segunda-feira, 16 de novembro de 2015

Quedan las flores

Creía que ya no escribiría. No este día, ya al borde de la noche. Pero las flores. Y el paseo por la beira-mar. Y el encuentro en familia en el café Em Cena. Y ya las acacias, que se balanceaban en medio del verde esta tarde. Me quedé mirándolas mientras pasaba. Debe haber sido un minuto, sumando el tiempo que les dediqué a la ida, y a la vuelta. Y allí estaban. Amarillas, como soles, como faroles. Y ahora ya a la noche, tratando de atrapar algunos instantes de este día que ya está por terminar. Unos momentos de tertulia, escuchando conversaciones, aunque medio como de lejos. Medio no sé muy bien como. Y el almuerzo en casa al mediodía. Los tiempos van y vienen. Y de aquí a algunos días, rumbo a Santiago de Chile. Rumbo a Mendoza. Y los ecos de lo inexplicable. La masacre de inocentes en Francia. No me lo puedo explicar. Entonces las acacias, y todas las flores. Las rosas y los claveles. Las glisinas y los conejitos. Las pasionarias y los corales. Las margaritas y las chinitas. Quedan las flores. Me dejo llevar por esas figuras bellas, eternas. Siento sus perfumes. Aún a esta hora, aún aquí. Quedan las flores.

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