domingo, 14 de agosto de 2011

Lugar, habitar

Una noción clave para lo humano, es la del lugar, la del habitar. Es necesario tener un lugar adónde ir, dice el I Ching en alguno de sus hexagramas. Tener un lugar adónde ir. ¿Qué es tener un lugar adónde ir? Es un lugar donde puedas habitar, donde puedas ser vos mismo. ¿Qué lugar es ese donde uno puede ser uno mismo? Hoy pensaba que uno debe estar en el lugar que le cabe, el lugar que le corresponde. Pero ¿cuál es el lugar que me cabe, y cuál el lugar que me corresponde? Muchas veces pensamos que son lugares fijos, y talvez lo sean, pero en movimiento.

Un lugar del que nadie puede faltar, es en uno mismo. Yo no puedo estar fuera de mi. Y ¿cuál es mi lugar? Es una eterna búsqueda. Es un lugar donde yo pueda ser yo mismo, ya lo dijimos más arriba. Es un lugar que he de buscar mientras viva. Ya parece allí, ya aqui, ya más allá. Y en esa eterna búsqueda, me voy encontrando, voy siendo cada vez más yo mismo, voy siendo cada vez más esse lugar móvil y fijo, un lugar que se mueve y está quieto, que es y deja de ser a cada instante, como la vida que pasa, que pulsa, que es y deja de ser a todo instante.

Cromatopoiesis

Ayer a la tarde senti necesidad de encontrar el amarillo y pintar de amarillo. Después de haber encontrado el amarillo y haber pintado de amarillo, vino el rojo. Pero esto fue ya a la noche. El rojo vino después del amarillo. Hoy pinté una parte de la tela de ayer, que estaba en amarillo, de rojo, a los costados. Quedó como un sol amarillo en un fondo rojo. La llegada del rojo después del amarillo, me llevó a algunas cavilaciones, ayer a la noche. Rojo es el color del chakra fundamental, el chakra básico, la lucha por la vida. Naranja, vino a mi mente entonces. Naranja es el color que surge de mezclarse el rojo con el amarillo. Em fin, subiendo por los chakras, llegando al corazón, verde-rosa, subiendo hasta la garganta, azul eléctico, el entrecejo o tercer ojo, índigo, y al tope de la cabeza, el violeta o lila, el color de la espiritualidad, del contacto con Dios. Así se cierra el ser humano como un arco-iris, como una escala cromática. Viendo estos colores pensaba cómo es tenue el ser humano. Es un color. Una luz. Esto es asi en las visiones tolteca (México), reikiana (Japón, China) y de la India. Luces, somos luces, colores. Esto parece desafiar las concepciones intelectualistas a las que estamos acostumbrados, las definiciones de un cierto cientificismo. Pero puede ser interesante que uno trate de verse como color, como luz, y de ver a los demás como luz, color.

sábado, 13 de agosto de 2011

De vuelta

Hacía tiempo que no me dedicaba al mágico ritual de ordenar palabras en las líneas. Algunas puertas se habían cerrado. Una rendija quedaba abierta y por ahí decidí una madrugada, volver a escribir. Una ranura por donde encontrar un tiempo para comunicarse. Un carretel donde empezar otra vez la tarea de rebobinar el hilo de la vida.

Dom Fragoso había partido el 12 de agosto de 2006. El regreso a su casa, encontrar su rostro y su presencia en los corredores y en el jardín y en los alrededores del barrio de José Américo en João Pessoa, eran como la señal de la hora de reconstruir ese espejo minúsculo. Esa red de reflejo y de esfuerzo con que la salud mental comunitaria se hace y se rehace al margen de la prensa, en esa infinita tarea de darse las manos jóvenes y viejos, misioneras y gente de la comunidad, militantes religiosos y universitarios.

Buscar un lugar en la hoja. Recomponer tu lugar en el mundo. Pegar los pedazos del espejo y descubrir que aún en tu segundo lustro hay un espacio para vos. Después de Bariloche y Mendoza, Puerto Varas y Buenos Aires. Y la voz de Leo que acabas de oír. Ese ser extranjero. Ese buscar por los bordes un espacio entre los demás y un lugar en ti mismo al mismo tiempo. Un vacío en la familia ampliada y en el mundo institucional y cotidiano que llenaba la presencia de ella. Sí. Volverías. Una vez más volverías a recorrer los renglones del cuaderno amarillo en medio de los sones de la noche. El mate volvía a la mesa y el mundo se hacía mayor. En Consciência habría un lugar. En alguna hoja marginal unos ojos volverían a buscar esas rendijas del hombre de arena que se rehace. En medio del fresco marítimo y vegetal que pronto cedería lugar al tórrido sol de João Pessoa, el lugar donde el sol nace primero. Como si el mundo tuviera un comienzo y retiraras la casa de la lista de inmuebles en venta. Hay lugar para todo.

