domingo, 30 de dezembro de 2012

Fluyendo

El día había comenzado, al parecer, como tantos otros días. Pero esto podría ser una forma disimulada de desmerecer el gran valor de estar aún vivo, pensó. Escuchó el canto de los pájaros en la mañana. Vio el cielo, las nubes. Algunas grises, pero otras coloreadas por el sol mañanero. Ahora el pío del pájaro cambiaba de cadencia. Se admiró de cuánto amaba estos sonidos matinales. Cómo estos pajaritos con sus músicas, habían sido durante tanto tiempo, sus compañeros en este mágico ritual de comenzar el día. Cómo es verdadeiramente admirable estar aún vivo, pensó. Escuchaba el sonido de las teclas dibujando palavras. El tic tac del reloj, rítmico. Como una ráfaga, algunos acontecimientos del ayer. El cajueiro, con sus ramas hacia el sol, y sus frutos perfumados, dejando en el piso de piedras, una alfombra de hojas que el viento mece. Y más allá, ya del lado de la calle, el jardín de enfrente, con sus flores rojas y amarillas. Un vergel. Primaveras, o santa ritas, como las llamaba mamá. Mamina, María. Mar. Resonaba en sus oídos el son de las palabras. El son de las teclas. El sonido de los pájaros. Cómo habías ido construyendo, como seguís construyendo, un lugar para vos en el mundo, en esto de transponer la vida a las hojas. Es como si las hojas fueran siendo la vida que baja, la vida que va cayendo por su propia naturaleza, dejando el árbol y volvendo a la tierra. Registras algunos leves cambios en la rutina de todos los días. Estos cambios son ecos del gran cambio, ocurrido desde octubre de 2012. La ruptura de la programación negativista. Alguna cosa empezó a soltarse e tí. Fuiste dejando que se aflojara una especie de atomatismo que te aislaba del mundo, de la gente, de la vida. A veces son cosas apenas perceptibles, otras, como una ráfaga que te ventilara por dentro, que te fuera diluyendo e integrando con todo a tu alrededor. Recordabas algunos momentos del año que está por terminar. Los días en Lagoa Seca; los espacios en una revista de Mendoza; la larga jornada al lado de tu amada, en esos infinitos cuidados que ella prodigara a su madre, tan querida, finamente de vuelta al infinito en estos días de comienzo de diciembre. Todo marcando tu propio regreso. El yo puedo, integrado en el movimento de la vida. Los rostros de las personas del medio popular, los vecinos de la Cidade Verde. Familia, amigos. Funcionarios de los hospitales. El velorio de la madre tan querida. Un nido de luz formándose alrededor. Los amigos y amigas del grupo formativo. Llamitas de luz iluminándote por dentro y por fuera. Las redes sociales, pensó. Las redes. Es ésto lo que me sustenta. Es allí que estoy apoyado. La Terapia Comunitaria Integrativa. Redes. Esto es lo que me sustenta. Me sostiene y alimenta. Miró como por un segundo fugaz, toda su vida pasada. Pasara. Ahora ésto, ahora esta mañana con sus pájaros, el cielo, el día, la luz. Dejaría que el dia lo fuera llevando. Como un río, como el viento, como el tiempo.

sexta-feira, 28 de dezembro de 2012

Un solo libro

Hay un único libro Que es todos los libros Leo ese libro y en ese único libro Me leo

quarta-feira, 26 de dezembro de 2012

Meu mundo interior

Fecho a porta do meu quarto E vou para o meu mundo interior Onde me esperam Meus amados livros e cadernos. Ali me integro, me refaço, Me expando e me recolho. Aquí sou eu. No meu mundo interior De livros e cadernos

domingo, 23 de dezembro de 2012

Feliz Natal

Ir às compras em lojas pode ser –geralmente é—uma experiência que põe em jogo quase todas as capacidades humanas. A começar, a paciência. A tolerância, estreitamente ligada à primeira. Nos diversos momentos em que você se vê obrigado a perambular pelos espaços entre as mercadorias de uma grande loja, ou em que você se interna no espaço não tão grande de uma sapataria, por exemplo, você vai se deparar com instantes nos quais terá que, ora orar, ora suspirar, ora deixar o pensamento vagar, ora se deixar atrair por algum ser humano do sexo feminino que passa por aí olhando ou indo não sei para onde. Tudo isto no meio às naturais indecisões às que se defronta você cada vez que tem que escolher alguma coisa, cada vez que tem que decidir. De início, você tenta comprar um par de meias. Mas não meias de esportista, não sou desportista, nem gosto de me parecer com um, e já me apresso em dizer que não tenho nada contra os desportistas, e muito menos contra as desportistas. Apenas que não gosto de parecer o que não sou. E então você fica olhando os pares de meias empacotadas, ou meias soltas, de diversas cores e tamanhos. Médio, pequeno, grande, gigante. Bom, este parece que se parece com o que creio estar a necessitar. A pois tá certo. Pego um, e vou segurando o pacote de meias até que chego em outro setor, a procurar outra prenda de uso diário, e a operação se repete. Então vem a questão da fila. Gente enfileirada com rostos os mais diversos, uns com crianças, outros em parelhas, outros sós. Fila preferencial, entro ou não entro? Ainda não tenho a idade oficialmente determinada, mas o cansaço, sabe como é. Entro. Outras pessoas que não deveriam estar na fila preferencial, também fazem de conta, como eu, que estão no lugar certo. A moça do caixa adverte a presença indevida de diversos seres humanos que não atendem às especificações da fila preferencial, e adverte: oxente, aquí é a fila preferencial, viu? Ninguém se dá por aludido. A fila anda, pagas, pegas o pacote, olhas para a vendedora e para o empacotador com a maior cara de inocência de que és capaz, e tentas pegar o caminho de saída da loja que, a essa altura da tarde, é um formigueiro, um labirinto de gente e mercadorias, luzes, sons. Chegas a um corredor de vidro e metal, luz. Vais te dirigindo para o estacionamento. Tirar o carro, depois de pagar no guichê. Três reais, para uma permanência como a que usaste. Voltas para casa. As ruas tantas vezes percorridas, agora iluminadas de Natal. Luzes, cores. A noite veio e voltas, voltas para casa, estarás sempre a voltar. Feliz Natal.

sábado, 22 de dezembro de 2012

Continuaré

Viene acercándose la Navidad, fin de año, y como creo que todo el mundo, también veo el año pasado, lo pasado en el año, la yunción de momentos, de lugares, de rostros, de acontecimientos. Unos alegres, otros tristes. Pero de todos, una semilla brota, y es esto que está aqui, que busca el sol, que se extiende hacia arriba, hacia abajo, hacia todos lados, esto que soy yo. Miro alrededor, en todas las direcciones, y ese mosaico concéntrico que me envuelve y que me incluye, te incluye también, pues estuviste de algún modo en algunos o en muchos o en todos esos momentos que ahora veo en perspectiva. Y ahora que se acerca la Navidad, que el año nuevo parece estar ya queriendo dar una señal, como un sol escondido detrás del horizonte del tiempo, ahora, esta mañana, a esta hora, te digo que agradezco y que tengo fé, que continuaré, hasta el final y hasta más allá. Pero no iré solo, como no llegué solo hasta aqui. Sé que habrá otros brazos, otros corazones y mentes alrededor, en esa tela infinita que es la vida. Es esto: continuaré.

