sexta-feira, 31 de agosto de 2012

Componiendo

A veces en medio de la noche, por no tener otra cosa que hacer, te pones a escribir. Vas viendo una letra al lado de la otra, formando palabras. Las palabras van formando frases, y vas viendo lo que va viniendo. Y ves las flores de Jacumã la tarde del otro día, las primaveras rojas al lado de camino socavado por la lluvia. La posada donde se hará el congreso de la Terapia Comunitaria. Los paisajes al lado del camino de ida y de vuelta a/de João Pessoa. El mar, ese antiguo ser. Las barrancas, el oleaje. Las librerías, el shopping center. La calles de la ciudad, ese tejido mágico donde tantas veces te internas, y vas, y vienes, das vueltas, como tanta gente, en ese tejido misterioso. Los árboles de las calles del barrio. El flamboyant. Tus meditaciones diarias. El templo interior, el lugar donde reside Dios, en tu ser más profundo, el tejido del mundo. Esto tan extraordinario que no deja de sorprenderte nunca, el estar vivo, el respirar, el ver, el estar presente, el estar, el ser, el amar, todo esto que es la vida. Los recuerdos que anidan en tu alma. Tu alegría, que explota en cualquier momento y lugar. Tanta belleza alrededor. Los seres amados que evocas una y otra vez, a lo largo de los días.

sábado, 25 de agosto de 2012

Comungando

Hay unas veces en que me gustaría poder llegar a decir algunas cosas. Reparen todo el circunloquio que hice para decir algo tan simple. Esta mañana pensaba que sería lindo que la muerte no me sorprendiera vacío y solo, sin haber hecho lo suficiente. La verdad es que sería más lindo todavía, que la muerte no me sorprendiera. Pero esto sería, en verdad, verdaderamente sorprendente. Pensaba que sería bueno que uno no fuera tan exigente consigo mismo. Voy a ver si consigo explicarme. No exigirse demasiado. No exigirse perfección, lo imposible. Vivir es la prueba de que uno venció todas las batallas hasta ahora. ¿Por qué pensar que uno tendría que exigirse aún más, si llegar hasta aquí no fue (y no fue mismo) fácil, pero lo hicimos? Esto es lo que se llama resiliencia. ¿Qué tantas obligaciones tendríamos, si lo principal lo hicimos y lo seguimos haciendo? Uno puede haber recibido un tesoro invalorable, y no haberse dado del todo cuenta de ello. Puede uno haber llegado a tener la gracia, o la suerte (todas las palabras tienen alguna adecuación mayor o menor) de tener a su lado una persona amorosa, con la cual permanentemente expandimos el sentido de estar vivos. Y esto, que es ya de por si algo extraordinario y buenísimo, pues la felicidad se hizo nuestra compañera, se nos va revelando en su plenitud de a poco, como una flor que se va abriendo de a poquito, un poco más todos los días. Hoy pensaba en Dios, cosa que me viene ocurriendo con frecuencia desde que era muy chico. Y pensaba que el pensar en Dios, el estar con Dios, ha venido siendo cosas al mismo tiempo diferentes, e iguales o parecidas a lo largo del tiempo. Pero orar y amar, amar la belleza, vivir en comunión con lo existente, servir, disfrutar la vida, poetizar, prestar atención a la vida, a la gente, a las cosas, se vienen tornando cada vez más, las formas más frecuentes como estoy con Dios, o en Dios.

quinta-feira, 16 de agosto de 2012

Cerca y lejos (mis hijos y yo)

A veces uno mira demasiado lejos, sin ver que es en el círculo más próximo, que algo no está siendo como debería. No creo que esto sea desconocido de quien pueda estar leyendo estas líneas. Hoy me pasó que desde temprano, tuve una alegría muy grande. ¿Qué es lo que había pasado? Me había reencontrado con mis hijos e hijas, más allá de cosas ajenas a ellos y a mí, que nos habían como que extrañado, durante demasiado tiempo. Algo tan simple, en el círculo más próximo, era un malestar dentro de mí, que yo no sabía cómo resolver. No me daba cuenta de que ese extrañamiento afectaba la totalidad de mi vida. Hoy veía mejor, estaba espontáneo y feliz. Me encontré con mis amigos y con el mundo, con la gente en la calle, con la vida, como si hubiera renacido. Y había renacido, de hecho. Una paz tan grande estaba conmigo, o en mí, no sé cuál es la expresión correcta. El dia fue pasando, ya es de noche, y ahora miro para lo ocurrido, y no puedo menos que reflexionar. Cómo es importante uno ser la persona que es. Uno ser uno mismo. Yo no puedo ser otra persona, y sin embargo, había dejado que padrones extraños de comportamiento, me distanciaran de mis hijos e hijas. Esta vez estuve con ellos y ellas en Mendoza, sin juzgamientos, sin censura o críticas. Pude dejarme tocar por sus presencias. Dejé que mis hijos e hijas se conectaran conmigo y yo con ellos-as, sin nada en el medio. Y esta alegría enorme que siento, viene de dos fuentes, que son una sola. Ser uno mismo, ser la persona que cada uno de nosotros es, sin dejar que valores externos nos aíslen de quienes amamos. Hoy veía los colores. Recuerdo que en un momento me iba a poner una camiseta y ví la etiqueta que tenía en el cuello, del lado interno de la prenda. La ví, como cuando era chico o joven. Me dejé tocar por el brillo del tejido. Algo había cambiado. Estaba tan cerca. Veía los colores, sentía los olores. Tuve una sensación como de inmortalidad. Cuando uno es joven no piensa en la muerte. Vive como si nunca fuera a morir, como si no hubiera muerte. Cómo puede ser tan importante uno no juzgar a los demás. No condenar, para no ser condenado. La vida estaba ahí, siempre había estado. Pero yo no estaba del todo. No estaba tanto como podía estar. Tanto como estoy ahora, cuando reflexiono sobre cosas tan fundamentales, como son la presencia de mis hijos e hijas en mi vida. No adelanta yo despotricar contra el sistema capitalista, y estar preso en sus garras. Yo puedo soltarme de esa prisión, si me dejo tocar por el amor. Y el amor está tan cerca. El sistema puede dejar de existir, puede dejar de haber extrañamiento, si yo dejo, como dejé, como seguiré dejando, que mis hijos e hijas estén tan cerca de mío, dentro de mí. Entonces puedo ser otra vez poderoso, puedo ser otra vez inmortal como cuando era joven o cuando era chico. Si me dejo interpelar por el amor. Si me dejo tocar por las vidas jóvenes de estos cuatro seres que forman parte esencial de mi vida.