sábado, 15 de agosto de 2009

Vivo en una casa abandonada

--Vivo en una casa abandonada.

--¿Cómo así?

--Así como te digo.

--¿En serio?

--Seguro

--¿Y no te miedo?

--A mí no, ¿y a vos?

--A mí tampoco, yo no vivo en una casa abandonada. Pero contame, cómo es eso. ¿Y no tenés miedo de que venga la policía o entre alguien?

--Tengo los miedos normales, ¿te das cuenta?

--Más vale, me imagino. Yo no tendría coraje de vivir en una casa abandonada.

--Pero yo sí. En realidad, no está abandonada, vivo yo, ¿te das cuenta?

--Yo sí, ¿y vos?

--Yo no, quiero decir, sí, o no, no sé, ya no sé lo que digo.

--Decías que vivías en una casa abandonada, después te corregiste, dijiste que no, que no está abandonada, que vivís solo. ¿Por qué no empezaste por ahí?

--Quería crear suspenso, si lo decía de una vez, perdía la gracia, ¿no te parece?

--Y alo creo, de todos modos, no le veo la gracia a vivir solo en una casa.

--¿Y en cuántas casas querrías vivir? ¿No te parece bien vivir en una sola casa?

--Ya venís vos de nuevo. No me parece mal que vivas solo en una casa, pero eso no quiere decir que debas vivir en muchas casa, no sé, ya me confundiste, no sé más lo ue digo.

--Estas igual que yo, entonces. ¿No?

--Yo creo que sí, ¿no?

--Sí, ¿no?

--No sé si sí o si no, no sé si me explico, no sé si me entendés, no sé si soy claro, ya no sé más nada.

--Ni yo. Los lectores y lectoras vana pedir que les devuelvan la plata, que este artículo no lleva a nada.

--¿Y a dónde querrías o querrían que llevase?

--Qué se yo, a algún lugar, alguna conclusión, no sé.

--Ni yo. La única conclusión que se me ocurre, es terminar de una vez de escribir estas cosas e irme a dar una vuelta por ahí, que el sol está lindo. ¿No te parece?

--A mí, sí, ¿y a vos?

--Ah, no, ¿vas a empezar de nuevo? Me voy

--Yo también, chau

--Chau, no sé si me explico. Nos vemos, que te vaya bien, que te pise un tren y que te deje chato como a una sartén, ¿te das cuenta?

--Seguro, más vale, y esas cosas que se dicen cuando no hay nada que decir. Chau.

Yo no existo.

Soy un cuento de Cronin
Una frase de Borges
Un poema de Castañeda.
Un sentir de Pessoa.
Un chiste de Cortázar.

Un escritor
Escribe
El script (roteiro) de su vida

22/11/2009

Diálogo sobre libros

¿Quién no soñó, alguna vez, con hacer un inventario completo de su vida?

--Poner en un papel, por completo, todo lo que vio, lo que soñó, lo que pensó, lo que leyó, lo que sintió, lo que quiso, lo que hizo y lo que dejó de hacer. Parece una locura, y talvez lo sea, pero eso no es motivo para que no se lo pueda intentar. Por algún lugar hay que comenzar, ¿no te parece? Empecemos entonces con los libros. Una lista de todo lo que leíste, desde pequeño, cuando tu mamá te daba aquellos libritos de Pepe Bolsillito, o las Cartas a Gente Menuda, o la Señora del Espino Blanco, o el Arca de Noé. ¿Não é?

--Pero ya te pasaste al portugués, che, no puede ser. Por qué no puede ser, qué hay de malo en eso, si el portuñol es cada vez más escrito y hablado por esta parte del mundo.

--Bueno, no perdamos tiempo con eso y vamos al grano

--¿Cómo al grano, no era a los libros?

--Eso, sí, los libros, ¿quién empieza? ¿Vos o yo?

--Empecemos juntos.

--No, no vale.

--¿Por qué no vale?

--Porque no hemos leído el primer libro juntos, o no fue el mismo libro el que ambos leímos primero, ¿no te parece?

--A mí no me parece nada, creo que hay que empezar y listo. Bueno, ¡vá!

--Fahrenheit 451, de Ray Bradbury.

--No vale.

--¿Por qué no vale?

--No sé por qué pero no vale.

--Crónicas Marcianas, de Ray Bradbury también.

--No, no vale tampoco.

--¿Cómo que no vale? ¿Nada de lo que digo vale?

--Vale, sí, oh, si vale.

--Pero cómo, si no me dejás decir ningún libro que ya venís con que no vale. Empezá vos, entonces.

--La Dama del Espino Blanco.
--No vale, ya lo dijiste al principio de esta charla.

--¿Y qué tiene?

--No sé que tiene, pero no vale. Qué van a decir los lectores y lectoras, que somos un par de locos.

--No van a estar lejos de la verdad.

--En cuanto a vos, no dudo, pero no me metas en eso. Bueno, mirá, me voy a ver cómo va la sopa, que se me va a quemar. Llama Marta al portón y la tengo que atender.

--Pero no me dejés así colgado, me das una tarea y te vas.

--La seguimos más tarde o mañana, no te enojes.

