También volvió mi
río interior. Una sensación de estar fuera de lugar, o de no tener
un lugar, o de estar en el lugar equivocado. Como si nada estuviera
bien. O las cosas no fueran como deberían ser. Es tu naturaleza,
decía mi madre. Es tu naturaleza. Ella decía esto muchas veces. Y
yo escucho hoy estas palabras de mi madre, a través del tiempo. Ella
está más cerca. Escribo para tener un lugar donde vivir, como decía
Anaïs Nin. Escribo como se crea un país, un ambiente. Un lugar
donde uno pueda respirar, donde uno pueda ser. ¿Dónde
debería estar? ¿Cómo
debería ser? ¿Cómo podría
llegar a ser? Mientras me hago estas preguntas, viene a mí la suma
de mis días. La unidad completa de mi vida. Mis raíces. Las ramas y
las flores. Los frutos que el tiempo ha ido dando, y los que dará.
Unas ganas de llorar no sabes bien por qué. No es que me acuerde de
algo malo o doloroso, no. Es solamente el agua interna que viene.
Viene el agua y la dejo llegar. Es como si quisiera decirme cosas. Y
me las dice.
O sonho de todo escritor, mesmo menino, ou, sobre tudo, menino, é o de escrever. Escrever num jornal. Ter seu próprio jornal. Engatinhando ainda nas ferramentas e no layout dste blog, aqui está a minha tentativa.
sábado, 30 de maio de 2015
quarta-feira, 20 de maio de 2015
Aprendiendo
Un día que comienzas a querer reconstuir, como tantas otras
veces, momento a momento. No necesariamente en secuencia cronológica. De algún
modo, con el afán de retener algo que la marcha del tiempo fue dejando en tu
memoria.
De mañana, en el gimnasio, darme cuenta de que hay ciertos recuerdos
sobre los cuales no vale la pena detenerse.
O mejor, cuando viene esa memoria, focalizarla desde el lado de
acá. O sea, concretamente: ¿qué
fué lo que aprendí con la dictadura?
No qué es lo que la dictadura me enseñó.
No. La dictadura no me enseñó nada. Pero yo aprendí muchas cosas en virtud del
exilio al que me vi obligado. Descubrí que yo podía sobrevivir en el extranjero,
yo pude estudiar, yo pude conseguir trabajo, etc.
Enfatizar el aprendizaje, no la
situación de sufrimiento en la cual el aprendizaje se realizó. Y aún cuando
viene el dolor del recuerdo, pensar que en esa situación difícil, yo fui capaz
de sobrevivir. El día fue yendo, y las veredas, la vuelta a la casa de mi
padre.
De tarde, encontrar algunos vecinos amigos. Conversar con ellos. Escucharlos.
Ellos también tienen su propia historia. Dejar que la vida me vaya diciendo cosas a su
modo. Un modo tenue, intangible, pero muy real.
domingo, 17 de maio de 2015
Hacia mí
A veces es
necesario refluir un poco hacia uno mismo. Verse en perspectiva. Juntar los
momentos y los actos del día. Las flores y las plantas vistas. Las
conversaciones y los sentimientos. Las idas y venidas. Los desencuentros y
reencuentros. Un momento para uno mismo. Un momento para mí. Ahora esta hoja.
Ahora esto. Ahora este instante en el que mi dirección es hacia mi propio yo.
Mi propio ser. Este ser que escribe estas cosas. Ya no mirando hacia afuera, ya
no tratando de satisfacer expectativas de los demás, sino estar para mí mismo.
Hoy estoy para mí, solamente para mí. Recordar los momentos pasados. Lo que
hice durante el día se va enhebrando como un collar. Un rosario. Voy teniéndome
de vuelta en este mismo acto. Me junto ahora. Junto mis pedazos, los pedazos de
mí que se fueron yendo durante el día, en las vanas tentativas de atender a los
demás. Mejor me atiendo a mí mismo. Esto lo puedo hacer. Lo necesito. Es para
mí. La dirección contraria. Hacia adentro, hacia mi fuente interior. Hacia el
ser que soy.
sexta-feira, 15 de maio de 2015
Juntando
A veces el sueño se aparta un poco. Entonces la mente sale a
pasear. Uno sale a pasear, la mente, el corazón, el ser que uno es, se va a dar
unas vueltas por ahí. A andar por el mundo. Juntando pedazos. Sentimientos.
