terça-feira, 29 de julho de 2014

Equilibrando

El otro día andando por el rosedal, le saqué una foto a estas flores. Hoy ellas han venido a mi memoria varias veces. Siempre que las veo, me maravilla su belleza, la forma de sus pétalos, su color. Ahora estoy en la sala de la casa de mi padre. Yo no necesito estar forzándome a sentir o a actuar todo el tiempo. Hay veces que no hay más remedio, y uno tiene que actuar socialmente, para no herir a otras personas. Pero no siendo así, me dejo estar de la manera que estoy. No puedo ni quiero transformarme en mi propio policía interno. Al final, la actitud más adecuada generalmente exige poco o ningún esfuerzo. Esto tengo que decírmelo varias veces, pues me sorprendo frecuentemente, tratando de darle un rumbo diferente a las cosas. En general, cuanto menos esfuerzo hago, mejor salen las cosas. El mundo anda por sí mismo. Esto mismo que estoy escribiendo ahora, casi que viene por su propia cuenta. Sólo quería decir algo a respecto de estas lindas flores, y ya ven cuantas otras cosas van viniendo. Muchas veces cuando escribo es esto lo que siento: que algo se va igualando, el mundo interno y el externo se van equilibrando, y la hoja funciona como una especie de superficie de un mar de dos lados. El mar interior y el exterior.

segunda-feira, 28 de julho de 2014

Perguntas e afirmações para a libertação

A pergunta é a resposta. Quando fazemos as perguntas para a libertação da pessoa humana, no contexto da Terapia Comunitária Integrativa e dos cursos de Cuidando do Cuidador, isto se verifica com frequência. Nestas práticas, escutamos perguntas como: Quem é você? Quando escuto esta pergunta, sei a resposta. A pergunta é a resposta. Eu sei quem sou embora não saiba da forma como alguns poderiam esperar que eu soubesse. Eu sei, sem saber. É um saber certo, um saber verdadeiro. Poderei ir aprendendo a pôr palavras a este conhecimento, mas isto não é o principal, na minha compreensão. O importante é o efeito. Que eu saiba quem sou. Que eu viva sabendo quem sou. E este meu saber pode ir vindo para minha consciência, se eu for me fazendo mais algumas perguntas. Como costumo ser? Como costumo funcionar? Tem algumas outras perguntas que também são feitas nestes contextos: Você é quem você é, ou quem os outros esperam que você seja? Aqui, também, a pergunta é a resposta. Pergunta e resposta vão de mãos dadas. Quando vamos permitindo que estas e outras perguntas para a libertação da pessoa humana vão ganhando espaço em nós, a nossa vida vai ganhando integração, integridade. Passamos a viver de uma maneira mais coesa. Vamos nos distanciando de ideias equivocadas que tínhamos a nosso respeito, bem como, também, vamos nos libertando de prisões emocionais. Hoje de manhã tive uma experiência disto. Não com perguntas, mas com uma afirmação que também teve efeito libertador: Quando a reação é desproporcional ao fato, não estou reagindo ao fato (presente), mas, sim, àquilo a que o fato me remete (passado). Uma afirmação muito simples, que me permitiu vir para o dia que estava começando, livre do peso do passado. Apenas acolher a afirmação, foi trazendo à minha memória, constatações sobre mim mesmo que tiveram o efeito de me libertar. Perguntas e afirmações libertadoras. Eu não nasci para sofrer, mas o sofrer me faz crescer, desde que eu tenha a humildade necessária para aprender. Esta afirmação pode ter também um efeito libertador, desde que eu focalize a atenção no quanto cresci a partir de experiências dolorosas. O quanto ganhei com as perdas sofridas, por exemplo. O quanto cresci a partir de mudanças forçadas que me vi obrigado a fazer na minha vida. A minha história de vida é muito parecida com muitas outras histórias de vida que fui escutando nas rodas da TCI e nos cursos de Cuidando do Cuidador. Isto vai repondo em mim uma naturalidade. Uma sensação de auto-aceitação, de pertencimento. Eu quero ser amado pelo que sou, não pelo que faço. Isto pode nos libertar de uma auto-exigência desmedida, um afã excessivo em produzir, em obter resultados. Acredito que cada um, cada uma, terá muitas mais reflexões a acrescentar neste terreno de afirmações e perguntas libertadoras.

sábado, 26 de julho de 2014

Volviendo

Esta tarde me dejé llevar por las veredas de Mendoza, como tantas otras veces. Pasar por las veredas del barrio e ir bajando hacia el centro. Las calles arboladas. La plaza Independencia. Las otras plazas. Cada plaza, muchas historias. Las casas viejas y los edificios. Los kioskos, los autos. Las acequias. Y volver buscando el lado soleado de las calles. Tantos días en Mendoza, tantos días que nos los podría resumir ahora. Una sensación de familiaridad, a pesar de los muchos años pasados afuera. Al cruzar las vías de vuelta para la casa de mi apdre, pensaba en esto.