--Dale.

segunda-feira, 10 de agosto de 2009

Memórias 1977-2009

Cuando me fui a vivir a São Paulo, me fui a vivir con mi hermano Arturo, que vivia en un departamentito, una kitchinette, en la calle Herculano de Freitas, cerca de la Praça 14 Bis, en las proximidades de la Avenida 9 de julho. Me parecia extraño a mi, avenida 9 de julho en São Paulo, en Brasil, ya que la 9 de julio es una avenida de Buenos Aires, en recordación de la independencia argentina, y estábamos en Brasil, 1977. Rodando, rodando, llegar a ese lugar, donde se subía por una escalera estrecha, todo era estrecho. No me quejo, fue el mejor lugar donde podría haber ido en aquellos años. Mi hermano Leo vivía en Niteroi con Blanca, mi otra cuñada, y yo estaba allí, de mala y cuia, como se dice aquí, en el kitchinette de mi hermano. Miraba para abajo y veía árboles inmensos. Todo era inmenso, diferente. La lengua que la gente hablaba, no entendía mucho, pero me gustaba la musiquita, el jeito con que las personas se comunicaban. Me acuerdo una vez que fui a un supermercado con mi mamá, Gita, y Verónica, que entonces era la mujer de Arturo. Yo casi no conocía lo que era un supermercado. En Mendoza había uno, el Persian, al que fui una vez a ver la escalera mecánica que habían inaugurado. Esto era por los años 60, antes de la facultad. Antes de tantas cosas. ¡Cómo pasó el tiempo! Ahora oigo el ruido del vecino que ignora sus vecinos, ya que tiene un taller mecánico en plena área residencial. Paró. Menos mal. Me recuerda que he vivido en general en barrios no muy de clase alta o de clase media alta, más bien al contrario, en partes pobres o de clase media en barrios de clase más elevada. En la calle Clark, en Mendoza, en el Carril Sarmiento, en los distintos muquifos por donde peregriné desde que salí del apto. de Arturo hasta llegar a esta casa donde los ómnibus pasan y el mecánico hace ruido. Lugares en Rio de Janeiro, en la Siquiera Campos, ¿te acordás? ¿Cómo te vas a acordar si nunca estuviste allá?. Lugares en la praça Marechal Deodoro, con tiros a la noche y marginales, lugar en la Fradique Coitunho, con aquellas montoneras delincuentes que te pusieron en la calle. Lugares en Ceará, Fortaleza, Caucaia, Cumbuco. João Pessoa, São Paulo, Rio de Janeiro, Fortaleza, Buenos Aires, Godoy Cruz. Córdoba, Chile, Chilecito, los nombres se mezclaban. Santiago de Compostela, Madrid, Marbella, Magallanes. María, no es un lugar, es un ser, un ser especial, una persona física que conocí en 1990 quando comecei a dar aulas na UFPB, no Depto. de Ciencias Sociais. Descobrimos ser um só, não dois mas um só, te das conta? Podes compreender isto? Se amas, sabes. Senão, paciência, um dia chegará para ti esta experiência, ou não. Ninguém sabe. Mas o que queria te dizer é que voltas e voltas, a pessoa roda, vai e vem, e alcança um porto seguro, uma hora, aporta, como o barco chegando ao cais. E eu te agradeço teres chegado até aqui comigo, na leitura destas memórias que se começam a escrever e a partilhar neste dia dez de agosto de 2009. Boa tarde e até breve, se Deus quiser.

Lecturas

--Me gustan los cuentos de Poe y de Lovecraft, los poemas de Borges y Cortázar, Pessoa y Bécquer, ¿y a vos?
--Y a mí ¿qué?
--Si te gustan los poemas de Borges y Cortázar, los cuentos de Poe y de Lovecraft, la poesía de Bécquer.
--Depende, para empezar, no sabía que Cortázar escribía poemas, por lo tanto no sé si me gustan, ya que no los leí. De más a más (que tal la expresión, ¿te gustó?) los cuentos de Poe y de Lovecraft son insuperables, si es que tal cosa se puede decir de obras de arte ya que, como se sabe, las obrasde arte no son superables unas a las otras, o unas por las otras, por mejores que puedan ser o de hecho sean. Lo que quiero decir, en este caso, es que tanto los cuentos de Poe y Lovecraft, como los poemas de Bécquer y Cortázar, así como los de Fernando Pessoa, son de lo mejor, inolvidables, siempre serán leídos y seguirán despertando el interés de lectores y lectoras por todos los tiempos de los tiempos. No sé si soy claro.
--Bueno, estoy de acuerdo, pero ¿por qué tenías que darle tantas vueltas a la cosa? ¿No bastaba decir que concordabas conmigo? Habría sido mucho más fácil y los lectores y yo, que escribo estas líneas a la tarde de este día de agosto, nos habríamos ahorrado todo ese laberinto.
--Laberinto distinto, decía mi tía Raquel
--Y ¿qué tiene que ver tu tía Raquel con literatura o poesía?
--Que a ella también le gustaba leer, ¿o no le podía gustar leer, a la pobre?
--Puede leer quien quiera, quien tenga ojos o le guste, no hay problema.
--Menos mal
--¿Menos mal qué?
--Ah, no, ¿ya vas a empezar de nuevo? Me gustan los cuentos de Poe y de Lovecraft.
--Me voy, me cansé, y supongo (o hasta espero) que los lectores y lectoras también. ¿Te creés que uno no tiene nada que hacer?
--¿Como ser?
--Como ser leer cuentos o poemas, o libros o relatos, para pasar el rato, sin necesidad de tener que escuchar o leer cosas como las que acabamos de leer.
--Puede ser. Te dejo la inquietud.

Las nubes

Cuando era chico me gustaba mirar las nubes. Todavía me gusta, aunque ya no soy chico. Me gustaba verlas, como aún, en el cielo, lugar donde acostumbran estar. Cambiando sus formas y colores. Antes, me gustaba verlas cambiar de formas y tamaños, como a tanta gente le gusta, imaginar que se parecen a un caballo, a un avestruz, a una mujer que mira, a un sol. Ahora, me gusta verlas nomás, sintiéndolas protectoras de la vida y de la tierra, de mí y del mundo de que formo parte. Ya no soy niño, pero me siguen gustando las nubes. ¿Y a vos, te gustan las nubes?