sexta-feira, 21 de dezembro de 2012

Desexigindo

Ontem noite curti uma noitada de confraternização da ADUFPB, o sindicato docente da Universidade Federal da Paraíba. Foi no Jampa Ville. Mas todo este rodeio foi para dizer que, se curti, como de fato, curti, foi porque estive, como continuo estando, com menos expectativas. Menos expectativas com relação a tudo. Às pessoas, a mim mesmo, ao que acontece. Antigamente, sempre estava como que numa atitude de rechaço, de crítica, de distanciamento. Expectativa quer dizer, neste contexto, exigências. Exigia muito de mim, e exigia muito dos outros, da vida, de tudo ao meu redor. Esta atitude começou a se desmontar em outubro deste ano de 2012, e continua se desmontando, graças a Deus. Ontem à noite, nessa reunião dos docentes, fiquei numa mesa com Maria, minha esposa, a filha dela, Leila, Felipe, o namorado dela, e Romero e Mara, meus cunhados. Encontrei Ricardo, o presidente da ADUFPB, e passou pela mesa, nos cumprimentando, uma amiga de Vagneide, outra das minhas cunhadas. O lugar era aberto, ao menos o lugar em que ficamos. Atrás, uns ciprestes enfeitados com luzes coloridas. Lá dentro, uma orquestra tocando músicas. Comemos salgadinhos, tomei vinho, que um garção repunha na minha taça sem que eu pedisse. Olhava às mesas em volta, olhava em redor, a ver se encontrava alguma cara conhecida. Muito poucas, quase nenhuma. Em outros tempos, teria me frustrado. Agora, curtia o que tinha, o que estava, o que era, ou, melhor dizendo, o que estava sendo. Hoje acordei com uma sensação de paz. Andei pela praia, curti o sol, a água, a vista das pessoas que estavam pela areia. Como algo tão simples, como relaxar a expectativa, a exigência, pode nos fazer sentir tão bem.

terça-feira, 18 de dezembro de 2012

El comienzo del día

El día parecia que empezaba solamente cuando ponías la primera letra en la hoja. La primera hoja en la letra. No, la primera letra en la hoja. A veces uno se confunde, pero se desconfunde enseguida. La cuestión es que solamente ahora, cuando ya ha llegado la noche, has andado, has ido a la editora y al sindicato, has hablado con cierto número de seres humanos, finalmente ahora, sí, es cuando parece que el dia ha comenzado. ¿Puede ser ésto? ¿Cómo puede ser? No sé como, pero es. No todo es explicable, che, no te pongas en racionalista. No, racionalista no, pero es que yo... Ni me vengas con que vos o no sé qué o no sé quien. Lo que quería decir era algo muy simple, y lo has complicado todo. Era lo de que el día apenas parece haber comenzado ahora, a la noche, cuando puse la primera letra en la hoja. Bueno, es eso. No era para nada complicado, ¿no cierto? Esto es algo verdaderamente admirable. Que el poner una letra en una hoja, dé inicio al día. Es muy sorprendente, y agradable, ¿no te parece?

domingo, 16 de dezembro de 2012

Cuando viene la vida

A veces, cuando no tengo nada que hacer, dejo que la vida venga. Hoy me pasó a la tarde, viendo un programa de talentos, llamado The Voice Brasil. Dejé que fuera viniendo la vida, y lo que podría haber sido un momento anodino, se llenó de significado, por algunos minutos. Le empecé a prestar atención a lo que decía el cantor Daniel, que comentaba sobre dos cantores, un joven y una chica, que habían cantado, y entre los cuales debería elegir uno. Presté atención a lo que Daniel decía, la expresión de su rostro, de sus ojos, el tono de voz, el sentimento que ponía en las palabras. Dejé de lado cualquier crítica o rechazo, cualquier cosa que me pudiera distanciar de lo que estaba viendo. Fue entonces que senti la vida venir, el mundo todo de gente que vive dentro mío, en mi sentimento. Fue como una mandala, una imagen de rostros queridos componiendo un mosaico amplio, que se perdía de vista hacia los lados. De pronto me di cuenta de todo el amor que he recebido en mi vida, desde el cariño de mis padres, mis abuelas, hermanos, amigos, esposa, hijos e hijas, alumnos, colegas, gente de algún lugar. No seguí viendo más el programa, ya había recebido lo que necesitaba, solamente dejando que la vida viniera. Después salí a dar una vuelta por las calles de mi barrio. Una vuelta corta. Me sentía liviano. No tenía expectativas, a no ser la de simplemente caminar, y agradecer. Agradecer por la vida. Agradecer por el amor.

quarta-feira, 12 de dezembro de 2012

Inclusión literaria

A veces me veo frente a la hoja y me dan unas ganas no sé muy bien de qué. De poner alguna cosa, de decir algo, de comunicarme con alguien. Escribir tiene para mí algo de mágico. Uno va creando mundos que después habita. De tanto ir escribiendo, a lo largo de los años, es como si me hubiera ido transponiendo de a poco o de a mucho, en las hojas que he escrito. Tengo la imprsión de que esto comenzó cuando yo era muy chico. No eran solamente las hojas que yo escribía, las cosas que yo iba escribiendo, sino también, y muy fuertemente, lo que yo iba leyendo, lo que iba encontrando de mí en los libros. Ahora que ya ha pasado tanto tiempo en esto de ir poniéndome en las hojas, de ir escribiendo en hojas que se han ido yendo, que han ido llegando a tus ojos, a tus anteojos, que han salido a andar por ahí, ya me parece que cada vez más me he ido incorporando a una realidad literaria que me incluye, que incluye todo lo que existe. Es un poco lo que dijo Jorge Luis Borges, de que los libros son extensiones de la memoria y de la imaginación. También de la experiencia. Y también aquello de Julio Cortázar, tan magistralmente dicho en La vuelta al día en 80 mundos: qué él nunca se había encontrado en la llamada realidad cotidiana, pero sí en los libros. Uno se fue encontrando allí, allí se fue quedando, fue haciendo su casita, muchas casitas, un mundo, y se quedó a vivir allí.

segunda-feira, 10 de dezembro de 2012

Um dia

Estavas na frente da folha. Tanta coisa a registrar. As folhas como que te envolvendo. E você, vendo o mundo a se descortinar dentro do seu coração. Um dia inteiro a desfilar pela tua mente. Ou muitos dias, tantos dias. Hoje, o velório de Dona Marieta, o enterro. O cemitério, as ruas arborizadas da cidade dos mortos. A família dispersa reunida. Os amigos do grupo cristão te acompanhando, acompanhando a despedida de uma trabalhadora incansável, alguém que decidiu que queria aprender a ler e escrever, depois de ter criado oito filhos. O tempo parecia ter-se detido. Parecias ter perdido a noção do tempo. Era Dona Marieta ou era Gita, tua mãe, ou era Mamina ou era abuelita Oliva? Não sabias. Eram todas as mães. A canção do violão embalava o instante em que o irmão pronunciava as palavras rituais, sentidas, de coração. As palavras da filha tão amorosa, a se despedir também da mãe. As flores. Tua família argentina e a família paraibana. Família consanguínea e família por afinidade. O sol se punha no horizonte da cidade. Um dia que parecera ter pulado para fora do calendário. Que dia seria, que dia é este, de verdade? Um dia fora do tempo. Recordavas as ruas do cemitério da Boa Sentença, e as falas das pessoas queridas do grupo cristão. Tua família mais de dentro, sem excluir a outra família, as outras famílias. Tudo é uma família. Recordavas as flores, os rostos. As colegas da universidade. Tantos rostos. Tantas palavras diante do indescifrável, a morte. O dia iria terminar em algum momento. Mais adiante, ainda não. Segura na mão de Deus.

domingo, 2 de dezembro de 2012

Agua

La tarde había comenzado con una suave llovizna. Había llovido también por la mañana. Un chaparrón que te obligó a guarecerte debajo de un techito cerca de la panadería. Entre dos aguas, el agua interna que esta tarde lloviznosa está como que llamándote a un retiro interior, a un lugar guardado, donde puedas estar quieto. Hay horas en que uno necessita estar comsigo mismo, en una quietud y paz muy grandes. Solamente dejarte ser, dejarte estar en esa paz profunda, en el centro de tu propio ser.

sexta-feira, 30 de novembro de 2012

El libro y la vida

Había terminado de leer El amor en los tiempos del cólera, de García Márquez. Em el mismo momento en que cerraba las tapas de libro, sintió una certa tristeza. Pero la impresión del magnífico relato que lo acompañara durante tantos días y tantas noches, era uma sensación muy buena en el alma. La maestría del final, el viaje interminable de Forentino Ariza y Fermina Daza en el buque por las ciénagas. La recordación de lo que fuera ese internarse en una narrativa tan peculiar, tan rica y creativa. El amor de dos amantes que esperan la vida entera para amarse para siempre. La vida, no la muerte, es ilimitada, es una de las frases finales. No podía ser una coincidencia. Era una simetría, una sintonia. Como tantas otras que encontrara entre el libro y la vida. Como si fueran dos piezas encajadas a la perfección, a veces. Otras veces, a uma distancia sideral una del otro.