Gentes y lugares. Orando. Soñando despierto con las cosas que amo. Los libros,
los cuadros, los paisajes, los proyectos, los viajes, los encuentros con personas
queridas en distintos lugares. Misiones. En estos momentos de vigilia, visito
la estructura del tejido en el que vivo. El tejido que se ha ido haciendo y se
sigue haciendo con mis pasos. Los artículos que me gustaría escribir (y que tal
vez nunca escriba) para una revista de sociología y una revista de ciencias de
la religión. Reúno y recompongo la presencia real de las personas y las cosas
que componen mi mundo. El Padre José Comblin y el camino de Jesús. La Terapia
Comunitaria Integrativa. Los libros que escribo y los que leo. Los cuadros que
pinto, pinté y pintaré. Vivir en Dios. Ser palabra. Rehago mis caminos. Los
lugares por donde anduve. Las cosas que ví. Lo que sentí. Mis sueños. La
inmortalidad por el arte, la oración y el amor. Todo lo que soy, lo que voy
siendo. En estas horas en las que el sueño se aparta, veo y vivo el sueño real en
el que vivo.
quarta-feira, 13 de maio de 2015
Volviendo
Dejar que las palabras vayan bajando a la hoja. Como tantas
otras veces, que ya parece un ritual.Volver a la fuente. El manantial. Beber del propio pozo. ¿Qué
diría? ¿Qué
podría llegar a decir? ¿Qué diría que me contuviera, si esto del escribir se ha venido
haciendo cada vez más una auto-construcción contínua. Un hacer el mundo en el que vivo. Un hacerme a cada día,
cada instante, en todos los momentos. No tan así, no siempre así, pero mucho
así. Un dejar que la palabra venga a decir cosas. Ser palabra.
Dejarte palabra venir. Soltar las reglas gramaticales y las normas del habla
correcta.
¡Qué importan tantas reglas y normas, si no siempre nos
conseguimos comunicar, de tan atenidos a ellas!
De repente permitir que la vida te diga cosas. Como cuando
andás por las veredas de Mendoza, después de tantos años, y es como si nunca te
hubieras ido.
Ves los rostros de tantas personas que te han ido dando la
bienvenida a su modo, simple y sinceramente.
Y es como si nunca me hubiera ido. Como si nadie se hubiera
ido. Como si aquél sueño de muchos y muchas, se hubiera realizado.
¿Y no será que se está realizando? No quiero nunca contarme
entre el número de los escépticos, aquellos que se contentan en criticar todo y
a todos.
Prefiero seguir manteniendo la esperanza y la fe, que muchas
veces son una llama pequeñita, pero sin ella, sin ellas, esperanza y fe, no hay
vida. ¡Viva
entonces, vida! ¡Viva, vida!
quinta-feira, 7 de maio de 2015
Construyendo
Escribir es muchas cosas. Es una forma de pasar el tiempo. Y
también es una manera de ir juntando. Juntando personas y lugares. Juntando sentimientos
que el tiempo pudo haber dispersado o dejado más lejos. Los trae más cerca. Me
trae más cerca. Me parece que escribr es también como tejer. Es ir unificando
el vivir y la totalidad. Mi vida y todas las vidas. Mi historia y las historias
de gente que se ha ido mostrando como unida a mi propia historia. La vida va
mostrando su discontinuidad cuando escribo. Las cosas dejan de ser lo que parecen,
y se muestran como son: cambiantes, misteriosas.
Hoy o ayer, u hoy y ayer, veía
un aguaribay por la ventana. Sus hojas ondeando contra el cielo. Era un movimiento
casi inmóvil. Un movimiento apenas perceptible. Personas que he visto ya varias
veces o algunas veces, empiezan a consolidar su fisonomía en mi memoria. Dejan
de ser algo distante o accidental, y pasan a fomar parte de la substancia del
mundo. Pasan a formar parte de mi mundo, de alguna manera. Así voy consolidando
el mundo en el que vivo.
Entonces muchas veces ando por ahí, paso por una calle
o por una esquina, o voy al mercadito o al supermercado o a la verdulería o a
la terminal o a los aeropuertos, y todo eso ya es mío. Todo eso ya se ha ido
consolidando como parte de mi mundo. Es como si fuera juntando todo lo que está
a mi alrededor, y unificándolo con mi percepción y experiencia.
Y lo que voy viviendo
y aprendiendo, o experimentando y compartiendo, se va mostrando con una
característica de unidad. Deja de ser algo fragmentado o roto, separado o disociado,
y pasa a ser una unidad. Se me ocurre que
el hornero debe hacer algo así cuando construye su casita. Yo voy construyendo
mi estar en el mundo, mi propio ser en el mundo, al escribir.
terça-feira, 5 de maio de 2015
Inclusión
La violentísima
represión policial contra los colegas docentes de Paraná (Brasil)
la semana pasada, tuvo la virtud de traerme de vuelta aspectos
importantes de mi identidad. Mi historia, mis memorias como joven
estudiante resistiendo a la dictadura de Onganía. Todo es como un
rompecabezas que se va armando y desarmando. Armando y desarmando. A
veces tengo la visión de la vida como una realidad física. Un
tejido como de cubos o de hilos que se ordenan y desordenan. Se
desordenan y vuelve a ordenarse. Esto me da un descanso bárbaro, ya
que dejo de pensar tanto y de interpretar. Simplemente veo, y este
ver está asociado a una comprensión integrada. Es diferente de la
comprensón intelectual, ya que incluye a los sentimientos. Es una
comprensión integrada. Probablemente esto tenga que ver con el hecho
de que estoy en Mendoza, y el otoño es una invitación a una
inclusión en un mundo más amplio, de belleza y armonía. A veces me
sorprendo en algunos debates internos sin futuro: a favor o contra el
gobierno. Todo eso está tan lejos. Todo eso está tan en las manos
de intereses corporativos sobre los cuales no tengo el menor poder de
intervención. Pero el mundo más cercano, ese mundo interno y a mi
alrededor, que se ha ido llenando de gente en los últimos tiempos,
ese es mi mundo. Ese es mi lugar.
domingo, 3 de maio de 2015
O massacre dos professores no Paraná e a Terapia Comunitária Integrativa
Várias entidades --como a OAB, Anistia Internacional, ENSP-Fiocruz, ABRASCO, entre outras-- tem se manifestado repudiando o feroz massacre praticado pelo governo de José Richa, do Paraná, contra os docentes que reclamavam pacificamente pelos seus direitos.
