sábado, 29 de setembro de 2012

Registrando

Ese día realizó lo que se le figuraba, podría llegar a ser, o sería, con certeza, el sueño de todo escritor. Se le ocurrió que debería decir escritoras, también, para que no se le tachase de chauvinista, machista, o cosas peores, muy al gusto de la moda actual. Pero prefirió dejarlo así. Al final, pensó, escritores o escritoras, tal vez ellas las escritoras no tengan los mismos sueños que los escritores, o que este escritor, que es el que escribe este escrito. La cuestión, para volver a lo que quiero decir, es que nuestro personaje supo ese día, que había conseguido realizar lo que le había parecido imposible y al mismo tiempo deseable en su oficio: registrar todo lo ocurrido desde el mismo instante en que se levanto, con la vaga e imprecisa sensación de un sueño tan nítido, pero si era tan nítido por qué no te lo podés acordar ahora. Bueno, y enseguida ver la luz en el cuarto, preparar el café, poniendo el polvo de café en el lugar apropiado, el agua en el recipiente inferior de la cafetera, cerrar todo y ponerlo al fuego en la última hornalla a la derecha y al fondo. Ir a la clínica y alegrarse de que había lugares disponibles para estacionar. Ver a la gente esperando en la sala de espera, gente leyendo revistas o viendo televisión. El médico regordete, no muy expresivo pero sí afable. Es gota. Tá com a gota, le salió la argentino-nordestinada. Pues bien, si es gota, gotita a gota la iremos disolviendo. A base de una cervecita que se tomó con su enamorada mientras comían un delicioso pollo a la parmesana en el restaurant de la Epitácio Pessoa. Y ya volviendo a casa, con la sensación del deber cumplido, anotando todo lo ocurrido. La literatura es eso, es la atención total a todo, ¿te das cuenta?

sexta-feira, 28 de setembro de 2012

Toda esta vida

¿Quién no soñó con poner en una hoja toda su vida? Todos sus días, todas sus noches. Todos los minutos vividos y soñados. Los caminos recorridos. Los lugares y la gente. Aquellas personas inolvidables que te marcaron. Lo que quisieras que no hubiera ocurrido, y en qué lo transformaste y lo seguís transformando. Los colores, los ríos, las montañas. Las mujeres, los niños, los amigos. Las películas. Los libros. Todo lo vivido en una única página. Todo lo que viste, sentiste, oíste, cantaste. Lo que aprendiste desde que abriste los ojos por primera vez, hasta ahora, hasta mañana, hasta después del instante final. Toda tu vida en una página. En esta página. ¿Qué palabra resumiría toda tu vida? Extraordinario. Fascinante. Maravilloso. Hermoso. Bello. Divino. Humano. Toda tu vida en esta hoja.

quarta-feira, 26 de setembro de 2012

Estando

Qué es lo que uno puede encontrar en uno mismo? Prácticamente casi todo lo que necesita. Como ser si estás un poco con esa sensación desagradable de que la vida no tiene sentido, de repente miras para atrás un segundo en tu vida, te acordás de épocas en que era tan penoso despertar y ver que todavia estabas vivo. Eso ya pasó, no está más. Ahora hay el ir y venir de la vida. Algunos dias estás en el paraíso por el mero hecho de que estás vivo o viva, respirando, oyendo, viendo, sintiendo, pensando, pudiendo caminar, orar, apreciar la belleza del mundo alrededor. Otros dias, como de repente hoy, te viene una especie de melancolia. Vaya a saber qué reminiscencias de tiempos odiosos o aburridos. El ser humano no es tanto lo que está en la superficie, sino más bien lo que no se ve. Entonces puede ser que por allí, en algún lugar desconocido de tus profundidades, alguna parte tuya llora. Llora por algo que perdió. O por algo doloroso que le pasó. Vos abrazás a esse niñito que llora y le decís: yo te protejo. O de pronto es alguna cosa por completo inaccesible. No te olvides que eres un cosmos em ti mismo o en ti misma. Albergas todo lo que existe. No puedes controlar todo. Ni debes, si no, serías um robot, insensible. Claro que algo siempre hay que controlar, pues vivimos en sociedad, y no le podemos soltar cualquier cosa a la gente alrededor. Pero fuera eso, estás en tu propio lugar, en tu propio centro interior. Allí nada te afecta. Allí eres el Todo, eres Aquello, como dicen los hindúes. Uno puede, solamente queriendo, respirando y prestando atención a la entrada y salida del aire, aquietarse. Entrás en una armonia muy profunda. Además uno no tiene por que estar siempre sonriente, como si hiciera propaganda de dentífrico. Podés solamente estar, y ya está.