segunda-feira, 21 de julho de 2014

Escribiendo

Una vez me preguntaron qué hago, además de escribir. Confieso que me quedé perpejo. Es como si a un pez le preguntaran qué hace además de nadar. Me parece que no hago muchas más cosas que escribir. Escribir se ha ido haciendo mi manera de predominante de ser y de estar en el mundo. O tal vez ya lo fuera, y simplemente se fue reconfirmando. Lo concreto es que actualmente es como si el mundo y yo en el mundo, solamente se hicieran reales después que escribo. El mundo se hace real cuando escribo, y yo me hago real al escribir. Esta mañana me daba cuenta de esto. Escuchaba el canto de los pajaritos anunciando la llegada del día, y yo ya he escrito algunas veces sobre este canto de los pájaros. Entonces eran pájaros míos, pájaros de mi mundo. No era algo externo que me llegaba, ese canto. Era mío, era interno. Así de a poco el mundo fué haciéndose mío y yo fui sabiendo que tenía un lugar en el mundo. Y no es un saber intelectual, lógico, sino un saber integral, físico y social, espiritual. En la medida en que fui llegando a la hoja y en que fui compartiendo lo que iba descubriendo, fui entrando en diálogo con otras personas. Me fui dando cuenta de que en muchos de mis escritos había y hay, como fibras de oro. Una frase clave, algo que relumbra. Esas frases de oro son como las pajitas del nido que me ainda, donde vivo. Obviamente, lo que escribo y lo que leo – no solamente en los libros sino en la vida misma y en el mundo, en la gente, en la naturaleza, en los lugares por donde voy y en las conversaciones de que participo –son como las dos caras de una moneda, una cosa no existe sin la otra. Muchas veces cuando escribo, es como si mis escritos anteriores, todo lo vivido que fue pasado al papel y los ecos despertados en otras personas, convergieran sobre lo que voy escribiendo. De esta forma, lo que podría ser (y en algún sentido lo es) una actividad solitaria y aislada, se transforma en un quehacer colectivo y comunitario, integrado e integrador. Muchas personas se reconocen en lo que escribo, así como yo me he ido reconociendo y seguiré reconociéndome en los escritos de muchos libros leídos. Es como un corredor de espejos que se reflejan mutuamente, hasta el infinito. Esta tarde salí a caminar por las veredas del bairro donde estoy viviendo en Mendoza, y sentí una sensación de infinitud. Como si el caminar, ese caminar específico, estuviera unido a todas las caminatas de mi vida. Todo integrado. Tal vez caminar y escribir se parezcan mucho con otras tantas actividades con las que los humanos tratamos de irnos uniendo con lo que no tiene límite, con el infinito.

sexta-feira, 18 de julho de 2014

Escribiendo y leyendo

¿Qué haría? ¿Qué podría llegar a hacer, sino esto mismo que estoy haciendo? Leyendo y escribiendo, leyendo y escribiendo, leyendo y escribiendo, como si no hubiera otra cosa para hacer en esta vida. Escribir es leer, por otra parte, y leer es escribir. Vengo dedicándome a estas actividades desde hace mucho tiempo, con intensidad. Y todo aquello que hacemos con corazón, nos devuelve buenos frutos, multiplicados. Hay momentos en que me siento como una de esas esferas de las IBM antiguas (¿se acuerdan?) que iban dando vueltas y escribían en un papel que les pasaba por el costado. Escribiendo y leyendo, escribiendo constantemente y leyendo sin cesar. ¿No sería esto algo excesivo, algo que debería ser moderado? La verdad es que me parece que no, aunque me he acostumbrado a pensar que todo exceso es negativo. Hay veces que un exceso en una dirección, es solamente un desequilibrio necesario para equilibrar un exceso anterior en la dirección contraria. Si ahora (y este ahora ya tiene muchos años) es como si viviera en las hojas, en las hojas que escribo y en las que leo, es porque en esto me voy encontrando cada vez más, voy construyendo mi propio mundo y al mismo tiempo integrándome en el mundo que me rodea. ¿Sería una especie de alienación? Sin duda. Pero (como dice Martha Medeiros) la alienación es necesaria: es necesario alienarse de lo cotidiano cosificado y codificado, del utilitarismo y de la falsa objetividad creada por los medios de comunicación (como dice Julio Cortázar). Soy feliz cuando encuentro un libro, como dice María Filha, mi compañera de toda la vida. Y no son sólo los libros que encuentro en las librerías o en los estantes. Son los libros por los que voy transitando cada vez que me encuentro con alguna persona. Cada persona es un libro, una biblioteca, muchas de ellas. Los lugares por donde voy, son también las hojas de un libro que todo lo contiene. En él vamos escribiendo y leyendo, leyendo y escribiendo. Creo que Paulo Freire concordaría con ésto. No tengo dudas de que lo haría. Él también vivía integrado en la escritura del tiempo. Como Jorge Luis Borges. Como Gita Lazarte, mi madre.