Este fato me remontou ao começo da minha vida política. Iniciei-me nas manifestações de rua com 13 anos, em 1966. Resistindo a uma ditadura que afastou da presidência da República Argentina o Dr. Arturo Uberto Illia, um médico decente, correto.
Passaram-se anos de atropelo às liberdades individuais. Tortura, assassinato de operários e estudantes. Hoje, na minha idade, a esta altura de mim mesmo, julgo que estaria traindo aquele jovem que saía à rua em favor da justiça e da liberdade, se me calasse diante do que soube que aconteceu no Paraná. Esses colegas, essas colegas, não me são indiferentes.
Eu me pergunto se nós, terapeutas comunitários-as, não temos algo a dizer a este país que está cada vez mais dividido entre os que se preocupam com o próximo, e os que praticam o egoísmo individualista. Ou a TCI seria apenas um passatempo, algo para certas ocasiões?
Eu comecei a me recuperar como pessoa, das sequelas que uma outra ditadura na Argentina, a do carrasco Videla, deixara em mim, nas rodas da TCI no bairro dos Ambulantes, em João Pessoa. Foi no meio dessa gente simples unida às docentes da UFPB e estudantes, que fui recuperando a noção de mim mesmo. A noção da pessoa que sou.
Passaram-se muitos anos. E cada vez que eu participava de um encontro de TCI, ia voltando mais e mais a ser quem sou. É por isto, que me sinto a vontade de me dirigir a vocês, colegas da TCI de todo o Brasil, pensando em dialogar abertamente sobre a gravidade do momento que o país enfrenta.
Silenciar diante das atrocidades praticadas contra os docentes do Paraná, nos tornaria cúmplices, por omissão, de algo que lembra as práticas da polícia da ditadura. Posso dizer a vocês, com a mão no coração, que isto, na minha opinião, não pode nem deve ficar impune.
Não poso esquecer que foi a omissão de muita gente de bem, que, por medo, calava, que as ditaduras que me tocou sobreviver, fizeram o que fizeram. Milhares de mortos e desaparecidos. No Paraná, foram 200 feridos. O que vamos esperar? Que venham por nós? É melhor que nos encontrem de pé.
Este fato me remontou ao começo da minha vida política. Iniciei-me nas manifestações de rua com 13 anos, em 1966. Resistindo a uma ditadura que afastou da presidência da República Argentina o Dr. Arturo Uberto Illia, um médico decente, correto.
Passaram-se anos de atropelo às liberdades individuais. Tortura, assassinato de operários e estudantes. Hoje, na minha idade, a esta altura de mim mesmo, julgo que estaria traindo aquele jovem que saía à rua em favor da justiça e da liberdade, se me calasse diante do que soube que aconteceu no Paraná. Esses colegas, essas colegas, não me são indiferentes.
Eu me pergunto se nós, terapeutas comunitários-as, não temos algo a dizer a este país que está cada vez mais dividido entre os que se preocupam com o próximo, e os que praticam o egoísmo individualista. Ou a TCI seria apenas um passatempo, algo para certas ocasiões?
Eu comecei a me recuperar como pessoa, das sequelas que uma outra ditadura na Argentina, a do carrasco Videla, deixara em mim, nas rodas da TCI no bairro dos Ambulantes, em João Pessoa. Foi no meio dessa gente simples unida às docentes da UFPB e estudantes, que fui recuperando a noção de mim mesmo. A noção da pessoa que sou.
Passaram-se muitos anos. E cada vez que eu participava de um encontro de TCI, ia voltando mais e mais a ser quem sou. É por isto, que me sinto a vontade de me dirigir a vocês, colegas da TCI de todo o Brasil, pensando em dialogar abertamente sobre a gravidade do momento que o país enfrenta.
Silenciar diante das atrocidades praticadas contra os docentes do Paraná, nos tornaria cúmplices, por omissão, de algo que lembra as práticas da polícia da ditadura. Posso dizer a vocês, com a mão no coração, que isto, na minha opinião, não pode nem deve ficar impune.
Não poso esquecer que foi a omissão de muita gente de bem, que, por medo, calava, que as ditaduras que me tocou sobreviver, fizeram o que fizeram. Milhares de mortos e desaparecidos. No Paraná, foram 200 feridos. O que vamos esperar? Que venham por nós? É melhor que nos encontrem de pé.
Assinar:
Postagens (Atom)