Un país es un lugar muy pequeño. Lo recordé esta mañana,
mientras guardaba mis libros en la maleta. Esta sensación me tranquilizó. Un
lugar muy pequeño. Cuando yo era chico vivía allí, y ahora vuelvo a habitar ese
lugar. Me tranquiliza saber y sentir esto porque este lugar es inviolable, no
puede ser destruido ni invadido, nadie puede entrar allí sin ser invitado. Que
este recuerdo haya vuelto al estar yo guardando mis libros, es significativo. Siempre
asocié la noción de país a la lectura, los libros. Podía no haber otras cosas,
pero que no faltaran libros. Jorge Luis Borges y Machado de Assis, Lya Luft y
Cecília Meireles, Anaïs Nin y Ray Bradbury, García Márquez y Julio Cortázar,
todo me confirma esta territorialidad. Libros son colores, yo soy libros y
colores. Van Gogh, el sol. Me sumerjo en este espacio creativo y sé que soy
invulnerable. Aquí está todo lo que amo, aquello que no muere.
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