En un intento por desbolsonearme, fui a dar una vuelta por
la beira-mar. Los barquitos en Manaíra. Ese mundo de gente yendo y viniendo. La
avenida Ruy Carneiro. Recuerdos de tantas veces que ya anduve por allí. Pero la
mente vuelve sobre lo mismo. Y no dejo de pensar, ya de vuelta a casa, cómo
puede ser que haya gente que odia la vida. Es todo lo que tenemos. Cada ser
humano es una suma de actos de cuidado, de luchas vencidas contra todo lo que
nos amenaza. Entonces este instante es muy valioso. Es un resúmen de todos mis
caminos. Cada lugar, cada encuentro y desencuentro, todo lo que ha sido y sigue
siendo este esfuerzo cotidiano por seguir dándole sentido al estar aquí. Todo
aquí, ahora. Aún estas letras que como al descuido voy dejando caer sobre la
hoja ahora que ya es de noche. Los libros y las hojas que me acompañan. Es como
una maletita de juegos con la cual voy de aquí para allá. Puede ser que lea y
escriba y dibuje, o no. No importa. Importa la compañía.
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