Hora de poner una
letra a la hoja. Así empieza el día.
John Keats tiene una gran
importancia tanto para Julio Cortázar como para Jorge Luis Borges.
Para el primero, la “Oda a una urna griega” es la comprobación
de que el artista es capaz de transformarse en su propia obra y, así
inmortalizarse.
Para el segundo, la “Oda a un ruiseñor,”
escuchada cuando era muy joven, recitada por su padre, fue lo que le
dio la certeza de estar destinado a la poesía. Y ahora yo, esta
mañana de setiembre, me pongo a recordar estas coass.
Recordarlas en
medio de lo que a uno le puede ir viniendo a la cabeza a estas horas
de la madrugada. Antes de que la convicción de que sería mejor
volver a dormir, porque las ocho horas de sueño. Pero si sueño es
esto también, este estar aquí pasando el tiempo escribiendo, al
final todo es como debería ser.
Estoy soñando escribiendo. Sueño
que escribo y leo este soñado escrito que talvez alguien lea también
desde su propio sueño, si es que no es simplemente un sueño común,
un único sueño para todos los humanos. Sea como sea, sigo dejando
que las letras vayan ocupando sus lugares. John Keats. Julio
Cortázar. Jorge Luis Borges.