terça-feira, 25 de setembro de 2012

Jugando con palabras

A veces uno no tiene nada que hacer y se pone a poner palabars al renglón, como cuando eras chico y te ponías a jugar con esos contadores de cuentas de colores. E ibas moviendo las cuentitas de aqui para allá, a un lado y al outro lado. Cuentas amarillas y rojas, azules y verdes, anaranjadas. Pasabas horas en este entretenimiento. Ahora te entretienes poniendo letras al renglón. Rela alegre rela lerga. No importa si tienen sentido o no. Lo que importa es que te diviertes haciendo cosas que no tienen otra utilidad que la de darte placer. De pronto pones algunas letras y se arma cada una. Como ser será ares resa. Y la mente va descansando de tanto utilitarismo, de tanta fijación en cosas importantes. Pones outra bez algunas letras, como si fueran dados echados sobre la mesa. A veces aparecen palabras enfermantes, odiosas, y las borras. No quieres saber de cosas así. Osa soa oas. No importa lo que se forma. La tarde va pasando y el juego va terminando.

segunda-feira, 24 de setembro de 2012

Faz sentido

De volta em Lagoa Seca. Outra vez no colégio Marista. Há uma familiariedade ao retornarmoa a alguns lugares onde tivemos muitas alegrias. Alegrias de reencontro de trajetórias vitais. Alegria de recuperação de um sentido maior de vida, que é o que nos da a Terapia Comunitária Integrativa. Faz sentido estar aqui. Faz sentido acompanhar estas atividades de Cuidando do Cuidador. Faz sentido continuar acreditando em um crescimento coletivo, em uma libertação pessoal que se realiza em comunidade, na comunidade, nesta rede da TCI, nas redes da família, nas redes das atividades de cada um, de cada uma, no tecido do cosmos. Hoje, quando vinha de carro para cá, Maria do meu lado, pensava, como faz sentido para alguém como eu, como faz sentido para mim, esta costura. Este estar vindo mais uma vez para estes encontros em que venho acompanhando Maria desde já faz exatamente 11 anos, uns meses a mais é isto. Faz sentido a gente saber que estamos participando de iniciativas que somam pessoas em busca de si mesmas. Profissionais da saúde do município de João Pessoa, neste caso, que vem se formar como multiplicadores em técnicas de recuperação da auto-estima. Da criança ferida para a criança maravilha, para a criança feliz. Cómo as feridas que se teve em criança, deixaram como marcas, uma compulsividade, uma raiva, uma agressividade contra os outros mas, mais ainda, contra si mesmo ou si mesma. Agora o pessoal está iniciando a jornada no auditório, e eu escrevendo estas impressões. No centro do pátio, a estátua da virgem com o menino. O som de um tero-tero na distância. As muriçocas no quarto. Uma sacola com livros e cadernos à esquerda. À direita, uma televisão, remédios contra a tosse, uns celulares. Os corredores lá fora, mais longe, o outro auditório, com o piso xadrez. Mais longe ainda, lá fora já do prédio, os campos de futebol, os jardins, as flores, as árvores. Dizia eu faz sentido estar aqui. Faz mesmo, e não me canso de repetir. È o nosso salário afetivo, como diz o Prof. Adalberto Barreto. Sabe por que faz sentido para mim estar aqui? Porque aqui resgato a minha história, saro das minhas feridas da vida toda. Somos outra vez gente em movimento. Outra vez gente confiando em gente. Outra vez, gente somando com gente, gente fazendo com gente. E fazendo coisas boas. Gente trazendo gente de volta das ruas, da solidão, do abandono, da depressão, da drogadição, da violência, do esquecimento, da dissociação, da indiferença. Gente num útero imenso.

sábado, 22 de setembro de 2012

Un día así, ¿te fijas?

