quinta-feira, 23 de setembro de 2010

Tu lugar

Algunas veces te preguntas si estás siendo útil, si estás sirviendo para algo o para alguien. Talvez no te des cuenta suficientemente cuánto alguien puede servir a los demás, siendo lo que es, haciendo lo que debe hacer, estando donde debe estar. Es posible que estés pensando en reconocimiento, en alguien diciéndote cuán valioso eres. Y esto lo tienes, pero talvez no te des cuenta todavía que tu lugar en el universo depende mucho menos de lo que haces que de lo que eres. Deberías estar tranquilo, pues tienes evidencias suficientes de que estás haciendo lo que debes hacer, del modo como debe ser hecho, y en el lugar o medio social correspondiente. No te cabe pensar en otras acciones o formas de intervención: esta es la tuya, este es tu camino, tu modo, la manera de un místico.

segunda-feira, 20 de setembro de 2010

Volviendo a casa

El camino de regreso a uno mismo no es metafórico o alusivo, es real. La persona se va alejando, va dejando de ser ella misma, para ser algo aceptable, lo que Allan Watts, el gurú de los hippies y teólogo anglicano, decía en Tabú: lo que no deja que sepas quien eres. Te has estado buscando toda tu vida, a veces a sabiendas, otras sin saber, pero de algún modo sabiendo.

Andabas a tientas, o concientemente, buscando por todas partes lo que estaba dentro tuyo, como dice Allan Watts en su libro. Ibas por el arte, el amor, la política, la literatura, la familia, la amistad, por todas partes buscando el reencuentro con el ser que eres en ti mismo, el ser que no puedes dejar de ser, pues eres tú mismo. Orabas, cantabas, meditabas y meditas, andas por la calle y por los laberintos de tu mente, en busca del ser que eres, el ser que no puedes dejar de ser, pues eres tú mismo.

Estas palabras se repiten, pero es porque tus intentos han sido siempre orientados hacia el centro de tu ser, y como un mantram, es necesario que sepas que estás yendo siempre hacia allá, como dice Santiago Bovisio. Aún cuando errabas, estabas intentando acertar, dar con el estrecho camino que lleva a lo eterno en ti, a la realidad pura, sin apariencias, a la verdad. No erraste por maldad o por perversidad. Tus errores son la oscuridad en la que brilla la luz eterna, esa que no se apaga. Hoy ya vislumbras la realidad que anduviste buscando toda tu vida. Una imagen real se forma en ti.

Es el centro de tu ser, el lugar hacia donde estuviste yendo todo el tiempo. La morada interna, como decía Santa Teresa. Es algo tan real. Ya la ves, la sientes todo el tiempo, está en ti. No es mente ni cuerpo, pero está en tu mente, en tu cuerpo y en tu corazón, es la realidad final, la verdad sin apariencias, como decía Jesús. La verdad que liberta. Vas hacia allá, has estado yendo siempre, y lo seguirás haciendo. Pues aunque creas que hayas llegado, es como la utopia, en el decir de Eduardo Galeano, siempre se va un paso más allá, hacia el horizonte que nunca alcanzas. Vas hacia allá, hacia el centro mismo de tu ser, del que nunca te apartaste, aunque te hayas apartado.

Es una paradoja sólo para la razón. Vas hacia el lugar de donde nunca pudiste apartarte, aunque te hayas apartado tanto que a veces te sientes o te has sentido perdido para siempre. Vuelves, como vuelve la primavera, como vuelve el agua en la lluvia y en el mar, como vuelve el pájaro a cantar todas las mañanas. Te has ido pero vuelves. Vuelves una y otra vez porque es humano el volver.

Eres un eterno retorno, como decía Mircea Eliade, y uno sólo se puede alegrar cada vez que alguien retorna a sí mismo. Hay fiestas en los cielos por cada oveja perdida que vuelve al redil, vuelve a casa. Yo te agradezco que compartas estas cosas. Pues a veces las olvidas, y al compartirlas, las recuerdas.

El camino interior

La búsqueda interior es una tentativa constante del alma por descubrir quién ella es. Esto que parece fácil o hasta obvio, no lo es, pues hay diversas dificultades en esta tentativa. La primera de ellas, o talvez la mayor, las nociones equivocadas que tenemos a respecto de nosotros mismos. Lo que pensamos a respecto de nosotros mismos, muchas veces no tiene nada que ver con lo que somos en realidad.

