sábado, 31 de outubro de 2015

Cumpleaños

Me acuerdo en el año de 2014, en el barrio de los Ambulantes, en Mangabeira, João Pessoa, Paraíba. Yo participaba de las primeras reuniones de la Terapia Comunitaria Integrativa. Personas muy humildes, y estudiantes universitarios, docentes de la Universidade Federal da Paraíba. Recuerdo que en los primeros encuentros, todos estábamos medio tímidos. Dificultad de expresión. Pero de a poco, nos íbamos animando. Se celebraban los cumpleaños. Ahora recuerdo esos momentos de confraternización y convivencia con personas del medio popular. Orábamos juntos. Había alegría, que nos iluminaba el rostro. Teníamos, tenemos mucho en común. Hoy celebro mi cumpleaños, y estoy en Mendoza. Muchas personas queridas a mi alrededor, de cerca y de lejos. Y me viene a la memoria este comienzo de mi regreso a mí mismo. Uno se fué de sí mismo, se ausentó del cuerpo, debido al miedo, a la violencia, al rechazo, la indiferencia. Pero uno vuelve, y estoy volviendo. Sigo volviendo. Seguiré volviendo, hasta llegar.  

Superación

¿Cómo lo que hago hoy se inserta en mi historia de vida?

Esta pregunta puede tener al menos, dos tipos de respuesta: una, focalizada directamente en lo que hago hoy como algo que está inserto en mi historia de vida, y otra, que me muestre mi persona como el resultado total de lo que ha sido mi vida hasta hoy. Una y otra están estrechamente relacionadas. Pero ahora me dispongo a mirar el primer tipo de respuesta, que se conecta con lo que hoy estoy haciendo, como algo derivado de las heridas o carencias que he sufrido en mi vida. “Si me he sentido abandonado, tiendo a ser acogedor,” dice Adalberto Barreto. La herida de ayer, cicatrizada, se transforma en competencia sanadora. Si ayer me faltó cariño de mis padres, hoy tiendo a ser afectuoso con las personas en las que veo señales de abandono e indiferencia. Si desde temprano en mi vida me sentí obligado a concordar con imposiciones, para ser aceptado, tiendo a valorizar la libertad y la justicia. Si fui criado en un ambiente sectario y de exclusión, donde la verdad se imponía de arriba abajo, tiendo a valorizar el respeto a las diferencias y la construcción horizontal del conocimiento. Si crecí en un ambiente impregnado de prejuicios contra las personas que tenían poco grado de escolaridad, tiendo a valorizar a quienes son excluídos por su forma de pensar. Si fui fuertemente influenciado por formas de ver el mundo que sobrevalorizaban la inteligencia, en desmedro de la afectividad, tiendo a compensar este desequilibrio, siendo más acogedor. Si creí durante mucho tiempo que yo siempre lo sabía todo, cerrando los oídos a los diferentes y divergentes, hoy me permito bajar la guardia, dejar que la realidad me interpele, del modo como ella se va presentando. “Toda carencia genera una competencia”, enseña Adalberto Barreto. Hago estas lecturas, en el intento de ver realmente y efectivamente, cómo lo que hago hoy, se inserta en mi historia de vida. Así también disminuye el rencor y el resentimiento, por un lado, ya que veo que obtuve beneficios con lo que me hizo sufrir. Crecí, me hice mejor. Esto es importante, para que yo pueda respirar mejor, y no me sienta más víctima, sino vencedor. Por otro lado, también soy capaz de ver cómo lo que hago hoy es una resultante de aquello que me hizo sufrir en el pasado. Hay una relación de complementariedad o completamiento. Puedo así romper el automatismo de las reacciones. Actuar concientemente, lo cual me va liberando de las prisiones comportamentales mecánicas.

quarta-feira, 28 de outubro de 2015

Renaciendo

Hoy a la tarde, me visitó un antiguo sentimiento. Una vieja tristeza. La fragilidad de la vida. Fue, como otras veces, el recuerdo preciso de una época en la que, en Argentina, la vida valía muy poco. No pude menos que acercarme a la ventana, y respirar hondo. Me acordé de palabras de Adalberto Barreto; "Yo no nací para sufrir, pero el sufrimiento me puede hacer crecer, si tengo la humildad para comprender". Recordé también sentimientos y palabras de otras personas. La muerte nos trae la vida. Después de experiencias de proximidad con la muerte, la vida renace con otra calidad. Veía en el cielo, el color de las nubes teñidas de rosa, del atardecer. 

segunda-feira, 26 de outubro de 2015

Escribiendo

A veces uno no tiene nada que hacer, entonces se pone a escribir. Esto me da una sensación de ubicación. 

Mi lugar. Aquí respiro mejor. Me siento bien. Estoy donde debo estar, haciendo lo que debo hacer. Lo que me gusta. 

Aquí voy tomando conciencia de quien soy, y de qué quiero, qué debo hacer, qué me gustaría hacer. 

Tengo una sensación de tierra. Raíces. Firmeza. Me siento formando parte de una red, que me conecta con personas queridas. 

Mi familia. Mis amigos y amigas. Mis sueños. Mis proyectos. Los libros que voy escribiendo, sin fecha de terminación. 