Hacía bastante calor esa tarde. De mañana, habías ido al mercadito y a la framacia, en sentido inverso, o sea: primero a la farmacia, que queda más cerca de casa, y que de acuerdo al flujo de tránsito, de la calle que pasa en frente al edificio donde moramos, hay que tomar para la derecha y cruzar una esquina con semáforo (que aquí en João Pessoa se llama farol), para entonces llegar a la farmacia. Después de comprado el jarabe y los caramelos de jengibre, llegaste al frente del mercadito, que en realidad es un pequeño supermercado, al cual nos hemos acostumbrado de llamar de mercadito. Pero bueno, la cuestión es que había un auto estacionado cerrando el acceso al estacionamiento, lo cual como es bien sabido, es una pésima costumbre. En fin, haciendo honor a la impaciencia que esta tipo de cosas me despiertan, y también a la irritación que el calor y la noche no muy bien dormida (para decir lo menos) me habían provocado, doblé por delante del auto mal estacionado, que cerraba, como ya fue dicho, la entrada al estacionamiento, le pasé raspando, pero con cuidado de no rasparlo de verdad, con la íntima satisfacción-rabia (los sentimientos se mezclan, ¿te fijás?) de estar dándole una lección por mal educado, por mal conductor. No sé si era conductor o conductora, o si eran maleducados o maleducadas (ahora siempre hay que decir ellos y ellas, si no sos chauvinista, machista, y otras cosas tan malas como éstas). La cuestión es que estacioné, tuve que hacer una maniobra para acomodar el auto en la vacante del estacionamiento del mercadito que es un supermercado pequeño, como ya dije. Subir un poco a la derecha, lo cual me hizo visualizar de refilón a las cajeras, a una de ellas que ya conozco, muy sonriente (pero no pasa de esto). Después dejar que el auto bajase un poco, lo cual me dejó a frente del auto del invasor o de la invasora, y tuve que subir un poco para ponerlo en el lugar. Dio tanto trabajo estacionar el auto como contarlo ahora. Después de salir del auto y cerrar la puerta, poner la alarma, como se usa ahora, subí por la rampa de entrada al mercado. A la izquierda, los carritos. Tomé uno, y fui entrando, subiendo por un pequeño desnivel que hay antes de entrar al lugar donde están las mercaderías. Pensé si iria a comprar esto o aquello, y opté por las gaseosas, ya que mañana es un cumpleaños importante en mi familia, y beso se me puso en primer lugar. Después seguí por ese pasillo. Habia un repositor reponiendo mercaderías. Seguí. Le pregunte a una señora si sabía dónde había frasquitos con pimienta. Para qué. Me repitió no sé cuántas veces que la pimienta no venía en frasquitos, y si yo había visto alguna vez pimienta en frasquitos, y que ella había comprado un frasquito y puso la pimienta en el frasquito. Me llevó a un lugar donde había frasquitos, pero eran palilleros, no pimenteros. La deje hablando sola, pues seguía repitiendo que la pimienta no viene en frasquitos. Creo que el di a razón, no tanto por concordar con ella (yo sé que la pimienta viene en frasquitos), como para verme libre de ella, y seguí hacia la carnicería donde compré unos bifes que resultaron durísimos, pero eso no lo supe en ese momento, sino después, al ponerlos en la plancha y comerlos. La tarde sigue pasando de a poco. Menos mal, que si pasara de repente no sé qué haríamos, ¿no te parece? Ya volví de dar una vueltita por la playa. Por la playa no, como diría mi prima Irene, sino por el veredón al lado de la playa. O, para ser más rigurosos aún en la descripción, por el veredón que está al lado de la avenida que bordea la playa. No sé si mejoró o empeoró, pero las lectoras y los lectores deben saber que se trata de la rambla o costanera, dependiendo si usamos el castellano uruguayo o argentino. La cuestión es que volví de esta breve caminata. Vi gente andando por las veredas, como yo. Veredas es un modo de decir. En esta parte de la ciudad, aunque es el barrio más noble de Joao Pessoa, salir a caminar por las veredas es todo un desafío. Las tales veredas raras veces son tales, o sea, espacios adecuados al pasaje de peatones. Pero dejemos estos justos reclamos ciudadanos, que a la municipalidad o a los propietarios o propietarias no les importa. Andan en autos, no por las veredas. Los peatones, esos héroes urbanos, se las tienen que arreglar para gambetear autos estacionados cortándoles el paso, agujeros que lastiman los pies, basura, pedazos de cemento o de mosaicos, de todo un poco. Sí, les decía que esta vueltita me llevó a recorrer unas cuadras. Fui hasta la esquina en dirección a la farmacia de esta mañana, y doblé en dirección hacia el mar, pasando por unos comercios de zapatos que hay en una de las esquinas. Doblé otra vez a la derecha, y vi una señora viniendo con un perrito. Pasé en frente a una posada, y aquí doblé hacia la izquierda, otra vez en dirección al mar. El mar estaba allá. Pero todavía tuve que andar esa cuadra hasta poder verlo de cerca. El mar me aquieta. No sé a vos, pero a mí me tranquiliza totalmente, che. La cuestión es que hice unas elongaciones, pasé el busto de Tamandaré, vi otras personas yendo y viniendo, unos chicos en skate, los policías de tránsito, un auto chocado, el Banco do Brasil, los taxis estacionados, y emprendí el retorno. Una joven bonitinha vino en la dirección contraria mientras me acercaba al banco. Nos miramos, y seguí viaje. Pasé en frente de la panadería, entré a edificio, y aquí estoy, otra vez, como si nada. Y ahora otra vez, ya pasadas tantas cosas. Un filme cansador, aburrido, en la TV. Muchas toses en casa, pues es la época del año en que, en toda la ciudad, esto pasa. Tos, tos, tos. Y ya como queriendo terminar, sin querer terminar, le vamos poniendo un punto final a esta crónica de un día.

