Ayer me alegró
verlo al papa discursando en un barrio pobre de Kenia. No es que me
guste que haya barrios pobres. Pero es que sus palabras y el
sentimiento que transmite, de indignación frente a una injusticia
que se repite pero debería escandalizarnos, me tocó, positivamente.
La marginalidad, la falta de desagues, la falta de agua, la falta de
casa. Tanto que falta a las mayorías, y algunas minorías
acumulando, insensatamente, más de lo que corresponde. Confieso que
me alegra el Papa Francisco, porque es un jefe de estado que se
vuelca hacia la humanidad como un todo, y también hacia la
naturaleza. Justicia y amor. Paz y respeto. Estas son algunas de las
cosas que me recuerda. Insistió en las tres “T”: tierra, techo y
trabajo.
O sonho de todo escritor, mesmo menino, ou, sobre tudo, menino, é o de escrever. Escrever num jornal. Ter seu próprio jornal. Engatinhando ainda nas ferramentas e no layout dste blog, aqui está a minha tentativa.
sábado, 28 de novembro de 2015
domingo, 22 de novembro de 2015
Volviendo
Ayer llegué a
Mendoza una vez más. Otra vez en Mendoza. Y ya a estas horas de la
mañana, cuando el canto de los pájaros. Y las parras brotadas de
verde en esta primavera diferente. Al poner las letras en la hoja,
esa misma vieja sensación de paz y bienestar. Mi lugar. Las montañas
en el camino, no dejan de admirarme. Esas moles de piedra que parecen
(algunas de ellas, son tan diferentes unas de las otras) como moles
de lava que acaba de depositarse sobre la tierra. Las horas de
amansadora en la frontera. Inútil. Absurdo. Burocracia. Un día no
habrá más fronteras ni países. Un solo país, la humanidad.
Santiago de Chile y los jacarandás. Las flores amarillas del lado
chileno de la cordillera. Y ahora ya Mendoza, otra vez Mendoza.
Mendoza, como si nunca me hubiera ido. Y ahora ya las flores
internas. Esas en que te veo, te siento, sé que estás ahí y sos
vos. Lila, violeta, morado, magenta. Esos colores, estos tonos. Y las
acacias amarillas. El camino interno. Yo no necesito negarme para
estar entre ustedes. No necesito negarme para estar aquí. Hay
ajustes, concesiones, necesarios a la convivencia. Pero no en lo
esencial. Adentro, yo. Aquí, yo.
segunda-feira, 16 de novembro de 2015
Quedan las flores
Creía que ya no escribiría. No este día, ya al borde de la
noche. Pero las flores. Y el paseo por la beira-mar. Y el encuentro en familia en
el café Em Cena. Y ya las acacias, que se balanceaban en medio del verde esta
tarde. Me quedé mirándolas mientras pasaba. Debe haber sido un minuto, sumando
el tiempo que les dediqué a la ida, y a la vuelta. Y allí estaban. Amarillas,
como soles, como faroles. Y ahora ya a la noche, tratando de atrapar algunos
instantes de este día que ya está por terminar. Unos momentos de tertulia,
escuchando conversaciones, aunque medio como de lejos. Medio no sé muy bien como.
Y el almuerzo en casa al mediodía. Los tiempos van y vienen. Y de aquí a
algunos días, rumbo a Santiago de Chile. Rumbo a Mendoza. Y los ecos de lo
inexplicable. La masacre de inocentes en Francia. No me lo puedo explicar. Entonces
las acacias, y todas las flores. Las rosas y los claveles. Las glisinas y los
conejitos. Las pasionarias y los corales. Las margaritas y las chinitas. Quedan
las flores. Me dejo llevar por esas figuras bellas, eternas. Siento sus
perfumes. Aún a esta hora, aún aquí. Quedan las flores.
sexta-feira, 13 de novembro de 2015
A formação em Terapia Comunitária Integrativa
Acredito que a partiha do que vamos experimentando com a TCI, faz parte do processo da educação permanente. A formação em TCI é contínua. Não conclui quando obtemos o certificado do fim do curso. Ela se prolonga pela vida afora. Se assim não fosse, estariamos correndo o risco de viver e agir de maneira mecânica, desensibilizada, ausente, indiferente. Por isto, frequentemente recordo as palavras de Adalberto Barreto: como o que faço está inserido na minha história de vida? Isto me repõe no presente com plenitude. Minha história de vida me enraíza nisto que estou fazendo. Esta manhã de sexta-feira, partilhando estas coisas. Faz sentido. Faz muito sentido. Tenho participado de formações em TCI na Paraíba, Mato Grosso, Uruguay, Argentina e Bolívia. E posso dizer que isto é o que mais faz sentido na minha vida. Cada encontro destes me traz mais de volta para mim mesmo. Volto a ser a pessoa que sou. Lembro de quem fui quando jovem e quando criança, lembro da minha vida toda. Volto a ter uma esperança que tive nos anos 1970, quando era estudante de sociologia em Mendoza, Argentina, e íamos para os bairros, ver as pessoas pobres. Tentar encontrar rumos com elas, fazer um país melhor. A TCI me trouxe e me traz de volta para esse mesmo sentimento: que devo continuar com os pobres, com os de baixo, construindo mais humanidade. Vivemos em um mundo em que as pessoas parecem estar correndo sem parar, não se sabe bem para que. Esta pressa nos tira a possibilidade do contato. Perdemos o contato com os demais, e conosco mesmos.
terça-feira, 10 de novembro de 2015
Retomando lecturas
Hace un rato, estuve leyendo,
alternadamente, de Graciliano Ramos, Caetés.