Como abriendo una cebolla, iremos sacando cada una de esas capas de ideas falsas sobre nosotros mismos, hasta llegar a lo que somos en verdad. Este núcleo interno, o la verdad interior, es algo que no es lo mismo para cada ser humano. Cada uno irá a llegar a saber quién, es, y en esto estará solo, por un lado, y unido a todos los demás y a la totalidad, por otro. Sólo, pues es como llegar a un lugar que estuvo deshabitado durante mucho tiempo, y al que vuelves sin haberte nunca ido, como dice Muñoz Soler.

Llegar a ese lugar puede ser algo que ocurra gracias a la ayuda de imágenes internas que se refieren a lo eterno en ti, el Cristo interior, o el Cristo cósmico de que habla Yogananda. Puede ser la luz interior, cada uno irá descubriendo este camino. Lo importante es saber que allí estás en contacto con tu realidad más profunda y esencial, es tu propia esencia, lo que no cambia en medio de los cambios constantes, lo que es más allá de las apariencias. Rabindranath Tagore, en La religión del hombre, dice: "renunciar no es dejar, renunciar es sacarnos de encima todo lo que nos echaron encima, e ir atrás del único tesoro que siempre nos perteneció."

Ese tesoro interno es lo que Jesús refiere al decir: "allí donde esté vuestro tesoro, estará vuestro corazón." Es tu propio ser, el lugar de donde nadie ni nada puede ni debe sacarte, pues eres tú mismo. Los salmos aluden a esta realidad inmutable: “Una cosa pedí al Señor y la buscaré, que pueda habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de su rostro e inquirir en su santuario”. En medio de las circunstancias más adversas, en medio de la obscuridad y la turbulencia, de los miedos e inseguridades, los devotos encuentran paz y quietud, recogimiento y seguridad. Esto es algo que cada uno debe construír por sí mismo, no está dado. Debes hacer tu propio camino, es la ley.

Talvez ya esté dado en tu propia constitución molecular, talvez tu propia realidad material y mental, afectiva y social, encierren la pista hacia esa realidad inmutable que es tu interior más profundo. Un poema de León Felipe expresa bien esto: “Nadie fue ayer, ni va hoy, ni irá mañana hacia Dios por este mismo camino que yo voy. Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol, y un camino virgen, Dios.”

Muchos ocultistas y gurús definen la meditación como volver a casa. La casa es tu cuerpo, es lo más íntimo de tu corazón, el Dios escondido, y es también el mundo donde vives, la red de relaciones profesionales y cotidianas, familiares y de todo tipo de que formas parte.

sábado, 18 de setembro de 2010

Escribir

A lo largo del tiempo que has pasado escribiendo, se ha ido formando en ti más que un hábito: un clima, un modo de ser. Escribir es más que una tarea, es una manera de vivir. De a poco has ido creando intimidad contigo mismo, lo que ya es mucho, pues recuperas tu mismidad, el lugar de ti en ti mismo, y un lugar en el mundo, una vez que al escribir, te sitúas entre las personas a tu modo, el modo de un escritor. Ser escritor es ser un constructor de lugares, un escritor es eso, talvez más que otras cosas: un constructor de lugares, alguien que construye lugares para vivir, como se construyen casas, como se hacen habitaciones, como se construye un país. Escribes para ti mismo, en una tentativa de divertirte, de aprehender la vida, de ir trayéndote de vuelta para fortalecerte, para reunirte cada vez que el mundo te disperse. Con el pasar del tiempo, la memoria de lo que has ido escribiendo, y sus ecos en gente significativa, ha ido moldeando tu propia vida, creando como un nido para tu vivir. Ya no vives en un mundo solitario, sino en un mundo comunitario. En tus escritos está tu propia vida, y la vida que has ido viviendo a lo largo de los años, la vida de países y comunidades, familias y grupos sociales. Escribir te ha ido rescatando del anonimato, de lo genérico, de lo repetido, del sinsentido, de lo masivo, de la enajenación. Te has ido construyendo en tus propios escritos, y esto es muy positivo, pues es algo propio del oficio, y no sólo un logro personal. Muchas personas lo han sabido antes que ti, otras muchas hoy mismo lo están practicando, de maneras diversas, y ciertamente que la humanidad lo seguirá haciendo, en el futuro.

Mosaicos

Escribes como quien construye un lugar para vivir. Pones estos mosaicos y lo vienes haciendo desde hace tiempo. Observas los mensajes que ellos te dan a través del tiempo.

Mar

Venías de la playa. El mar, las olas, la gente, los veleros a lo lejos. Los niños jugando en la arena y en el agua. El sol, la música, las charlas.