sexta-feira, 21 de setembro de 2012

Integración literaria

La literatura trae al mundo más cerca No sé si esto te podrá resultar claro, porque tal vez hayas contraído el hábito de pensar que la literatura, al contrario, es una especie de evasión, de fuga. Cuando yo digo que la literatura tare al mundo más para acá, más cerca, estoy diciendo algo muy preciso. Cuando estoy andando por la calle o viendo televisión o andando por la sala o almorzando, mi experiencia de todo eso, de andar por la calle, ver televisión o andar por la sala o almorzando, no se restringen a esos hechos puntales. Se integran en un mundo más vasto, más rico, de experiencias y visiones de mundo que se adquieren con la literatura. Ya no tengo solamente mi experiencia personal, mis recuerdos, mis puntos de vista, mis maneras de pensar, sino un acervo mucho mayor, hecho de las impresiones que me han ido dejando los libros que leí, las historias que se han integrado a mi memoria, los cuentos y relatos, en que la vida fue perdiendo mucho de su extrañeza y distanciamiento, fue haciéndose más próxima, más mía. Cuando veo una escena en la televisión con salones con cuadros y cortinados, candelabros y mesas antiguas, me acuerdo de La Caida de la Casa Usher, de Egar Allan Poe. Borges, Cortázar, Graciliano Ramos, Lya Luft, Martha Medeiros, han ampliado el caudal de percepciones de que se compone mi captación del mundo. Ya no veo sólo lo que está ahí pero tan lejos, tan distante, como antes, después de la infancia, después de la pérdida de la inocencia. Ahora veo lo que está ahí, escucho el canto de los pájaros y me acuerdo de Fray Luis de León, Vida Retirada. Ando por las veredas del barrio y me acuerdo de tantas otras veredas, ya caminadas, de tantas ciudades, en tantas épocas tan diferentes de mi vida, que me parece que la vida toda se ha ido como que compactando, haciéndose una única narrativa que me contiene por completo. Foto: Zorrilla de San Martín

Fragilidad

A veces una disminución de tu capacidad física, derivada de una indisposición o de una molestia leve, o la dificultad para aceptar tus propias limitaciones para atender necesidades de personas queridas muy próximas o distantes, te traen para estados de tristeza o de mal humor. Tienes que aprender a vivir dentro de los límites. A todos nos pasa lo mismo. Uno no puede resolverle la vida a los demás. A veces ni la propia conseguimos poner en orden. Hoy andabas sin muchas ganas de nada. Viste un pedazo de una película sobre una pareja que se iba a casar en Navidad y venía un tufón y alteraba todos los planes, impidiendo a la novia de llegar a tiempo. Aprecias más las cosas pequeñas de cada día, el contacto con las personas de casa, que a veces por la rutina puede llegar a perder importancia. Agarrabas una bolsita de maíz molido para hacer cuzcuz, y una emoción te vino. Tu amada te recordó un florerito de tu abuela que está en la cocina, donde ella guarda monedas, y una emoción te embargó. Leías, días pasados, un libro de Saramago, As pequenas memórias, y otro de Marcel Proust, No camino de Swann. La infancia. ¿Dónde está el niño que fui? Tratando de acordarse de sí mismo, sabiendo que un día volverá, a tiempo de poder vivir la vida una otra vez, con toda su magia y encanto. La fragilidad de la vida es verdaderamente asombrosa. A veces la sientes con toda intensidad. Todo es tan frágil. Y recuerdas una frase que dice que mi flaqueza hace manifiesto el poder de Dios. Dios, Dios, ¿dónde está Dios?

