esta familia mía que me integra. El tiempo pasado del que arduamente trato de brotar. La luz va llegando. Ya viene el sol. Serán otros tantos pasos que daré hasta volver aquí. Mendoza me espera. Siempre estuvo allí. Está donde yo estoy. Nunca dejé mi tierra natal. Solamente me aparté un poco. Pero estoy siempre por ahí. Nunca podría dejar tus veredas, tus montañas. Son como yo. Junto letras. Junto palabras. Y así me voy juntando. Hojas se juntan, se dispersan. Así me junto y me disperso. Creo un espacio alrededor mío. Los libros que leo y lo que escribo. El mundo que hago al leer escribir. No me falta nada si me tengo.

quarta-feira, 1 de agosto de 2018

Max Weber: ciencia y valores - libro en PDF

Este libro es una reelaboración de la tesis de doctorado en sociología que defendí en la Universidade de São Paulo en el año 1993.

Fue publicada en portugués por la editora Cortez, de São Paulo.

La versión en español fue publicada por Homo Sapiens Ediciones (Buenos Aires).

Creo que puede seguir inspirando a un pensar, sentir y vivir más integrado, más coherente, más honesto.

https://drive.google.com/file/d/0B4KS2GvQoLgHb0RRcmhSdXpFcXgxVTRfVXFaVFl5N04yanZn/view?usp=sharing