segunda-feira, 28 de fevereiro de 2011

Marzo

Esta mañana, para ser bien preciso, a la cero hora de este dia, empezó el mes de marzo. Decir que es para ser bien preciso, es ya una inexactitud, pues o se es preciso, o no se lo es, no hay cómo ser más o menos preciso, no te parece. Bueno, a mí me parece y se acabó, pero no nos detengamos en estos preciosismos, y vamos al hecho de que hoy ha empezado el mes de marzo. Otro mes de marzo, otros meses de marzo, de otros años, ocurrieron, como es de esperarse, acontecimientos diversos de los que este mes de marzo ocurrirán, con toda certeza. No hay por qué creer que la historia pueda repetirse. No, al menos, en este caso, o bien, mejor dicho, ya que los lectores no deben haber adivinado, ni lo podrían hacer, no hay por qué creer que todo mes de marzo deba uno sumergirse en sentimientos de tristeza, de rabia o de miedo, por haber ocurrido, muchos meses de marzo atrás, muchos años atrás, cosas que provocaron estos sentimientos de miedo, rabia, tristeza. Yo digo estas cosas, pues ahora que la lluvia paró, la lluvia que empezara unos minutos antes, me doy cuenta de que las cosas se repiten si las repetimos. Es verdad, como dice el poeta, que “sólo una cosa no hay, es el olvido,” y que “Dios, que salva el metal, salva la escoria, y cifra en su profética memoria las lunas que serán, y las que han sido”, pero sin embargo, o talvez por eso mismo, este marzo puede ser un marzo sin recuerdos, si te lo permites. Puede ser un marzo como los marzos virginales, como cuando la vida todavía no se dividía en tragedia y fiesta, como cuando eras niño. ¿Y quién te dice que no puedes ser niño o niña otra vez? La lluvia recomenzó con más fuerza, como esas lluvias de verano, como esas lluvias que asocias a chicas mojándose con el agua y las blusas pegándoseles al cuerpo, con lluvias que no tienen pasado, que no tienen memoria, no tienen historia. Este marzo es un marzo nuevo, no es una repetición. Los nombres pueden repetirse, y eso crea confusiones. Puede ser que tuvieran muchísima razón aquellos revolucionarios franceses que le pusieron nuevos nombres a los meses. Sería muy bueno que este mes tuviera un nombre sin historia, sin pasado. ¿Por qué asociarlo a Marte, el dios de la guerra? ¿Qué significa que Marte es el dios de la guerra? ¿Y por qué tiene que haber un mes en memoria de la guerra, que es odiosa, sobre todo la agresión a los ciudadanos desarmados, como la que fue perpetrada en un mes de marzo de hace ya treintitres años. Podemos eludir los efectos de la repetición, el aprisionarnos o encadenarnos a la repetición de sentimientos de bronca, pues aquello fue una infamia, una traición abominable como toda traición, una mentira, una afrenta a la humanidad, aún impune, pues no puede pensarse que la ejecución de tantas personas desarmadas, secuestradas, torturadas, haya sido otra cosa que una abominable traición, porque perpetrada por las fuerzas de represión, por la policía, el ejército, la marina, la aeronáutica, asociadas a la santísima iglesia católica, al empresariado y a los financistas, a tanto periodista y juez, tanto profesor y dueña de casa, que de pronto te preguntas, y quiénes eran ellos y quiénes nosotros, qué fue eso a no ser una abominable traición. Pero si piensas que hoy es el comienzo de otro marzo, un marzo de lluvia en otro país, el mes de carnaval y mulatas, mes de música y festejo, todo puede cambiar, y debes permitirte el cambio para mejor, para no perderte la vida, pibe, para no perderte al amor, para no perderte la alegría. Te deseo mucha alegría, mucha vida nueva, la mereces, todo el mundo la merece, no hay por qué asociarse, encadenarse, a lo que no es, a lo que no puede nunca más ser.

Literatura

Me refugiaba en el mundo de las letras, en la literatura, en los libros. Me iba a esos lugares donde ya tantas veces había sido acogido, y me dejaba envolver por los climas de libros aún no leídos, talvez aún no escritos, y todos lo que ya leyera algún día, o de los cuales tuviera alguna referencia por terceros. Esto ocurría muchas veces, ocurre hoy, y continuará ocurriendo, pues en ese lugar de lo inútil, de lo que no sirve para nada, pues para qué lees un libro, a no ser para no ganar nada, para no tener ningún beneficio, como no sea el de simplemente dejarte llevar por el río de la vida, en las páginas del libro, en el mundo de la literatura.