terça-feira, 18 de setembro de 2012

Leyendo

Hay veces que uno lee no por querer entender algo, o por querer tener alguna cosa en claro. A veces uno lee (y en mi caso es muy frecuente, aunque no siempre) sin ninguna preocupación por entender lo que está leyendo, casi al contrario, tratando más bien de desentender, no sé si me entendés. O sea, leo porque me gusta dejar que mi mente vague por los lugares adonde el texto la va llevando. No me importa quiénes son los personajes, o qué hacen o dicen, sino más bien que la lectura me vaya apartando de a poco o de a mucho de la llamada realidad cotidiana. No porque ésta tenga algo de malo (lo cual, sin embargo, es bastante frecuente, aunque no siempre), sino porque hace bien despegarse un poco de lo que está aquí, soltarse, dejar de agarrarse tanto a lo que está aquí, así de pronto, en otro momento, no puede volver en puntas de pie, o de otras formas que le parezcan convenientes o apropiadas o interesantes, y llegar y zás, agarrar a la realidad cotidiana de sorpresa como quien dice ahá, ¡te agarré, no me esperabas! Claro que hay algunos autores o autoras, algunos libros, que favorecen este tipo de evasión, este tipo de lectura digamos así, despegada, o despegante. Unos de ellos, son dos de Henry James que estoy leyendo al mismo tiempo. No al mismo tiempo en sentido literal, sino alternadamente: Outra volta do parafuso, y A Fera na Selva. Creo que al propio Henry James tampoco debe haberle preocupado demasiado decir algo con precisión, sino talvez precisamente lo contrario, dejar de tener esa manía de tener las cosas en claro, y disfrutar, simplemente, de dejar la mente vagar, ¿te das cuenta?