También para este reencuentro con el son del primer ómnibus de la mañana solitario que pasa con su hilera de luces recorriendo la oscuridad. Ronronea la heladera. La mesa mandálica es un disco de recuperación de memoria y no le temes a la anormalidad, a la enfermedad. Atreverte a comenzar otra vez. Hay un mosaico dormido esperando una editora. Esperando una aurora que lo pase de mano en mano, de nido en nido, como pájaros casi invisibles que te dicen que llueve. Y el jardín abandonado agradece las veces que la manguera del cielo se abre generosa y es tiempo de oler a la tierra mojada. Te preguntarías otra vez si la vida acaba en la muerte. Si toda la esperanza hecha hilitos que tejen redes, merece brillar a la luz del día como una inmensa telaraña multicolor, como un arco iris multiplicado hasta lo invisible y entonces te dices que sí. A ver si la vida tiene continuidad en otro ladrillo de cristal.. Y sabrías que el lugar junto a María tendría que ser un lugar contigo. Un lugar con las presencias y ausencias y pendencias y miedos y escapes y caminadas al borde del mar que eres tú mismo. Con esas bibliotecas en lugares que no alcanzas. Y vecinos barullentos que te impiden todo descanso. Dejas que el mate cumpla su milagro y en medio de la indolencia y la inspiración recuerdas los ojos de sol de tu hermano en Brasilia. Pedras de fogo.

El sino dos ventos lame el viento y Vargas Llosa espera el paraíso en la otra esquina en la mesa sin esquinas entonces sabes que puedes. ¿Quién vendría a buscar, peregrinando, estos manuscritos, para echarlos a volar? Hoy no sé qué santo es pero sé que todos los santos son pecadores. Negar la sensualidad es negar el erotismo. Negar lo que diosas y dioses sembraron por doquier. Por eso los amo. Por contradictorios. Por semejantes a esa cosa multiplicada que Dom Fragoso llamaba la utopía de Dios y que se llama hombre. Hombre-mujer. El proyecto humano. Y qué importan los cumpleaños olvidados. Y unas pastillas más para recomponer el equilibrio inestable de que estás hecho. Eu vi, meninos. Yo viví. A palabra não significa nada para você. Soy maestro reiki. En busca del maestro interior.

quarta-feira, 3 de agosto de 2011

Libros

Mi forma preferida de tomarme vacaciones son los libros. No sé si esto te pueda quedar claro, pero es así. Cuando el mundo alrededor me empieza e enfermar, abro un libro y leo. Muchas veces el libro no está a mi alcance, entonces simplemente me voy a su historia, me voy al libro sin el libro, no sé si me explico. Ahora, por ejemplo, en que circunstancias que no viene al caso nombrar, como el posible cambio de casa, o las expectativas por acciones sociales de gran impacto, me empiezan a atormentar la cabeza, agarro un libro de Machado de Assis, Historias sem data, Helena, Quincas Borba, y me voy. Como es un mundo que frecuento desde hace muchísmos años, puedo decir con certeza, que para mi es mucho más real lo que hay en las páginas de los libros, que lo que está del lado de acá.

Del lado de acá muchas veces hay cosas deplorabilísimas, que a uno le gustaría nunca haber sabido que existían. Del lado de allá, en el libro, están esos mundos maravillosos, crepusculares, que para mí siempre son mucho más reales que esta llamada realidad que de real no tiene nada, es solo fictícia. Ahora, por ejemplo, esta mañana que ya se va acercando al mediodía, ya va llegando el momento e que la mañana se hará tarde, pienso en La ciudad perdida de Marte, de Bradbury, en el libro de Howard Phillips Lovecraft, En las montañas de la locura, en las Historias Extraordinárias de Edgard Allan Poe, en los escritos de Heine, de Hesse, de Cortázar, Saramago, Borges, Lya Luft, Isabelle Ludovico, Gita Lazarte. Vivo allí, allí encuentro mi ser, recuperado de tanta dispersión, de tanta ruptura y fragmentación, allí recupero la unidad de mi ser. Son las vacaciones permanentes del espíritu, que alli respira, allí encuentra como esta mañana en el mar, el sol y el agua, el viento, el calor, la arena, la unidad de la vida.