sábado, 13 de fevereiro de 2016

Celeste

Esta tarde, unas flores celestes. Jazmines del cielo. Las vi esta mañana, y me están acompañando desde entonces. La reunión del condominio en Chácaras de Carapibus. Dios es un color. ¿Por qué no? Debe ser diferente para cada persona, y aún para una misma persona, tal vez sea diferente en distintos momentos de la vida. Celeste. Cielo. Jazmines del cielo. Paz, amor. Presencia de personas muy queridas, del íntimo del corazón. Pensando en estas cosas, esta tarde vine al cuarto de pintura. Había un cuadro celeste y blanco en la pared. Flores. Pétalos de flores. ¿Podría estar en mejor compañía? Me sentía dentro de una flor. Sensación infantil. Tranquilidad. Paz profunda. Ausencia de todo miedo. Confianza. Seguridad. Hay momentos en que todo es una evocación. Cada cosa evoca otras muchas cosas, como una mandala infinita, concéntrica. Todo está unido. 

segunda-feira, 1 de fevereiro de 2016

Pertenecimiento

Uno de esos momentos en los cuales uno viene a la hoja simplemente para estar aquí y sentirse bien. Disfrutar del placer sin igual, de estar donde uno debe estar. Recordar la caminata por el veredón de la beira mar esta mañana. El mar, esa inmensa superficie reflejando el sol. Los árboles de castañolas. Los hoteles del lado de la ciudad. El canto de los pájaros, ahora que escribo estas cosas. Los sonidos de los edificios alrededor. Los días pasados, como un eco que resuena. Nido. Familia. Afecto. Raíces. La muerte y la amenaza de muerte cambian nuestra perspectiva de vida. Cada pequeña cosa es muy importante. Tal vez, sólo las pequeñas cosas sean las que verdaderamente importan. Por ahí me vienen recuerdos del tiempo en que llegué a São Paulo. Rio de Janeiro. Hacerme un lugar en Brasil. Tanta gente ayudando. Tantas manos extendidas. Tanta solidaridad. De pronto esto es lo que me conviene recordar ahora: tantas manos extendidas. Cada victoria conseguida, es una suma de innumerables gestos y actos de apoyo. Muchos de ellos, de parte de personas muy queridas, en el ámbito familiar. Amigos y amigas. Colegas. La cadena de la vida. Recuerdo mis tiempos de estudiante. Sueños de una Argentina sin hambre, sin violencia, sin dominación. Trabajos que prosiguieron en las generaciones subsecuentes. He encontrado una Argentina que no figura en los diarios, gente que no aparece en la televisión. Gente que tiene historias de vida que me emocionan, me recomponen el orgullo de ser humano. Personas que actúan en la base de la sociedad, y ya aquí, traspasando fronteras. Ya es Uruguay, Bolivia, Venezuela, Chile, Ecuador, Francia. Un vasto mundo de gente que actúa en el sentido de construír y reforzar vínculos solidarios. Encuentro esta gente que me recuerda quién soy, me recuerdan la persona que soy, mi origen, la familia de donde vengo y a la que pertenezco. Por eso vengo a la hoja, aquí está toda esta gente querida. Y también la poesía, la literatura, la pitura y el dibujo, esos espacios comunes, donde no hay separaciones ideológicas ni de clase social. Lugares de encuentro y de rehacernos, reconocernos.