sábado, 25 de junho de 2011

El presente, la realidad

Recuerdo cierto poema en que Fernando Pessoa dice que a él lo que le interesa es la realidad, no el presente. Jorge Luis Borges, en su poema “El despertar”, describe la llegada de nuestra conciencia a esto que está aquí, a lo que vemos cuando despertamos, como un venir del sueño al sueño compartido. Estas dos referencias me parecen convenientes para comenzar estas breves reflexiones. Hoy pensaba que el presente es la eternidad, o puede ser lo eterno. Si uno puede estar presente, cuando uno está presente, todo lo que uno vive, lo que Jesús llama el Reino de Dios, ese vivir en el presente, ese estar aquí en el lugar donde estoy, viendo lo que veo, sintiendo lo que siento, y haciendo lo que hago, es el propio paraíso, es el regalo de Dios.

Cuando uno piensa que la realidad es el presente, o si uno puede llegar a estar presente en el momento, la realidad nos incluye por completo. En ese caso, la realidad es el presente, o el presente, la actitud de presencia, es una puerta o un pre-requisito para que estemos en la realidad, para que nos percibamos como parte de ella.

Ocurre que hay algunos obstáculos, que Julio Cortázar describe en unos de sus cuentos en Historias de Cronopios y de Famas, llamado “Manual de instrucciones”. El autor describe que en un momento, después de que uno ha despertado y ha encontrado las cosas que están aquí, sale a la calle y encuentra la calle, pero no la calle pensada, sino la calle. Esto me da la clave de lo que quiero decir ahora: No la calle pensada, sino la calle.

Cortázar coincide con Borges en esto: lo que está aquí, es lo que está aquí, no lo que pienso que está aquí. Aunque sea un sueño, en el poema de Borges, un sueño compartido, es el presente. Si es un sueño, el sueño compartido, es una realidad. No sé si es “la” realidad, pero sí una realidad. Y a esto es a lo que quería llegar, o una de las cosas que quería compartir en este momento: Es posible estar aquí, hacerse cargo de lo que significa estar vivo, estar respirando, penando, viendo, sintiendo, sabiendo que hay algunas horas o algunos días o muchos días o muchas horas por vivir, hacerse cargo de lo que significa esta en un cuerpo, recordar, pensar, proyectar, trabajar, soñar, amar.

Estar aquí, recibir con todo lo que es estar vivo, puede ser ya no, entonces, una puerta para la realidad, pero sí la realidad misma. Depende de un estado de atención, de un estado de relajamiento, de un abandono o reducción de mis expectativas, mis prejuicios, mis ideas hechas, que muchas veces ocupan el lugar de lo que está aquí, bloqueando el acceso a la realidad, al presente, al sueño compartido, al reino de Dios.

quinta-feira, 16 de junho de 2011

Fluyendo

Hay días que te levantas así, como queriendo jugar con la vida, queriendo jugar con ese tu modo de creer que las cosas son de varias maneras al mismo tiempo, con esa tu forma de ser, que parece ser confusa pero es tan traslúcida como el agua de la fuente.

El día va yendo, y vos te vas dejando llevar por el día, dejándote llevar por la vida, a veces agarrando el timón y queriendo ir hacia la orilla o hacia el horizonte, o bien como ahora, dejando que las letras vayan viniendo y tú, como un niño, viendo a ver qué viene.

sábado, 11 de junho de 2011

Presencia

En estos últimos dias, he venido reflexionando sobre algunas cosas que me parece necesario compartir. Una de ellas, el silencio, otra, la presencia. Están estrechamante conectadas, pero las he de comentar por separado, hasta que se vayan produciendo los puntos de interconexión por si mismos. Es como ir dejando un tejido irse formando. ¿Le has dado una oportunidad al silencio en tu vida? ¿Qué es el silencio? ¿Qué es darle una posibilidad al silencio? ¿Se puede vivir en silencio? ¿Qué es vivir en silencio, o darle una oportunidad al silencio?

Ayer a la tarde tuve la oportunidad de entrar por unos momentos, en realidad por más de una hora, en el silencio. Estaba esperando en la sala de espera de la dentista, y en vez de preocuparme con “qué haría” en ese tiempo de espera, me puse a hojear un librito que me acompaña desde hace muchos años, desde los 18 años, para ser bien preciso. Es la Imitación de Cristo, pero no te preocupes que no voy a hacer propaganda religiosa, apenas estoy comentando una experiencia. Abrí en un capítulo donde habla de la necesidad de la soledad y del recogimiento, del silencio interior, de la conversación con Dios.

Estaba en la sala de espera del consultorio, y escuchaba los ruidos del edifício, gente hablando, los autos que pasaban por la calle. Pero me dejé llevar por esas simples palabras, escritas hace muchos años, y una paz muy grande me invadió. No pensé en Dios, al menos no como una idea o como un concepto. Simplemente me dejé llevar por la sugestión del autor, y fui entrando en una quietud, en un silencio, en una tranquilidad muy grande. Te cuento estas cosas pues creo que el silencio y la presencia están conectadas. Cuando uno está en silencio, está presente. El silencio te hace presente. El silencio es presencia.

