domingo, 26 de dezembro de 2010

Amor

Algunas veces he pensado que podría querer escribir alguna cosa sobre el amor. Pero ¿qué podría decir sobre el amor que no hubiera sido ya dicho? ¿Quién podría querer siquiera tentar decir lo que es el amor? Yo solo puedo decir que para mí, es la única cosa que vale la pena en la vida. Es lo que hace que valga la pena estar vivo.

Volver a ser niño

Empieza el día y te preguntas si serás capaz de empezar, de hecho, un nuevo día. O si este día será de alguna manera una especie de repetición o de copia de los días anteriores, o de tus formas anteriores de empezar el día. Los pájaros ya han empezado a cantar, ya te has encontrado con alguien de la casa, y algo te dice que puedes estar, de hecho, teniendo una experiencia virginal, estar empezando, de hecho, un nuevo día. Nuevo tú, nuevo el día. Nuevo tú, y sabes que no importan los años que digas que tienes o los años que hayas creído que viviste. Importa si te has despertado de hecho, con la conciencia de estar otra vez vivo, y este “otra vez” puede estar sugiriendo alguna repetición, otra vez la copia, no sé si me explico. Digo otra vez vivo, pero es en realizad, vivo nomás. ¿Te das cuenta de que estás vivo? ¿Qué sentido tiene estar vivo para ti? ¿Te estás dando la oportunidad de estar viviendo, de hecho, como si fuera la primera vez? Hay algo en ti que debieras visitar con más frecuencia: es tu conciencia de niño, o tus conciencias de niño. Cuando eras niño, tenías ciertas formas de atención, una curiosidad, ciertos sentimientos, que puedes recuperar si lo quieres. Una cierta despreocupación, una espontaneidad, un asombro. Fijate que te digo que puedes volver a ser niño, volver a encarar el mundo y la vida, a ti mismo y a los demás, como si fuera la primera vez. Esto es lo que quiero decir con volver a ser niño. Empezar el día, de hecho, como si fuera un día nuevo, como que lo es, en verdad. Esto significa atención, fluencia, espontaneidad, curiosidad. Dejarte llevar por lo que va viniendo, menos por lo que te propones o esperas, aunque esperes, pues de hecho siempre algo esperamos. Pero puedes esperar sin desesperación. Esperar tranquilo. Ya vas a ir viendo que de a poco, o de una vez, en distintos momentos del día, vives en ese estado de paz, de pureza, de fluencia. Esto es lo que uno puede llamar de “volver a ser niño”.