terça-feira, 27 de novembro de 2012

Inclusión

Poniendo letras en el renglón tenía siempre el resultado mágico e imediato: todo empezaba a ordenarse, todo iba poniéndose en su lugar, o mejor dicho: todo estaba, todo estará siempre en su lugar. Esto lo has dicho ya muchas veces, y lo seguirás diciendo. Hay algunas cosas que hay que irlas repitiendo, como la lluvia se repite, como el reloj se repite, como el sol, la luna, el día y la noche se repiten. Todo se repite hasta que nos damos cuenta de que eso está allí. Que esa flor, esa persona, ese mar, todo está ahí, y uno en medio de todo esto, uno en medio de toda esa inmensidad que nos envuelve, nos cobija y nos dirige. Cuando me pongo a escribir, cuando empiezo a ver las letras en el renglón, es como si toda la vida fuera convocada al aqui y ahora, como si toda mi vida viniera de repente a este mismo lugar donde estoy ahora.

segunda-feira, 26 de novembro de 2012

Un día

El día había comenzado de aquella forma. Los pájaros cantando en el silencio de la mañana. Parecía como un ritual. Una oración. La claridad del cielo, las nubes coloridas por el sol mañanero. Y tú caminando por la playa. La arena mojada reflejando el cielo, el agua en tus pies, las olas yendo y viniendo. Los niños jugando, las mujeres pasando. Adelante tuyo, el panorama de la gente bañándose o entrando o saliendo del mar. Hay algo tan especial en estas horas primeras. La beira mar. La gente caminando en el comienzo del día. Parece como que hay algo virginal en estas horas iniciales. Después el tránsito, los vendedores, la construcción de la esquina. Y tú caminando, yendo o viniendo, yendo y viniendo, como todo lo que está vivo. Vuelves a casa y escribes estas cosas, las sueltas al viento. Y el sol debe estar allá arriba. El sol, que ayer veías cuando ibas a la Cidade Verde en auto, a la tarde, esa esfera amarilla, redonda, feliz, irradiante. Recordaras la oración de San Francisco: alabado seas, mi Señor, por el Hermano Sol. Doña Marieta al borde de la vida. Tanta grandeza en el vivir. Y aquella inmensidad asustadora, la muerte. La casa de seu Chico. Tantos recuerdos. La vida de todos los días. Poner las letras en el renglón y ver qué se forma.

sexta-feira, 23 de novembro de 2012

Integração de opostos

Tenho partilhado algumas reflexões sobre várias das perguntas que se fazem no contexto da Terapia Comunitária Integrativa e/ou dos cursos de Cuidando do Cuidador (1). Quem é você? Você é quem você é ou quem os outros esperam que você seja? Você só tem sofrido, ou tem crescido com seu sofrimento? Agora gostaria de partilhar algumas reflexões sobre uma vivência chamada do Sol e da Lua. Combinando ambos os aspectos, positivo e negativo, luz e sombra. Espero que fique claro que aqui não estou fazendo outra coisa que trocando impressões com os leitores e leitoras. Estas observações não podem nem de longe, substituir a vivência em si. O que esta vivência faz, é nos levar a compreender de maneira integrada, as nossas flutuações de ânimo, as nossas variações emocionais. Nem sempre podemos estar no nosso auge. Nem sempre é meio-dia. Mas também nem para sempre será meia-noite. Vivemos em uma sociedade que costuma exigir demais das pessoas. Você tem que vencer sempre, tem que sempre ser o melhor, sempre chegar em primeiro lugar. Isto vai se internalizando em nós, e de repente podemos começar a não saber o que fazer quando não temos nada para fazer, por exemplo. Tanta ênfase nos valores positivos, no alcançar, nos deixa como que sem muito preparo para as descidas, para a passividade, para o aquietamento. Uma coisa que não gostaria de deixar de dizer, é que o conjunto das vivências e das perguntas para o auto-conhecimento desta perspectiva de abordagem e de transformação da pessoa humana, são sempre praticadas em grupo. Nada disto tem a ver com a chamada auto-ajuda, que supõe que as pessoas possam se libertar em solidão. Aqui, ao contrário, tudo conduz a que você recupere a sua percepção de si mesmo como parte de uma rede, como parte integrante de um conjunto humano, de pessoas que partilham com você valores culturais, pontos de vista, anseios e esperanças. Você deixa de ver a si próprio dissociado, separado, isolado, recortado e alheio ao devir humano. Ao contrário, cada vez mais a sua história vai se mostrando aos seus próprios olhos, como uma história muito singular, embora também muito parecida com todas as histórias das pessoas à sua volta. As pessoas que você encontra por aí, já não lhe parecem tão estranhas, nem tão distantes. Cria-se uma empatia. Perde-se em boa medida, boa parte do rechaço que o sistema implanta nas pessoas, pela vestimenta, pela aparência, pelo linguajar, pelos sinais externos. Pessoas de diferentes classes sociais percebem que tem muitas coisas em comum. Os percursos humanos tem algo de muito assemelhado uns com os outros. Ao longo deste trabalho de recuperação de uma visão mais integrada de si mesmo, a pessoa vai se vendo novamente, como quando em criança, como parte de um todo. Diminui em muito, então, a auto-exigência, passa a pessoa a gostar mais de si mesma do jeito que ela é, sem pressões constantes para estar fazendo isto ou aquilo, indo para um lado ou para outro. Só por estar em si mesma, consigo mesma, por ser quem ela é, a pessoa já sente uma alegria muito profunda. E aqui voltamos para o começo destas breves digressões. A equilibração, a aceitação dos opostos emocionais e energéticos dentro de cada um de nós e nos demais, é um ponto de partida para uma melhor convivência. -- (1) Práticas criadas por Adalberto Barreto.

quinta-feira, 22 de novembro de 2012

Un poeta es como una árbole

Un poeta es como una árbole. Sus hojas lo destejen Tejen Tiempo

segunda-feira, 19 de novembro de 2012

Formas de leer

Creo que hay varias formas de escribir, como de leer, o de escuchar una canción. ¿No cierto? Esto me venía pareciendo cierto a respecto de la lectura, pero ahora me doy cuenta de que vale también para el escuchar. Puedo escuchar a alguien que habla, atento a las palabras, a lo que dice, o a lo que quiere decir, etc. Pero puedo escuchar sintiendo, también. Es distinto. Muy distinto. Tanto como mente y corazón son capacidades diferentes. Me gusta muchas veces leer sin prestar demasiada atención al enriedo, a lo que el libro dice, a lo que está escrito, en el sentido de “tratar de entender”. Ahora a la tarde estaba leyendo A outra volta do parafuso, de Henry James. Anoche leía El amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Y también leía Poemas e ensaios, de Edgar Allan Poe. Unos y otros, por el mero placer de leer, por el mero placer de disfrutar de la bella manera como estos y otros tantos seres dedicados a escribir, consiguen hacer más bella la vida. Consiguen, en verdad, hacer más bello el vivir, que, gracias a sus escritos, se transforma en algo rico, variado, minucioso.

domingo, 18 de novembro de 2012

Realidad literaria

A veces uno no tiene nada que hacer, y se pone a escribir. Se pone a alinear letras en un renglón, a ver qué palabras se van formando. No siempre uno escribe por tener algo que decir. A veces es como si fuera un juego: dejar que las palabras vayan viniendo. Después de tantos años de vivir en este lugar del leer y escribir, en el mundo de las hojas que escribes o lees, que escribes y lees, que vos mismo te vas escribiendo al leer, te vas leyendo al escribir. Se va borrando esa frontera artificial entre un aquí y ahora supuestamente real y verdadero, y un allá y no sé donde, que sería ficticio. De pronto es ese allá en la hoja, que hace que este aquí y ahora, pueda llegar a tener alguna realidad.