sexta-feira, 14 de setembro de 2012

Inclusión literaria

Hay unos días en que la persona está, por así decir, en estado literario. Esto lo he dicho ya varias veces, y lo seguiré diciendo, pues hay varias cosas que se repiten, y así como todo o muchas cosas se repiten, yo también me repito. ¿No te has dado cuenta de lo linda que es la repetición? Esta mañana bien tempranito, cuando todavía era de noche pero ya se notaba que el día estaba por empezar, se escuchó el canto de un pajarito. Ese canto fue la señal inequívoca de que la noche se estaba yendo y el día estaba por empezar. Escribir o hablar, a veces se hacen muy trabajosos, porque uno tiene que ir buscando palabras o expresiones alternativas, para no tener que repetirse. Lo que quería decir, y debo intentar decirlo antes de que ya no sepa más qué es lo que quería decir, es que muchas veces, cada vez más, el mundo literario me viene incluyendo. Inclusive, y esto no es sólo un juego de palabras, en cada pequeña cosa de la vida diaria. Si te vas a dormir, te viene el recuerdo exacto del personaje de No camino de Swann, que estás leyendo ya hace varios días. Y justamente en ese libro, leías el otro día, como ese tal Swann, tan pintorescamente creado o retratado por el autor, tenía una nariz aguileña, y otros trazos que el autor muy bien describe, al punto de él mismo decir (el autor, no Swann), que las personas que encontramos en lo cotidiano, vienen como que a encajarse en la idea que nos hemos hecho de ellas. Esta descripción, en todos mis años de sociología, apenas la encontré de raspón (y muy dificilmente) en alguno de los cientos de libros que tuve que leer para llegar a adquirir el diploma profesional. Y los autores o autoras, siempre hay que agregar, unos y otras, o las otras y los unos, van creando climas y ambientes en loa cuales uno se va incluyendo más y más. De pronto es Lya Luft en las Múltiplas Escolhas, o José Saramago, en El hombre duplicado, Arthur Clarke, en A cidade e as estrelas, o Ray Bradbury, en El vino del estío, que van reponiendo una sensación de normalidad para los mortales, que los intelectuales se empeñan en deshacer. Dice Saramago que aunque nos quejemos de que nos cuesta decidir, lo hacemos a toda hora. Esto lo sabemos, pero nos hace bien que alguien lo diga. Y que ese alguien sea alguien que nos incluye, no que nos viene a criticar o a censurar, o a decirnos: ¡por qué sos tan indeciso o tan indecisa! Recuerdo que Jorge Luis Borges decía que los seres humanos tendemos a contradecir lo que nos quieren imponer. Y es así, de hecho. Julio Cortázar decía que él siempre se había sentido contenido en los libros que leía, y que esto difícilmente le ocurría en el llamado “mundo real.” Estas cosas nos hacen pensar, deben hacernos pensar, en la enorme importancia que tiene la imaginación para la felicidad humana. Mientras los sistemas de creencias y las ideologías, así como un cierto sentido común (no todo, pero hay uno abominablemente reaccionario y cuadrado) nos vienen a querer obligar a creer en cosas que alguien cree que debemos creer, por nuestra parte, podemos y debemos hacer el esfuerzo contrario, de crear mundos y más mundos libres, sueltos, a nuestra propia imagen y semejanza. Mundos plenos, unitivos, justos, bellos y armoniosos, en mi caso. Pues no concibo utopías para el mal, sino solamente para el bien. La literatura nos reconcilia con nuestra humanidad, nos abre espacios donde podemos ser quien somos, y no sentirnos forzados a ser lo que otros piensan que debemos ser. Foto: Ray Bradbury

terça-feira, 11 de setembro de 2012

Meditando

Hay veces en que uno está super enfermo de la cabeza, y se hace el que no sabe por qué. Sabe, siempre sabe, aunque se haga el distraído. No es que haya grandes dramas en tu vida, no, para nada. Al contrario, más bien dirías que está todo bien. Pero de pronto alguna cosita no sale como querrías, y te rayás que no puede ser. Alguien te corta la electricidad de la casa justo cuando estás respondiendo un e-mail y le saltás encima como fiera brava. O bien ponen la TV a todo volúmen en la sala y salís como toro bravo a defender tus derechos. No hay cosas muy endiabladas en tu vida. De mañana, estabas como que en el propio paraíso, el cielo en la tierra. Pero el dia va pasando y te vas rayando. El tránsito, estas enfermedades domésticas. Nada de más, pero en fin, ya no falta mucho para que este día termine. Y mañana tendremos más. Eso es lo que uno espera. No más de lo mismo, o por qué no. Leías un libro hindú sobre los chakras, y la identidad del ser humano con Dios. Dios no hay que buscarlo, pues esto haría pensar que no eres Él, decía el libro. El Reino de Dios. Muy lindo. Va y viene el camino, como dice el I Ching, el libro de las mutaciones. Otra vez la TV en la sala te empieza a irritar. Esas vocecitas de la novela odiosa. Entonces recuerdas el niñito que andaba por debajo de la mesa en la casa de tu amiga. Y el cuadro en la pared. Che, pero por qué no se van a hacer ruido en la loma de los quirquinchos, como decía mamá. Y entonces recuerdas lo que decía Osho: es fácil meditar en el desierto, tratá de meditar en el mercado. U oyendo una novela. Recuerdas el libro de Marcel Proust que estás leyendo, En busca del tiempo perdido: No caminho de Swann. Las primeras memorias. El encuentro con el viejo colega profesor en el sindicato. Los árboles verdes de la Universidad. Los caminos. Las charlas con ella. Ella, Always She. Mejor una familia ruidosa que ninguna familia. Es muy lindo. Más vale. É isto.