De Gabriel García Márquez, El otoño del
patriarca. Y finalmente, ahora ya de noche, de Mercé Rodoreda, La calle de las camelias. Todos libros
que ya había empezado a leer, y que estaban como se dice, en lista de espera.
Una lista de espera que nunca se sabe cuándo va a avanzar. El caso es que
empecé, esta tarde, con la continuación de Caetés.
Me llamó la atención, como otras veces, que al sumergirme en la lectura, iba
entrando como que en un espacio en el que se iban incluyendo o estaban ya
incluídas, personas y personajes de otros libros del autor, y también gente que
yo he conocido, o que asocio a estos y otros libros. El caso es que a través de
la lectura, me fui introduciendo en un mundo vasto y acogedor, del que formaban
parte mi madre y mi padre, en mis tiempos de niño, ya que ellos siempre me
estimularon a leer, desde muy temprano. También entraba, como dije, en espacios
construídos por Graciliano Ramos en Angústia,
y me alegraba y agradaba verme inclído em esse universo mágico. Me dí cuenta de
que estaba leyendo, como otras veces, sin importarme mucho si entendía o no lo
que estaba escrito. Disfruto de la lectura, como quien saborea algo bello. Algo
que contiene una belleza intrínseca. Me reía cuando encontraba alguna de esas
frases maestras del escritor alagoano. ¡Qué maravilla poder ir hacia estos
mundos de imaginación y sensaciones a los cuales el escrito nos va llevando! Con
García Márqez y El otoño del patriarca,
me sucedió que proseguí la lectura, en una página en la cual proseguía una frase
interminable que ya venía durando varias páginas, y seguiría sin encontrar un
punto, por varias páginas más. Me daba cuenta de que el autor estaba hilvanando
varias formas de relatar, intercaladas, y me alegró estar apreciando esta
maestría, que me llevaba a episodios de la vida de un personaje que se supone
sea Simón Bolívar. Disfruté de esa liberacón de la palabra, que rompe com las
reglas habituales, derramándose en un río narrativo en el que aquí y allí, se
van como formando unidades de sentido, de una manera que ahora no sabría bien
como decir que es. Finalmente, continué leyendo La calle de las camelias, de Mercé Rodoreda. La personaje mujer,
cuenta de sus encuentros con un amante, de manera poética. Es fascinante como
un ejercicio, un juego, pasatiempo, no sé como llamar estas lecturas no
programadas, puede hacerle tanto bien a uno.
segunda-feira, 9 de novembro de 2015
Volviendo
A veces uno se desvía, pero vuelve. Yo creo que de una o de otra manera, al final, acabamos encontrando el camino de vuelta. No ocurre esto de forma automática, pero hay como que una tendencia a que uno vuelva a ser la persona que esencialmente es. Obviamente, hay que querer. Hay que hacer un esfuerzo. Pero lo bueno es que a medida que vamos volviendo a ser la persona que somos, el esfuerzo va siendo cada vez menor. Es como si hubiera una inercia positiva. Una fuerza interior y también exterior, que nos va trayendo de vuelta para que seamos la persona que siempre fuimos. Hoy vi esta urna, y me vinieron ganas de fotografiarla. Ella me recuerda un escrito de Julio Cortázar sobre John Keats, que escribió “Oda para una urna griega”. El Padre José Comblin decía que el mensaje de Jesús es simple, pero que esta simplicidad está para nosotros como la ciudad en la cumbre de la montaña. Nos movemos como si la fuéramos a alcanzar, sabiendo que tal vez nunca lleguemos allá. Hoy pensaba en la simplicidad. Mi madre era apreciadora de lo simple, lo que no tiene ni admite división. Uno ser la persona que es, es más fácil que estar tratando de seguir caminos ajenos. Yo me pasé mucho tiempo convencido de que era otra persona, y no la persona que soy. La alienación intelectualista. La alienación de un cierto espiritualismo divorciado de la vida y de la familia, divorciado de todo lo que existe. Divorciado de la comunidad, de lo que es próximo, de lo que está aquí. Pero así como me distancié de mí mismo hasta casi perderme del todo, y fui volviendo, lo sigo haciendo. Sigo volviendo. Ciertamente que no vuelvo solo. Vuelvo en familia Vuelvo en comunidad. Son mis amigos y amigas, las personas del mundo que me compone por dentro. Este mundo es grande, gracias a Dios. Gente muy valiosa. El mío es un mundo grande y pequeño al mismo tiempo. Es un mundo de lo intangible. Lo que no tiene valor de mercado. El arte, la poesía, la oración, la literatura, son parte de mi mundo. La Terapia Comunitaria Integrativa, sin duda. Tal vez más que todo, pues fue en esa red, donde empecé a reconocerme como lo que soy. Empecé a deshacerme de las falsas ideas sobre mí mismo, dejando de lado el auto-rechazo que había internalizado. Empecé a amarme, a quererme bien. Volvió, va volviendo, una sensación muy buena de paz, de tranquilidad. Fluyendo.