domingo, 13 de julho de 2014

Alegría

Esta mañana estaba conversando con mi papá en su cuarto. Veía su mirada, su sonrisa, su rostro de ya tantos años. Me admiraba su alegría, esa disposición tan suya de estar siempre contento y agradecido. Solo le preocupan las cosas del momento, el presente, me dijo en un momento, cuando le pregunté si tenía alguna reflexión para compartir. Contemplaba él el jardín en el que tantas veces trabajó. Miraba el rosal y el jacarandá. Escuchaba, escuchábamos los pajaritos en esa mañana de sol. El camino se extendía hacia el muro de la escuela. Esto lo alegraba, también. Bien cuidado, bien acompañado y atendido, en un día de sol. ¿Qué más?, parecía decir su rostro. Por mi parte, disfrutaba también de ese momento. Yo miraba las hormigas en el piso, algunas de las cuales tuve que eliminar, ya que empezaban a subirse a las pantuflas de mi padre. Me reí. Me reí no solo de eso, o no sé de qué, pero me reí. Me vino una alegría infantil en el pecho. Me acordé de mis tiempos de niño y de joven, en que todo me alegraba. No tenía preocupaciones, ni obligaciones, ni ideologías o culpas. Disfrutaba de mi vida y del conejo con el que vivía en esta casa. Ahora me doy cuenta de que esa alegría sigue en mí. No tengo que hacer nada para traerla, pues está aquí. No necesito preocuparme con nada ni por nada.   

sexta-feira, 11 de julho de 2014

Volviendo

Esta mañana volví de Carlos Paz con María, y ahora trato de reunir aquí algunas impresiones antes de que puedan desdibujarse. Unos días para nosotros mismos, que hacía mucho tiempo no nos tomábamos. Un departamento prestado por una colega de la Terapia Comunitaria Integrativa, cuya generosidad nos permitió estar un tiempo volcados más hacia nuestra propia vida como pareja. Días sin horario de levantarse ni de hacer nada. Tiempo sin obligaciones. Salir cuando el tiempo lo permitía, y dejarnos llevar por la búsqueda de un sol que amenizase la temperatura. Llegar al McDonald en la avenida principal y tratar de conectarse con la internet a ver si había alguna noticia de familiares y amigos. Clima de mundial. Permitirse mirar dos partidos importantes de esta recta final en dirección la definición del campeonato mundial de fútbol. Sentarse como todo el mundo frente al telón gigante en la Galería del Sol y ver el juego tenso de Argentina con Holanda. Entregarse a la alegría durante la resolución por penales. Recobrar de a poco una familiaridad que se viene presentando, con esto de estar más por la Argentina. Sentimientos viejos que vuelven, y un país que de a poco uno va pudiendo sentir otra vez más dentro de uno. No fué fácil el exilio, ni es fácil el retorno, aunque sea provisorio e intermitente. Volver a Mendoza después de estos días por las sierras de Córdoba. El paseo por Capilla del Monte a toque de caixa, como decimos en Brasil. Permitirse fluir en alguna medida, en un tiempo de nada para hacer. Descubrir que el mundo sigue andando. El viaje en ómnibus por la noche, y descubrir que hay aquí en la tierra mendocina, algo muy mío, una energía que solo siento aquí.  

terça-feira, 1 de julho de 2014

Creciendo juntos

Esta mañana sentí una profunda gratitud hacia todas las personas que a lo largo de estos ya muchos años de venir creciendo en las letras, me han venido dando aliento. Yo no sería quien soy sin esas personas y sus palabras de estímulo, que no siempre han sido palabras escritas o dichas, aunque sí ha sido éste el caso en muchas oportunidades. Me refiero también, y muy especialmente, a los sentimientos que estas personas me han hecho llegar. Sentimientos fuertes, que a uno le dan la pauta de que vale la pena insistir, proseguir en esta especie de trinchera de la paz y del amor, de la recuperación de la persona humana. Lo que empezó como un esfuerzo personal por traerme de vuelta, una denodada lucha por venir a saber quién soy, fue ganando la fuerza de esta corriente solidaria de la cual soy parte. Somos un océano, somos océanos interconectados, y quiero enfatizar en particular, la importancia de mi familia, mis amigas y amigos de la Terapia Comunitaria Integrativa, y el cristianismo de base. Sin todas y todos ustedes, quien hoy les agradece, no estaría compartiendo la alegría inmensa de este crecer juntos. Gracias. Muchas gracias a cada una, a cada uno.