domingo, 9 de setembro de 2012

Eternización integradora

De pronto habías ya leído tantas cosas casi desde el propio comienzo de tu vida, habías oído ya tantas historias, como aquellas que tu madre les contaba a ti y a tus hermanos cuando eran chicos. Te habías de tal modo confundido con esos mundos literarios, muchas veces de libros, otras de revistas o aún de diarios, que ya por ahí andas como hoy por los caminos, en medio de un viaje a ver a alguien muy querido, con otro ser muy amado de tu lado, y el paisaje que ves por las ventanas del auto, o adelante tuyo, te recuerdan grabados de Rugendas. Pero no es esto lo que ibas a decir, y sí que de tanto escribir, de tanto leer, de tanto vivir en esos mundos imaginarios o reales, quién sabe si lo imaginario no es real, o si lo real no es imaginado, ya vas andando por lugares que no sabes (ni te importa saber) si estás en una realidad objetiva o subjetiva, o en una realidad unificada, a la que la oración, los golpes de la vida, el amor, los amigos y amigas, la poesía, la militancia, el trabajo, la familia, todo lo que es el vivir, te han ido llevando. Una vida unificadamente literaria. Colectivamente creada y recreada a toda hora. Un tiempo sólido, unificado, material, podríamos decir. Andas por ese mundo, eres ese mundo y hay horas en que tienes certeza de que eso sea la inmortalidad, o un camino a la eternidad, pues el amor es lo que no muere.

sábado, 8 de setembro de 2012

Fuentes

Cristianismo, hinduísmo, espiritismo (de Chico Xavier). Estas son las principales influencias espirituales en mi vida, además de la más poderosa, más antigua, que me fue dada por la vida primera, la vida original, pura, que permanece conmigo desde el origen de mis días, como un entrañable enamoramiento de cada cosa viva, de todo lo bello, todo lo que pulsa, todo lo que existe en el universo. De cada una de estas fuentes he bebido y seguiré bebiendo. Me he socorrido de la fuerza que se esconde en estas creencias, y en todo lo bello que me rodea.

sexta-feira, 7 de setembro de 2012

Recolhimento

Há alguns dias em que a gente se permite um pouco de recolhimento. Ficar um pouco aquém do que poderia se esperar de um desempenho social. Não que possa haver algo de desagradável no contato ou no convívio com as pessoas. Talvez ao contrário. É que, com o decorrer do tempo, a tua vida foi se integrando com tudo o mais, e, nestas horas, é como se necessitasses um pouco mais de escuta interna. Elaborar um pouco mais o que vida vai te oferecendo. O que tens vivido. O caminhado até aqui. Nós podemos ser observadores de nos mesmos, de nos mesmas. E esta fugacidade que é o viver, este estar a toda hora como que numa corda bamba, nessa incerteza acerca de tudo ou quase tudo, como que beirando a eternidade, de repente te traz um pouco mais para cá, para uma quietude envolvente, que abrange e compreende tudo que há, dentro e fora de ti.

quarta-feira, 5 de setembro de 2012

Un sueño

Puede haber un silencio. El día fue pasando, está pasando, y piensas si es el día que pasa, o eres tú quien va pasando. De todos modos, no importa la respuesta, y sí la duda. La vida es tanto, cada día es tanto tiempo, pasan tantas cosas en un día, en la vida, que a veces piensas si serías capaz, si sería posible, enumerarlas todas en un relato, en un libro, una historia. Hoy andabas por la playa, y pensabas que los libros que más admiras, algunos de los libros que más consiguen borrar la distinción entre la supuesta realidad y la ficción, son aquellos en que justamente lo que vas leyendo, es tan esto, tan lo que esta del lado de acá, tan vos mismo o vos misma, que no hay ya más frontera. Desde que la leí por primera vez, no he dejado de pensar en lo que dijo una vez Julio Cortázar: que la literatura disuelve la falsa objetividad creada por la codificación cotidiana y la intelectualidad raciocinante. He pensado muchas veces en esto, y de a poco se ha ido esfumando esa falsa distinción entre realidad y ficción, entre vida cotidiana y vida contada, relatada. De ahí esa especie de sueño, esa especie de utopía que me viene rondando desde hace tiempo. De intentar traer la vida tal como es, con todas sus minucias, con todo detalle y exactitud, al papel, a la narrativa. Un relato que contenga todo lo que uno vio, vivió, oyó, sintió, pensó, creyó, hizo, leyó, escribió, comió, cantó, lloró, rió, oró, trabajó. El libro total y definitivo de tu vida, de mi vida, de la vida. El libro total. El comienzo, el medio y el fin.