sábado, 17 de novembro de 2012

Vida unificada

Vida unificada, integrada. Cada cosa me remite a las otras, las une, las unifica. Todo es uno y uno es todo. Cuando miro una película, veo todas las películas que ví. Veo los actores, las actrices, los paisajes, los escenarios, y todo lo que vi antes en el cine o la televisión, se une en este momento y en este acto. Lo mismo pasa cuando leo un libro: al leerlo, leo todos los libros que están relacionados, que se unen al que ahora leo o de algún modo con él se conectan. Todo está unido. El canto de un pájaro, resuena con la sonoridad de todos los cantos de pájaro. Esta mañana veía el mar, el cielo, la gente en la playa de Praia Bella y de Tabatinga. Ya había visto escenas parecidas otras veces, todo se juntaba, todo estaba como que compactado. Así es más interesante la vida, no hay fragmentación. No es que las cosas se repitan, apenas. Es que están unidas, y uno unido a todas las cosas.

quarta-feira, 14 de novembro de 2012

Compactando

Esa mañana había andando por las calles del barrio. Y al hacerlo, la canción con esa estrofa le vino a la memoria. Estrofa, verso, no sabía cuál sería la palabra correcta. No importaba. Importaba la canción. Cuando ando por las calles de mi barrio. Ando por las calles. La cuestión es que siguió caminando por la vereda, y a cada paso, tenues recuerdos. El día de ayer, todo ese ayer. El comienzo del día, las meditaciones y cavilaciones. Salir de la madeja para el lado de acá de esa lámina translúcida, transparente, que se llama mundo. Y del lado de acá, las dudas, los dilemas, las contradicciones, la dificultad de aceptar un estado de paz. Una paz que coexiste con el conflito, con las dudas. Un silencio que convive con el ruido, con la desarmonía. Los crea uno a los conflitos, pensó, mientras volvía ya por la vereda del lado de la playa. Vio el mar. Ver el mar siempre lo alegraba. Ver ese inmenso mar, esa agua infinita apoyada en la tierra. El mar a su manera singular, cintilando, reflejando como millones de diamantes, la luz del sol. Rever como en un pantallazo todas las personas vistas, las esquinas cruzadas, las tiendas, las calles y los autos, los ómnibus, la gente caminando. Los recuerdos de los días anteriores y los del día de hoy, compactados, compactándose de a poco hasta formar como que un ladrillo de tiempo comprimido, este tiempo, esta hora, este instante en que escribes estas cosas.

segunda-feira, 12 de novembro de 2012

Ubicarse

Uno empieza a poner letras en la hoja y el mundo empieza a ordenarse, uno empieza a ordenarse. Es algo muy notable esto: que una operación tan simple tenga un resultado tan efectivo. Recién nomás, o más bien, buena parte de la tarde, la pasé en un estado indefinido, una especie de incomodidad. Ahora ya ha caído la noche, y aquello que estaba en mi alma comienza a dsaguar. Es como si la hoja fuera el mar adonde todo viene a dar. La vida me resulta indescifrable. No sé si para alguien es comprensible o explicable, pero para mí la mayor parte del tiempo, es algo que escapa por completo a mi comprensión. Pasó el día, la caminata de mañana por la playa, el despertar, la gente en las veredas, los trámites en la universidad, el almuerzo en casa, la siesta. El embotellamiento en la avenida Epitácio Pessoa, a la vuelta del taller. La compra de las almohadas. Los pensamientos vagando, como sin encontrar un lugar. Un lugar, es eso. Uno de los pensamentos de mañana, y de estos días pasados, y de ya tanto tiempo atrás, es lo del lugar. El lugar de la vida. Mi lugar. El lugar de todas las cosas. Como si todo fuera un juego que se arma y se desarma, constantemente. Y uno una parte de ese juego, una pieza de una especie de ajedrez infinito. A veces dan ganas de llorar, un apretón en el pecho, tantas cosas pasadas, no toda buenas. Pero del dolor brotan fores. Esto es en la vida de todas las personas. La oración, la comunión con Dios o en Dios. La eterna búsqueda de Dios, ese enigma sin tamaño. Quisiera al poner la última letra en esta hoja, estar en paz, en mi lugar, finalmente.

sábado, 10 de novembro de 2012

Al escribir me escribo.

Hoy cuando andaba caminando por las calles de mi barrio, me di cuenta de esto. Es muy importante, pues en general se piensa, o yo también pensaba, que el escribir era algo que iba de aquí para allá, de mí hacia los demás, de adentro hacia afuera; si bien que es muy claro que nada de lo que escribo deja de venir de afuera también. Hay una diástole y una sístole. Pero esto de que al escribir me escribo, es nuevo para mí. Al menos me suena como nuevo. Y dejo que suene como novedad.

segunda-feira, 5 de novembro de 2012

Poético-literariamente

La poesía me trae una especie de tranquilidad muy grande. Me parece que, en parte, esto deriva de su inaplicabilidad, de su inutilidad para fines prácticos, al menos de buena parte de ella. O sea, lo que me gusta de la poesía, de los poemas, es que son como un territorio a salvo del utilitarismo, de lo comercial, de lo que se produce para fines determinados. No digo que el poeta o la poetisa no busquen la belleza, al escribir sus poemas. No tengo duda de que esto ocurre. Pero también, se me ocurre, existe la expresión de sentimientos, y muchas cosas más que, aunque tengan su utilidad o resultados, valen por sí mismos en otros sentidos. Tal vez uno de estos sentidos de lo poético, sea la devolución, para los lectores y lectoras, de su lado lúdico, de ese lado nuestro que juega con el mundo, juega con la vida, juega con todo con lo que es posible jugar. Juega hasta (sobre todo) con la muerte, con las pérdidas, con lo imposible, con lo inalcanzable, que, en el juego poético y bellamente, pierden su fuerza asustadora. Obviamente, lo bello, el presente, el juego, la expresión de sentimientos, no agotan ni podrían agotar el campo de lo poético. Estos son apenas esbozos desordenados de cosas que me van viniendo a la mente, y que me gusta ir compartiendo, como modo de ir creando un espacio para el diálogo. Ayer leí un poema en la revista Criterio, que hablaba de alguien que se detenía frente a las vías del tren. Estos días pasados, leí varios poemas de Cecília Meirelles, uno de ellos, hablando de las cosas que no hay que olvidar: la canilla abierta, la hornalla prendida, la oración de cada instante. Todo gana una levedad en el poema. La oración de cada instante. Vivir puede ser una oración. Es una oración. Te levantas de mañana y ves el cielo que empieza a iluminarse, algunas nubes, el color del firmamento, algo violáceo anaranjado y azul. Otro de los poemas de Cecília Meirelles que leí, se llama “Canción mínima”, y habla del planeta, de un jardín, de una flor. En pocas líneas, el universo, lo inmenso y lo inmediato. La poesía también nos rescata — al menos a mí me acontece — del peso excesivo de las cosas, del ideologismo, del estar tan pegados a las noticias de los diarios o de la internet. Qué importan los gobiernos o la corrupción o las guerras si uno puede irse a un lugar donde lo eterno y lo efímero se dan las manos, en un ambiente de recogimiento y de unidad. Quién sabe si se puedan sacar fuerzas de esa quietud poética, también para luchar contra estos y otros males, menos pegados a cualquier cosa. Decía que en este territorio de la poesía estamos a salvo también de los ideologismos, de la presión de ideas salvacionistas o del combate a lo que sea. Uno puede respirar en un jardín, disfrutar de las flores o las estrellas, del cielo y de la tierra, independientemente de ser de izquierda o de derecha o de centro, o de la religión o del equipo de fútbol que sea. Y lo que digo de la poesía lo digo de la literatura. Qué me importa (aunque pueda importarme o ser importante) que José Saramago o Gabriel García Márquez o Mario Vargas Llosa o Julio Cortázar o Jorge Luis Borges o el Arcipreste de Hita o Sor Juana Inés de la Cruz o Gabriela Mistral sean comunistas o conservadores o católicos/as, o lo que fueran. Me importa si me llevan o me han llevado, si fueron capaces de llevarme a un lugar lejos de aquí, pero tan aquí, tan verdaderamente aquí, que por un momento o por mucho tiempo, consiguieron hacerme comulgar con lo eterno, con la belleza de lo efímero, con la riqueza de lo cotidiano, con aquellas partes mías que solo conozco cuando leo lo que han escrito. Foto: Gabriela Mistral