domingo, 8 de novembro de 2015
14 horas em João Pessoa
Tinha chegado essa madrugada, pouco
antes das 02:00 hs da madrugada, e parecia que nunca tivesse ido embora. Isto
lhe chamava a atenção, e o alegrava verdadeiramente. Repassava mentalmente o
que fora essa chegada. O som do avião retumbando na cabine. O anúncio de que já
estava autorizado o pouso no aeroporto Castro Pinto, da capital paraibana. A
descida, no meio à tripulação e aos outros passageiros. A vista do prédio que
já tantas vezes vira. A passagem pelo hall onde esperavam as pessoas que
aguardavam outros passageiros. O taxi que os levara de volta para casa. De
volta para casa. Esta frase ecoava. De volta para casa. A chegada ao prédio,
que lhe era tão familiar. O porteiro da noite, sempre cordial. A subida até o
apartamento que ocupava com a sua esposa e companheira amada. Entrar, a essas
horas da madrugada, na sala, e sentir essa sensação ímpar, que nem o cansaço da
viagem ofuscava. Uma refeição ligeira, e descansar, até que o sol do novo dia o
acordasse. Sentir então essa sensação de estar em casa. Nunca fui embora. Nunca
saí daqui. Nunca estou fora de casa. Vira de novo as paredes e os quadros. As
prateleiras da biblioteca. Os prédios vizinhos. Depois, o café da manhã.
Recapitular a viagem toda. Mendoza, Santiago de Chile, São Paulo. O encontro em
família. Centrado. Serenidade. Unidade interna e externa. Outro almoço em
família. Passarinhos. Pertencimento. Raízes. De volta em casa. Uma
familiaridade ímpar. Andara pela praia de manhã e agora de tarde. Parecia que
nunca fora embora. Nunca estou fora de casa, disse de si para si. Sempre estou
em casa. Olhara o relógio digital nas proximidades do busto de Tamandaré:
passava das 16:00 horas. 14 horas em João Pessoa.
segunda-feira, 2 de novembro de 2015
Literariamente
Esta mañana me
desperté en medio de un sinnúmero de pensamientos divergentes. Lo
literario, en medio de ese torbellino, emergió como un universo
ordenador. Ordenado. Orden. Todo se aquietó, todo estuvo en su
lugar, a partir del momento en que me vi en mis escritos. Ví cómo
en mis escritos, en mis libros, me he ido trayendo de vuelta, y me
sigo trayendo de vuelta. En ese momento, en que me ví y me sentí en
mi mundo, todo estuvo bien. Todo está bien y siempre estará bien,
cuando uno está en su mundo. El día fue yendo, después. Tareas de
casa. Familia. Hacer lo que hay que hacer. Pagar cuentas. Y sin darse
cuenta, en medio de las tareas y los pagos, la vida va yendo. Gente
que uno va encontrando, que también cumple sus tareas y realiza sus
obligaciones. Y en todo este trajín, en medio del movimiento de la
vida, todo se va ajustando. Escritor. Soy un escritor, sobre todo.
Veo el mundo y estoy en el mundo desde este lugar. Desde esta óptica.
Mi lenguaje interno se viene ajustando, en medio de estas idas y
venidas. João Pessoa y Mendoza. Argentina y Brasil. Va y viene. En
todo este movimiento, uno va descubriendo su lugar. No es un lugar
dado, un lugar que alguien te atribuyó, presumiendo que sabía todo
sobre vos, equivocadamente. En realidad, he ido descubriendo mi lugar
como escritor, en medio de la tarea. En medio de las hojas que voy
escribiendo y soltando al mundo. En ese movimiento de ir pasando la
vida al papel e irme pasando al papel, me voy viendo. Voy viendo el
ser que soy. Voy viendo quien soy. Esta mañana me di cuenta de
cuánta gente ha sido y es clave para que yo me vaya reconociendo
como lo que soy, un escritor. Familiares y amigos. Colegas de la
Terapia Comunitaria Integrativa. Amigas y amigos del movimiento
Kairós-Nós Também Somos Igreja. Colegas de la salud mental
comunitaria de Paraíba. Uno así se va teniendo de vuelta. Así voy
volviendo. Voy volviendo a ser el ser que soy. Sí, soy.
Colectivamente. Comunitariamente. Voy escuchando mi voz interior. Lo
que soy, me viene en palabras. Escucho y soy. Soy lo que escucho. Me
voy escuchando internamente y voy siendo interna, eternamente.
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