terça-feira, 29 de julho de 2014

Equilibrando

El otro día andando por el rosedal, le saqué una foto a estas flores. Hoy ellas han venido a mi memoria varias veces. Siempre que las veo, me maravilla su belleza, la forma de sus pétalos, su color. Ahora estoy en la sala de la casa de mi padre. Yo no necesito estar forzándome a sentir o a actuar todo el tiempo. Hay veces que no hay más remedio, y uno tiene que actuar socialmente, para no herir a otras personas. Pero no siendo así, me dejo estar de la manera que estoy. No puedo ni quiero transformarme en mi propio policía interno. Al final, la actitud más adecuada generalmente exige poco o ningún esfuerzo. Esto tengo que decírmelo varias veces, pues me sorprendo frecuentemente, tratando de darle un rumbo diferente a las cosas. En general, cuanto menos esfuerzo hago, mejor salen las cosas. El mundo anda por sí mismo. Esto mismo que estoy escribiendo ahora, casi que viene por su propia cuenta. Sólo quería decir algo a respecto de estas lindas flores, y ya ven cuantas otras cosas van viniendo. Muchas veces cuando escribo es esto lo que siento: que algo se va igualando, el mundo interno y el externo se van equilibrando, y la hoja funciona como una especie de superficie de un mar de dos lados. El mar interior y el exterior.

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