domingo, 4 de novembro de 2012

Un día nuevo

Hay días que empiezan de a poco, pero una vez que empezaron, te la voglio dire. Hoy fue uno de esos días, o, mejor dicho, está siendo. Parecía que todo iba a ser como siempre, igual, monótono. Y ya estoy cargando un poco las tintas. Oficio de escritor, la tinta. Pintura. Esas cosas. Pero de pronto, después de las compras en la verdulería, después de volver bajo el sol, por la vereda de todos los días, de todas las mañanas y de todas las tardes y noches, en el elevador, las palabras de ella. La alegría. Verme en el espejo del elevador y reírme, por verme como soy, alguien que vuelve con su compañera de la verdulería, un día de sol, y se ríe con las cosas que ella dise, que te hacen saber que sos especial para ella, que no hubo nadie igual antes que vos. Pero saberlo no intelectualmente, que todo el mundo lo sabe, sino saberlo desde adentro, con el cuore, y alegrarte. Saber que sí, que es un día feliz, un día diferente. En medio de las cosas de todos los días. Hoy recordabas las palabras de la hermana Ana, que agradece todos los días, el día más que le fue dado. Estas cosas te tocan. Sos así también. Este día no es un día más. Es un día, otra vez, pero nuevo, puede ser nuevo, y lo estás haciendo nuevo, lo recibes como algo novedoso.

quinta-feira, 1 de novembro de 2012

Aniversário.

Foi um aniversário diferente. De manhã, se olhara no espelho. Agradecera, simplesmente, à vida. Vira seu rosto, e como numa rajada, passara o que fora a sua vida até essa hora. Unidade. Sorriu levemente. Olhou para os seus olhos. Estar vivo, pensou. Uma graça. O dia decorrera mais ou menos nessa leveza, como se deixando levar. Rindo, como sempre. O afeto do seu pai, da sua esposa, dos seus filhos e filhas, dos irmãos e das cunhadas, dos amigos e amigas, foram como um buquê de flores na sua alma, no seu coração, nesse lado interno que todos temos. Hoje é o dia seguinte, mas ficou uma lembrança leve. Um silêncio interior. Uma quietude. Uma paz muito grande. Obrigado, vida.

segunda-feira, 29 de outubro de 2012

Literariamente

A veces me gustaría escribir algo, pero no sé qué. Escribir me despega de esto, de este lado de la realidad, que a veces es tan poco acogedor. Cuando escribo me voy yendo al outro lado de la hoja, atravieso muy tranquilamente el campo de lo que se tiene comunmente como el mundo real, y me voy a un mundo no menos real, talvez más real, porque más amplio, sin fronteras, sin ideologismos separatistas. Ahora a la tarde, estaba en la sala viendo una película en la televisión, con Meg Ryan en el papel de manager de un boxeador negro. De pronto me sentí tan despreocupado, sin la presión enfermante de las obligaciones, sin presión de los tenés que. Tenés que comer esto que te va a hacer bien. Tenés que caminar para estar sano. Tenés que sociabilizarte. Tenés que trabajar. Tenés que orar. No tengo que nada. Puedo orar si quiero, o caminhar si quiero, o si tengo que comprar el pan o hacer alguna diligencia por ahí. Pero la vida no es una obligación. Es más bien gratuidad, me parece. Por lo menos, me hace bien pensar que puede llegar a ser más bien gratuidad. Y allí es que viene lo de escribir. Escribir o leer con esa actitud del niño que se tira al río para ver adónde el agua lo va a llevar. Estoy leyendo El amor en los tempos del cólera, de Gabriel García Márquez. Y sólo el saber que esas páginas donde he encontrado unas pinturas sobre la vejez, el professor Juvenal Urbino y Fermina Daza, Florentino Ariza y Leonia Cassiani, ya me alegro. Me alegran tantas cosas. De pronto sentir que la programación culpabilizadora, el dictador interno, están como que de partida. Hay horas en que ese mundo literario, esa esfera de la realidad a la que me he ido yendo hace ya tanto tempo, está como que cada vez más acogiéndome, cada vez más diciéndome: sí, vení, aqui hay un lugar para vos, este es tu lugar.

sábado, 27 de outubro de 2012

Comunicando

A veces uno no tiene algo determinado para escribir. Pero es como si las palabras o la hoja fueran llamando, como si lo estuvieran llamando a uno para que venga, para que se ponga aquí, para que diga alguna cosa. Decir algo es una manera de comunicarse, de entrar en contacto. Y talvez no haya algo tan humano, entre las tantas cosas humanas que nos caracterizan a los humanos, como el querer entrar en contacto, el contactarnos los unos a los otros, y los otros a los unos. Y si aún uno no teniendo nada que decir, acaba por decir algo, aunque este algo no sea nada determinado, nada específico, algo acaba diciendo. Dice algo aún no teniendo nada que decir. Y esto es admirable. Y de pronto habría muchas cosas que decir. Cuantas cosas que se podrían decir de un dia. Cómo fue levantarte, descubrirte vivo outra vez, o aún vivo. Ir a caminar por la playa y ver el mar, la gente, la arena, las olas, el cielo, sentir el sol en la piel. Andar por las calles de la ciudad y ver los otros autos, los camiones, las bicicletas, los ómnibus, la gente caminando. Ver las plantas, las flores, las nubes. Sentir que aún en medio de todas las incertezas e interrogantes de la vida, o talvez por eso mismo, por toda esa incerteza e imprevisibilidad, el juego es cada vez más fascinante. Sentir que la tarde se va yendo, el cielo se va poniendo oscuro. Talvez llueva más tarde. Vendrá la noche. La noche y las luces de las casas, las luces de los edificios vecinos. Un dia se va, otro vendrá, y la vida sigue. Sigue siempre la vida. Y uno no deja de admirarse, es siempre admirable, esto de estar vivo.