Estos dias pasados, una frase de Omar Khayyam, en los Rubaiyat, vino a mi memoria. Era sobre el silencio interior, sobre el sanctasanctorum de la paz interior. Ayer tomé el libro y lei que decía que en el comienzo de la vida espiritual, las grandes almas de Moisés y Jesús, habían ido a ese lugar, al sanctasanctorum de la paz interior. ¿Ves como las cosas estám conectadas? Silencio, presencia, paz. Ayer a la noche, a la vuelta del consultorio de la dentista, algo había cambiado. No supe bien qué era, hasta que presté atención: yo estaba presente. Estaba con mi esposa, estaba con ella, no pensando en ella o en cualquier otra cosa. Estaba con ella. La miraba. Sentía su presencia.

Después, fuimos a ver una novela en la televisión, y otra vez ocurrió lo mismo. En la novela, algunas parejas. Me dí cuenta de la importancia de estar al lado de mi esposa, de mi compañera, y comprendí cómo mi vida se empezó a organizar desde que la conocí. Comprendí su importancia en mi vida, la importancia de estar juntos, de ser los dos parte de una unidad. Pero estas cosas no las sabía porque estuviera pensando, o porque estuviera elucubrando, sino porque estaba presente. Hoy a la mañana me desperté y sentí otra vez lo mismo, estaba presente. Estoy presente. Es muy lindo. Pensé que te podría gustar saberlo, ¿te das cuenta?

terça-feira, 7 de junho de 2011

Voltavas das Ocas do Indio

Brincarias, como uma criança, a alinhar palavras, a juntar letras, como quando eras pequenininho e ias empilhando cubos de madeira com letras pintadas. Deixarias que as letras fossem formando palavras e irias vendo o que aparece. Lerias, e então saberias. Coisas que conheces no silêncio, ou melhor dizendo, nesse silêncio audível em que escutas a voz da vida, essa voz calada. Uma voz que fala sem fazer barulho, fala com silêncios que aprendes a descifrar. Rememoras o vivido, o visto, o sentido, nestes dias de reunião.

A tua alma se alimenta nessas jornadas às que tens ido te acostumando ao longo dos anos. Já aprendeste a juntar, a costurar, a tecer junto com as tuas companheiras e companheiros, essa teia invisível, a teia da vida. Em um mutirão de carinho, desde distintos lugares do país, convergem para o lugar aonde o sonho começou a ser costurado, há já tantos anos. Chegas em casa e os sons familiares, os rostos habituais, encontram o teu olhar. Voltas como quem retorna a um lugar donde se foi sem nunca ter se ido.

É uma utopia que se tece a muitas mãos. Cada dia uma pontada, uma costura a mais, em distintos lugares, costurando e tecendo a infinita teia da vida. Agradeces no teu coração pertencer a esta família tão grande e amorosa que te acolhe e te acalenta como quando eras uma criança. Recordas os rostos, os abraços, os dias passados nas Ocas do Indio, e começas a voltar, a voltar sem nunca ter ido embora, ao lugar onde reside a vida.

domingo, 5 de junho de 2011

Un Dios interior

Hay veces en que una persona necesita abrir su corazón. No con cualquiera, ni de cualquier modo. Conversar consigo misma, escucharse, reencontrar el huidizo hilo de la vida, muchas veces perdido en medio de tantas presiones por desempeño, por resultados, exigencias propias y ajenas. Ahora pensaba que sería interesante compartir algunas ideas sobre el Dios interno. No aquél de allá afuera, que iglesias y sectas, más parecidas a partidos y empresas que a fraternidades, manipulan a su gusto, para someter a la gente, el brazo “espiritual” del capitalismo.

Cuando hablo del Dios interno, no me refiero necesariamente a una interioridad psicológica, que necesariamente ha de encontrarse en el camino hacia tu profundidad más honda. Ciertamente que hemos de entendernos con el ego y sus trampas, cuando vamos hacia el espacio interior. Cuando hablo del ego, me refiero a una “necesidad” de aparecer más que los demás, de ser el más brillante, el más exitoso, el más. Este ego es um resultado de la programación social, es el enemigo intermo, el que te está siempre exigiendo más, el que te dice siempre que no es bastante, el que te dice que no podés ser como sos, que deberías ser como no sé quien, alguien imposible de alcanzar, alguien “perfecto”.

Este falso yo es una barrera que hay que transponer en el camino hacia el ser auténtico. Más adentro, está ese Dios interno que está afuera también, es lo que te une, lo que te unifica con los demás, con la gente, con tu historia, con tu ambiente, con la época, con el mundo, con el futuro, con los sueños de bien del planeta. Podemos decir que lo que une es divino, en este sentido interior, es lo que sustenta la fraternidad, la colaboración, la cooperación, la alegria sana, el placer honesto y armonioso. No estoy queriendo contraponer una religiosidad o vivencia de Dios a otra, aunque esto es inevitable. La interna es de todos, no admite propietarios ni mediadores, y resulta de la elevación de la conciencia en el trabajo común, en la promoción del bienestar general, en el crecimiento que resulta del intercambio de experiencias en la búsqueda de una vida más plena.

Cuando hablo de un Dios interior, me refiero a una realidad que es accesible a todo ser humano, a cualquier persona, no importa la religión a la que diga pertenecer o sus creencias. Alcanzar este estado de unidad depende más de la actitud con que uno vive, la manera como uno vive, la forma como vivenciamos el entrelazamiento con todas las demás vidas, en una única pulsación, una pulsación vital y contradictoria, en que no hay mapas ni maestros, sino una navegación en parte a tientas, pero apoyada en las experiencias de todos.