Es un horizonte en movimiento. Las misiones que me caben. Todo está aquí. Reunión. Unidad. Paz.

domingo, 25 de outubro de 2015

Elecciones

Son importantes las elecciones. Sin duda. Pero son importantes también, las elecciones de todos los días. Las que hacemos a todo momento. Yo me siento de alguna manera impulsado a decir que sigo reivindicando la democracia política como una forma de gobierno preferible a cualquier otra, aún con todos sus defectos. Sin embargo, creo que es aún más importante lo que cada uno de nosotros, cada persona, ciudadano o ciudadana, hace todos los días en sí mismo y en su entorno inmediato, para hacer que la vida valga la pena. Me cuento entre el número de quienes valorizan las acciones mínimas, los movimientos pequeños, o no tan pequeños, que hacemos diariamente, en el sentido de hacer más humana la vida. Honrar la vida. Honrar a nosotros mismos. Transformarnos en la persona que en lo más intimo de nuestro ser, somos. Esto es, deshacernos de las máscaras con las que frecuentemente se va opacando nuestra verdadera identidad. Ese juego de reflejos que brilla en lo más recóndito de nuestro corazón, y que hace que seamos esta persona, y no otra. Podría ahora enumerar algunas de las vías o caminos que llevan a esto, al vivir auténtico. Hablaría de la Terapia Comunitaria Integrativa, en cuyo seno vengo recuperando, desde hace ya muchos años, el sentido de vivir. Hablaría de la poesía y la literatura, como formas de recuperación de la vida vivida, no pensada. Hablaría del Evangelio de Jesús Cristo, que no puede ni debe confundirse con las interpretaciones o prescripciones que se producen en el ámbito de las iglesias, dogmas o doctrinas. Podría referirme, y creo que aquí se aúnan todas estas vertientes, al niño interior que nos habita, y que está listo para guiarnos hacia la libertad, pues lo ha venido haciendo a lo largo de toda nuestra vida. Pero prefiero que cada uno, cada una, mire hacia su propio interior y hacia su trayectoria de vida. Allí encontrarán, como encuentro, las fuerzas necesarias para proseguir. Seguir creyendo. Seguir construyendo desde abajo y desde adentro, una vida mejor porque más amorosa y justa.  

sábado, 24 de outubro de 2015

El amor es un lugar

Uno se levanta a la mañana y de pronto ya está aquí. Después del canto de los pájaros en la madrugada. Y ahora el benteveo en la mañana fría. Y el sueño de anoche. Y aquello que es lo que le da sentido a mi vida, y en lo que estoy contenido. Recordar los ojos de ella cuando ríe. Y su rostro. Su mirada. Saber que eso es lo que me da la alegría que tengo. Es la parte que me cabe en este latifundio. Haber podido alcanzar esto, que es lo que tanto quería cuando joven, y lo tengo ahora. Saber que es el lugar donde me puedo entregar confiado. Yo no sé si diría que es una dádiva, un regalo, un milagro. Creo que es todo esto, y algo más. Es un lugar. El amor es un lugar.  

domingo, 18 de outubro de 2015

Presente

Esta tarde me dí cuenta de que el presente no es problema. O más bien que en el presente que me toca vivir, no hay problemas. Los problemas surgen en el pasado o en el futuro. Los problemas, en mi caso, surgen más bien del pasado, de lo que fue, lo que creo que me hicieron. De allí derivan broncas, rabias, rencor. O entonces los proyecto en el futuro: cosas que podrán suceder, cosas que tendré que hacer y no me gustaría tener que hacer, etc. Entonces vienen el miedo, la preocupación, otra vez la bronca. Pero cuando estoy simplemente en el presente, bien situado en el aquí y ahora, está todo bien. Es un tiempo tan fugaz, que es casi como si no existiera. Pero es el tiempo que realmente puedo vivir. Sólo vivo en el presente, y el presente se me presenta en general cuando estoy libre de imposiciones o expectativas. No me obligo ni me siento obligado. No hay presiones para hacer algo, o actuar de una determinada manera. Entonces estoy en un tiempo como parado. Tiempo detenido. Digo que es un tiempo fugaz, pues están los recuerdos, como una niebla o una resonancia, que muchas veces me hace daño. Y también están o pueden estar los miedos de lo que pueda llegar a ocurrir. Entonces el presente se desvanece. No hay más presente. Hay un vacío del que nada puede rescatarme, a no ser el parar, el mero parar. Detenerme. Ahí me engancho otra vez con lo eterno. El estar aquí me salva, me devuelve a mí mismo.

quarta-feira, 14 de outubro de 2015

Ubicación

Como tantas otras veces, al no tener nada que hacer, me pongo a escribir. Y gracias a estos momentos de no tener nada que hacer, algo en mí se va equilibrando. Estos momentos me proporcionan una especie de ajuste. Un encaje. Algo está en su lugar. Son lugares móviles, pero algo se va encajando, en movimiento. Las impresiones del día. Las sensaciones. Todo va ocupando su lugar. Y cuando todo va estando en su lugar, todo es como debe ser. Ya no hay conflicto entre un deber ser que crea una permanente disconformidad con el presente, y esto que está aquí. El presente es lo que debe ser, y es como debe ser. Entonces respiro aliviado. Todo es como debe ser. Todo está en su lugar. A través de este ejercicio de ir escribiendo lo que voy viviendo y lo que voy viendo, lo que voy experimentando, de a poco la vida y el mundo se van haciendo cada vez más míos. Es cada vez más la sensación de ser yo quien está aquí.  

segunda-feira, 12 de outubro de 2015

Ocupación

Ponerse en una hoja, una tarde como esta. Cuando el sol, después de muchos días, reapareció. Y el cumpleaños con el asadito y los vinos. Mendoza cada vez más mía otra vez, o yo otra vez más tuyo, Mendoza, no sé. Lo cierto es que a medida que las letras van formando palabras y la tarde va bajando y la noche como quien no quiere la cosa debe estar esperando su turno. Y uno ya sin ganas de dejar este lugar porque está tan bueno. Sol otra vez. Mendoza. Sol. Mendoza. Sol. Sol. Sol.