quarta-feira, 24 de outubro de 2012

GITA LAZARTE

Nació a las ocho de la mañana en Moldes, provincia de Córdoba, Argentina, el 26 de octubre de 1921. Hija de Feliciano Muñoz y Masa y Oliva Soler y Margarit, españoles llegados al país por mar. Oliva era de origen campestre, nacida y criada en Olesa de Montserrat, Cataluña. Tuvo dos hermanos, Ramón Pascual y Agustina. Vivió en Rosario después de la salida de la familia del pueblito en que moraban, y empezó a estudiar en la capital santafesina, cursando allí los grados secundario y terciario. Conocería en esas salas de aula Alma Lazarte, hija del conocido médico rosarino Juan Lazarte, quien la recibiría en la mítica casa de San Genaro. Allí conoció a Omar, por ese entonces aún embalado en el sueño campestre al que retornaría innúmeras veces, en su migración a Mendoza y en sus andanzas por Alta Gracia y Colonia Segovia, llegando a los alrededores de Mendoza (Gobernador Benegas, Godoy Cruz) en el año 1949. Entre cosmos y pinos nacieron tres críos, que las abuelas vinieron a visitar enseguida: Leonardo, Arturo y el Benjamín. Solcito, colorcito y grillito, bautizados así por René Barbuy, educador popular y creativo de la pionera educación por el arte. Fueron creciendo los niños, migrando hacia el colegio Santa de donde egresaron en 1965. De San Ignacio con sus ruinas bucólicas y el clima de hermandad construído, los egresados disemínanse por sus lugares de origen. Gita los dejara con pena en el corazón, como moisés al lado del río, confiando en que la Madre Santa los protegería en el huerto sagrado de su propio corazón. Mística contemplativa, dejó sus recuerdos vivos en quien la conoció y con ella convivió, bien como en un folleto editado en Mendoza, llamado Caminando hacia el ser. Dom Fragoso, de quien tendría noticias, dijera ser contemplativa la naturaleza del Menoro. Vida Retirada (Fray Luis de León), Que el sabio nunca está fuera de su patria (Anónimo), Diario de un alma, Relatos de un peregrino, Sor Juana Inés de la Cruz, San Juan de la Cruz, Santa Teresita de Lisieux, obras espirituales en ella eran vida. Poesía. Trabajo manual incesante, a todos daba el mismo trato, cual aquél de quien se dijera ser el hijo de Dios, enseñara. No se llenaba la boca con palabras vanas. Simone Weil, entre otras místicas cristianas, le llama la atención. Krishnamurti. Dios es la necesidad, repetía. Es el color. Identidad del alma con lo Divino. Yo soy el que soy, dice Dios a Moisés en el Monte Sinaí. Yo soy el que es, dice Cristo cuando le preguntan quién es. Gita Lazarte es lo que es. Lo que fue. Lo que un alma que se une a Dios en la tierra es. En cuanto a sus trabajos materiales, siendo de profesión arquitecta, Gita trabajó en los planes de vivienda del Banco Hipotecario Nacional (Eva Perón, rebautizado 25 de mayo por el régimen ilegal), enseñó en la Escuela Técnica Pouget, de la provincia de Mendoza, creó el ti-co-ti un juego especialmente para niños. No soportaba que sus hijos jugaran con lo que la industria y el comercio quisieran poner en sus manos. De modo que, de chiquitos, sus tres joyas, como los llamaba en su madurez, en la casa de Leonidas Aguirre jugaban a hacer lo que les venía en gana, mientras papá médico venía del Hospital Central donde trabajaba, a tirar por el aire las propagandas médicas: era la rebatiña. El patio se llenaba de gritos y el Doctor, ya sin guardapolvo, y con el pelo cortado a la Kennedy, llevaba los purretes a cococho y a peteco. Otras veces los llevaba a la colonia, un lugar donde se trabajaba en comunidad, plantando, matando hormigas, cuidando de los perros como el Pinky. Más tarde doña Isolina se hizo cargo del lugar, que fue cedido a la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Mendoza y se llamó Escuelita Merceditas de San Martín. En esa época vino María a trabajar en casa, substituyendo Tica, que nos servía el café hirviendo y le dibujábamos a lápiz figuras en la pared, ahorcada. Venían a casa representantes médicos que traían propagandas como valijitas coloridas, una espada verde propaganda de Español, pececitos de colores. Venía Mamina en tren desde Rosario con caramelos de leche, y Chogo. Gita (Herminia Genoveva Muñoz) murió en Mendoza el 19 de octubre de 2007. Escribió Crecer y Crecer por dentro. La biografía de un escritor o escritora, alguien dijo, son sus escritos. En la lápida de su tumba está escrito: La felicidad es obedecer la ley que está escrita en el cielo y en el corazón del hombre.

Poesia e literatura

Deixara-se ir pela ladeira da memória. A cidade perdida de Marte, de Bradbury. A cidade e as estrelas, de Arthur Clarke. Nas montanhas da loucura, de Lovecraft. Esse mundo sem fronteiras e sem ideologias, essa terra que se estendia em todas as direções, acolhendo-o, acolhendo o mundo, a vida, tudo que existe. O mundo da literatura, dos contos, dos romances. Outro, é o mundo da poesia. Um mundo também sem proprietários. Um poeta prossegue as rimas dos outros, a construção é anônima e sem outro alvo que ela mesma, esse algo que não pode ser alcançado de outra forma. Borges o disse na Arte poética. A alusão. É um mundo de alusões. O poeta busca o que está ali, dentro dele e ao seu redor, e o traz para o lado de cá, o lado do efêmero, e nesse efêmero enxerta a eternidade.

Gratuidad del arte

Hace un ratito fui a comprar un bloc de dibujo a la casa de artículos de arte de la esquina. Como estaba cerrada, seguí viaje hasta una papelería que hay más allá, cerca del mercado de artesanías. Quería referirme ahora a los juegos de la mente y la memoria que, si no me falla la memoria, es también parte de la mente. Lamente o no el lector o la lectora todos estos devaneos, la cosa es que lo que me llamó la atención, es algo que conversaba al desayuno hoy a la mañana, con mi mujer. Algo aparentemente trivial, pero que es de la máxima importancia. Cómo uno, por la presión social, acaba perdiéndose de sí mismo. Mientras andaba en busca del bloc de dibujo, me venían sensaciones de cuando era chico y dibujaba en el parque, o en casa. Las sensaciones estaban intactas. No andaba, en aquella época, detrás de perfeccionismos técnicos, provocar no sé qué impresiones en la gente. Siempre había alguna expectativa sobre los demás, pero el eje estaba en mi encuentro con los colores, en mi estar en la hoja, con la hoja. Con los colores y en la hoja. La distorsión está ahí, que nos vamos expropiando de nosotros mismos, por algo externo internalizado. Vos que sos pintor, vos que sos artista, escuchamos. Supuestamente es un reconocimiento, pero en realidad nos empezamos a dejar robar lo que era gratuito, esos instantes de una felicidad que ni se sabe tal, de tan despreocupada. Tan solo el estar con los colores, como en el patio de la casa, o en la escuelita. Sintiendo los lápices con la mano, viendo el azul, el rojo, el amarillo, el verde. Los colores son lugares, son emociones. Uno puede estar allí, simplemente estar. No hay necesidad de crear una obra de arte, de hacer algo espectacular. Basta estar allí. Que el gozo no se pierda por la obligación.

segunda-feira, 22 de outubro de 2012

Ser uno mismo

Poder ponerse en una hoja, ser una hoja, vivir allí, allí encontrar el propio ser. Sería posible ésto? Claro que lo es. Puede alguien encontrarse en una tela de lienzo, para ponerse en la pintura que crea, en el cuadro que va pintando? Claro que puede. Y si puede ponerse uno en una hoja o en una tela, si uno puede estar completamente, ser el que es en verdad, ser totalmente en estos espacios, también puede ser totalmente, autenticamente, en la tela del mundo, en la hoja del mundo.

terça-feira, 16 de outubro de 2012

Utopias

Agora há pouco pensava como é importante a gente seguir uma utopia, plantar utopias, perseguir algo que constantemente se nos escapa. É como se a vida humana dependesse em muito disto. De ter sonhos, muitos sonhos, quimeras, quanto mais inalcançáveis melhor, ou não. Pode haver algumas pequenininhas, do dia a dia, outras que vão para mais longe, e outras que, somadas a muitas esperanças de muita gente de todas as partes do mundo, constroem como que um sonho gigantesco. Um sonho humano de fraternidade, de amor e de justiça. De repente a vida nos presenteia, com as suas mãos cheias, num dia como este, com a saudade muito forte de uma pessoa muito querida que partiu. Essa lembrança, esse afeto, uma miríade de pequenas recordações, compõem como que a presença total dessa pessoa tão significativa na nossa vida. E de repente te encontras como que outra vez na presença dela, desse ser tão amado que acompanhou teus passos desde antes mesmo da tua nascença. Lembras de um pôster com um poema de Gabriela Mistral, a valorizar justamente as pequenas coisas. E o dia foi passando e a noite já está aqui, e nesta hora pões no papel o que andaste a viver nesta jornada. Jornada interna e externa. Pintar de branco uma velha tela para pintar a óleo. Uma conversa ao telefone. Um café da manhã. Um ir pelas ruas da cidade, a caminho do hospital. Um encontrar companheiras de caminhada pela tarde. Sorrisos. Apreciar a beleza de um rosto. Um pequenininho andando com o seu caminhãozinho na mão. Semear utopias, se projetar em sonhos de muitos e sonhos de um só. Sonhos de menino que se admira de se ver no espelho e ver que ainda é o mesmo rosto, o mesmo olhar, o mesmo sorriso. Ir atrás de uma luz inalcançável. Pintarás nessa tela uns mimos do céu.

sábado, 13 de outubro de 2012

Crecimiento

Pondrías letras en el papel, como cuando eras chico y apilabas cubos con letras pintadas formando palabras. Formarías palabras. Infancia. Eternidad. Salud. Paz. No violencia. Armonía, justicia. Amor. Ticket to life, pensabas esta tarde. Te acordabas de Los Beatles y pensabas: ticket to life. Te acordabas de las palabras del Padre Comblin sobre el mensaje de Jesus. Él decía que el mensaje de Jesus es simple, pero que su simplicidad es para nosotros como la ciudad en la cumbre de la montaña. Muchas veces he pensado en esto, tanto en lo que dijo Comblin, como en lo que dijo Jesus, en lo que su mensaje ha venido significando para mí a lo largo de los años. Creo que sí, que es un mensaje simple. Pero no es un Jesus de iglesias el que nos habla para decirnos que el Reino de Dios está en nosotros y en medio de nosotros. Ese es el Jesús de verdad, el Jesús verdadero, el que vivió para decirnos que haríamos cosas más grandes. Cada vez más el presente va siendo el tiempo pleno. El tiempo de todas las cosas. El tiempo donde está todo. Uno puede estar aquí, uno puede ir viniendo, o mejor dicho, podemos ir volviendo. Este es el tiempo. No hay otro, me parece. Todo está aquí y todo es esto. Este es el mensaje de Jesus. Si no os hicieras como niños, decía en el Evangelio. De niños o niñas vivimos en un tiempo contínuo, vivimos unidos a todo lo que existe, somos unidad. Ese tiempo, el recuerdo de ese tiempo, está en nosotros. La eternidad está en mí, está en ti, está por todas partes. Y no hay que pagarle a nadie para que nos deje pasar. No hay intermediarios, pues el Reino de Dios está en nosotros, y en medio de nosotros. No tenemos que ir a algún templo, pues somos el templo, la tierra es el templo, la comunidad, la familia, son templos. Las calles, las plazas, pueden ser templos, si los tomamos como dádivas de Dios como dádivas de la vida. Pero nos han convencido que el tiempo es otro, está más allá, es en otro lugar, no aquí, no en ti como eres, ni en mí como soy. Entonces nos han dividido, hemos creído que no podíamos ser como somos. Que tendríamos que ser perfectos. No podríamos amarnos como somos, sino tendríamos que ser otra persona, no la persona que somos. Esto crea una división, un divorcio, una guerra interna. Pero puede terminar, tiene que terminar, y la paz está en tus manos, está en mis manos, depende de nosotros. Yo no quiero hacer un discurso ni tratar de convencer a nadie de nada. Pero a medida que voy descubriendo cosas, y nunca un descubrimiento es solamente personal (siempre en cada paso adelante, está la suma de mucha gente a favor) y las comparto, el crecimiento se multiplica. Es una cadena infinita.

terça-feira, 9 de outubro de 2012

Escribía

Escribía en la hoja como para cerciorarse de que estaba allí. De que todo estaba como debería ser. Entonces sintió lo que era para él, el escribir. Era ser, propiamente. Así como otras formas de ser, esta era una, pero talvez la más fuerte, la más intensa. Pinturas interiores, pensaba esta mañana. Veía unas flores que su esposa amaba. Las flores eran su esposa. La vida es muy interesante, pensó. Misteriosa. Ahora dejaría de escribir, pero la escritura prosigue, por doquier. Todo es una escritura, pensó. Pasó en revista las letras todas que viera en su vida. Las letras A enormes de algún diccionario que viera en la Biblioteca San Martín. Las letras del Lo Sé Todo. Las letras de la Biblia, del Evangelio. Las letras formaban un escrito que no podía leer racionalmente, pero lo intuía. Era sobre la pared interna del ser. Oía las voces cercanas y un canto de pájaro en el patio. La tarde se avecinaba. La caminata de mañana. El acto del viernes pasado donde su padre presentara el libro sobre su trayectoria académica y profesional. Viejos amigos. Ahora contaba el tiempo que faltaba para volver a ver a su amada. La veía en su corazón. La visión interior. Escribir lo redimía. Era eso, escribiendo se traía de vuelta, venía a la realidad. La realidad como texto.

segunda-feira, 1 de outubro de 2012

Un lugar para vivir

Uno necesita un lugar para vivir, para ser quien es. Ese lugar, en el caso de un escritos (no sé en el caso de una escritora) es lo que escribe, es una página. En una página puede caber la vida entera de un individuo. Esto uno lo puede haber ido experimentando en sucesivas tentativas de tenerse a la vista. No es necesario derramar ríos de palabras para que alguien se pueda ver en ellas. Más vale al contrario, cuanto menos palabras mejor. Uno puede llegar a verse en una única palabra. Sol, por ejemplo. No quiere decir que seas un sol, pero podés tratar de verte en esa palabra. Tal vez uno pueda encontrar en su memoria, tiempos en que se veía, de hecho, en una sola palabra, o en una frase corta. Azul, luz. No importa si es la palabra correcta o no. Importa el juego, el ejercicio. Podés verte en la palabra flor. La palabra flor es muy significativa. Yo pasé muchos años de mi vida focalizado en las flores. Me gustaban desde niño. Me veía en ellas, me encontraba en las flores. Cuando uno escribe, como cuando lee o cuando hace cualquier cosa, puede estar atento a lo que hace, o a otras cosas. Si no prestás atención a lo que hacés, por ejemplo si estás cortando un limón, podés cortarte el dedo con el cuchillo. Pero eso no es lo peor que podría pasarte. Podés perder contacto con el hecho de que estás cortando el limón. El otro día me llamó la atención justamente eso: estaba prestando atención al corte en el limón. Sentía el cuchillo cortando el limón. Sentía el limón sujeto con la mano izquierda, y el cuchillo con la mano derecha, cortando el limón. Me alegró esto, sentir el limón. Puede parecerte alguna idiotez esto, pero para mí no lo es. Por ahí uno va pasando por las cosas, va pasando por la vida, sin contactarla, pensando nomás en los resultados. Pero la vida es más procesos que resultados. Creo que a fuerza de uno haber ido conformándose a normas impuestas, fue perdiendo el contacto consigo mismo, con lo que uno es de verdad. No es que se pueda vivir sin normas, pero las normas no son más importantes que la vida. Las normas son un límite necesario, la vida es ilimitada.

sábado, 29 de setembro de 2012

Registrando

Ese día realizó lo que se le figuraba, podría llegar a ser, o sería, con certeza, el sueño de todo escritor. Se le ocurrió que debería decir escritoras, también, para que no se le tachase de chauvinista, machista, o cosas peores, muy al gusto de la moda actual. Pero prefirió dejarlo así. Al final, pensó, escritores o escritoras, tal vez ellas las escritoras no tengan los mismos sueños que los escritores, o que este escritor, que es el que escribe este escrito. La cuestión, para volver a lo que quiero decir, es que nuestro personaje supo ese día, que había conseguido realizar lo que le había parecido imposible y al mismo tiempo deseable en su oficio: registrar todo lo ocurrido desde el mismo instante en que se levanto, con la vaga e imprecisa sensación de un sueño tan nítido, pero si era tan nítido por qué no te lo podés acordar ahora. Bueno, y enseguida ver la luz en el cuarto, preparar el café, poniendo el polvo de café en el lugar apropiado, el agua en el recipiente inferior de la cafetera, cerrar todo y ponerlo al fuego en la última hornalla a la derecha y al fondo. Ir a la clínica y alegrarse de que había lugares disponibles para estacionar. Ver a la gente esperando en la sala de espera, gente leyendo revistas o viendo televisión. El médico regordete, no muy expresivo pero sí afable. Es gota. Tá com a gota, le salió la argentino-nordestinada. Pues bien, si es gota, gotita a gota la iremos disolviendo. A base de una cervecita que se tomó con su enamorada mientras comían un delicioso pollo a la parmesana en el restaurant de la Epitácio Pessoa. Y ya volviendo a casa, con la sensación del deber cumplido, anotando todo lo ocurrido. La literatura es eso, es la atención total a todo, ¿te das cuenta?

sexta-feira, 28 de setembro de 2012

Toda esta vida

¿Quién no soñó con poner en una hoja toda su vida? Todos sus días, todas sus noches. Todos los minutos vividos y soñados. Los caminos recorridos. Los lugares y la gente. Aquellas personas inolvidables que te marcaron. Lo que quisieras que no hubiera ocurrido, y en qué lo transformaste y lo seguís transformando. Los colores, los ríos, las montañas. Las mujeres, los niños, los amigos. Las películas. Los libros. Todo lo vivido en una única página. Todo lo que viste, sentiste, oíste, cantaste. Lo que aprendiste desde que abriste los ojos por primera vez, hasta ahora, hasta mañana, hasta después del instante final. Toda tu vida en una página. En esta página. ¿Qué palabra resumiría toda tu vida? Extraordinario. Fascinante. Maravilloso. Hermoso. Bello. Divino. Humano. Toda tu vida en esta hoja.

quarta-feira, 26 de setembro de 2012

Estando

Qué es lo que uno puede encontrar en uno mismo? Prácticamente casi todo lo que necesita. Como ser si estás un poco con esa sensación desagradable de que la vida no tiene sentido, de repente miras para atrás un segundo en tu vida, te acordás de épocas en que era tan penoso despertar y ver que todavia estabas vivo. Eso ya pasó, no está más. Ahora hay el ir y venir de la vida. Algunos dias estás en el paraíso por el mero hecho de que estás vivo o viva, respirando, oyendo, viendo, sintiendo, pensando, pudiendo caminar, orar, apreciar la belleza del mundo alrededor. Otros dias, como de repente hoy, te viene una especie de melancolia. Vaya a saber qué reminiscencias de tiempos odiosos o aburridos. El ser humano no es tanto lo que está en la superficie, sino más bien lo que no se ve. Entonces puede ser que por allí, en algún lugar desconocido de tus profundidades, alguna parte tuya llora. Llora por algo que perdió. O por algo doloroso que le pasó. Vos abrazás a esse niñito que llora y le decís: yo te protejo. O de pronto es alguna cosa por completo inaccesible. No te olvides que eres un cosmos em ti mismo o en ti misma. Albergas todo lo que existe. No puedes controlar todo. Ni debes, si no, serías um robot, insensible. Claro que algo siempre hay que controlar, pues vivimos en sociedad, y no le podemos soltar cualquier cosa a la gente alrededor. Pero fuera eso, estás en tu propio lugar, en tu propio centro interior. Allí nada te afecta. Allí eres el Todo, eres Aquello, como dicen los hindúes. Uno puede, solamente queriendo, respirando y prestando atención a la entrada y salida del aire, aquietarse. Entrás en una armonia muy profunda. Además uno no tiene por que estar siempre sonriente, como si hiciera propaganda de dentífrico. Podés solamente estar, y ya está.

terça-feira, 25 de setembro de 2012

Jugando con palabras

A veces uno no tiene nada que hacer y se pone a poner palabars al renglón, como cuando eras chico y te ponías a jugar con esos contadores de cuentas de colores. E ibas moviendo las cuentitas de aqui para allá, a un lado y al outro lado. Cuentas amarillas y rojas, azules y verdes, anaranjadas. Pasabas horas en este entretenimiento. Ahora te entretienes poniendo letras al renglón. Rela alegre rela lerga. No importa si tienen sentido o no. Lo que importa es que te diviertes haciendo cosas que no tienen otra utilidad que la de darte placer. De pronto pones algunas letras y se arma cada una. Como ser será ares resa. Y la mente va descansando de tanto utilitarismo, de tanta fijación en cosas importantes. Pones outra bez algunas letras, como si fueran dados echados sobre la mesa. A veces aparecen palabras enfermantes, odiosas, y las borras. No quieres saber de cosas así. Osa soa oas. No importa lo que se forma. La tarde va pasando y el juego va terminando.

segunda-feira, 24 de setembro de 2012

Faz sentido

De volta em Lagoa Seca. Outra vez no colégio Marista. Há uma familiariedade ao retornarmoa a alguns lugares onde tivemos muitas alegrias. Alegrias de reencontro de trajetórias vitais. Alegria de recuperação de um sentido maior de vida, que é o que nos da a Terapia Comunitária Integrativa. Faz sentido estar aqui. Faz sentido acompanhar estas atividades de Cuidando do Cuidador. Faz sentido continuar acreditando em um crescimento coletivo, em uma libertação pessoal que se realiza em comunidade, na comunidade, nesta rede da TCI, nas redes da família, nas redes das atividades de cada um, de cada uma, no tecido do cosmos. Hoje, quando vinha de carro para cá, Maria do meu lado, pensava, como faz sentido para alguém como eu, como faz sentido para mim, esta costura. Este estar vindo mais uma vez para estes encontros em que venho acompanhando Maria desde já faz exatamente 11 anos, uns meses a mais é isto. Faz sentido a gente saber que estamos participando de iniciativas que somam pessoas em busca de si mesmas. Profissionais da saúde do município de João Pessoa, neste caso, que vem se formar como multiplicadores em técnicas de recuperação da auto-estima. Da criança ferida para a criança maravilha, para a criança feliz. Cómo as feridas que se teve em criança, deixaram como marcas, uma compulsividade, uma raiva, uma agressividade contra os outros mas, mais ainda, contra si mesmo ou si mesma. Agora o pessoal está iniciando a jornada no auditório, e eu escrevendo estas impressões. No centro do pátio, a estátua da virgem com o menino. O som de um tero-tero na distância. As muriçocas no quarto. Uma sacola com livros e cadernos à esquerda. À direita, uma televisão, remédios contra a tosse, uns celulares. Os corredores lá fora, mais longe, o outro auditório, com o piso xadrez. Mais longe ainda, lá fora já do prédio, os campos de futebol, os jardins, as flores, as árvores. Dizia eu faz sentido estar aqui. Faz mesmo, e não me canso de repetir. È o nosso salário afetivo, como diz o Prof. Adalberto Barreto. Sabe por que faz sentido para mim estar aqui? Porque aqui resgato a minha história, saro das minhas feridas da vida toda. Somos outra vez gente em movimento. Outra vez gente confiando em gente. Outra vez, gente somando com gente, gente fazendo com gente. E fazendo coisas boas. Gente trazendo gente de volta das ruas, da solidão, do abandono, da depressão, da drogadição, da violência, do esquecimento, da dissociação, da indiferença. Gente num útero imenso.

sábado, 22 de setembro de 2012

Un día así, ¿te fijas?

Hacía bastante calor esa tarde. De mañana, habías ido al mercadito y a la framacia, en sentido inverso, o sea: primero a la farmacia, que queda más cerca de casa, y que de acuerdo al flujo de tránsito, de la calle que pasa en frente al edificio donde moramos, hay que tomar para la derecha y cruzar una esquina con semáforo (que aquí en João Pessoa se llama farol), para entonces llegar a la farmacia. Después de comprado el jarabe y los caramelos de jengibre, llegaste al frente del mercadito, que en realidad es un pequeño supermercado, al cual nos hemos acostumbrado de llamar de mercadito. Pero bueno, la cuestión es que había un auto estacionado cerrando el acceso al estacionamiento, lo cual como es bien sabido, es una pésima costumbre. En fin, haciendo honor a la impaciencia que esta tipo de cosas me despiertan, y también a la irritación que el calor y la noche no muy bien dormida (para decir lo menos) me habían provocado, doblé por delante del auto mal estacionado, que cerraba, como ya fue dicho, la entrada al estacionamiento, le pasé raspando, pero con cuidado de no rasparlo de verdad, con la íntima satisfacción-rabia (los sentimientos se mezclan, ¿te fijás?) de estar dándole una lección por mal educado, por mal conductor. No sé si era conductor o conductora, o si eran maleducados o maleducadas (ahora siempre hay que decir ellos y ellas, si no sos chauvinista, machista, y otras cosas tan malas como éstas). La cuestión es que estacioné, tuve que hacer una maniobra para acomodar el auto en la vacante del estacionamiento del mercadito que es un supermercado pequeño, como ya dije. Subir un poco a la derecha, lo cual me hizo visualizar de refilón a las cajeras, a una de ellas que ya conozco, muy sonriente (pero no pasa de esto). Después dejar que el auto bajase un poco, lo cual me dejó a frente del auto del invasor o de la invasora, y tuve que subir un poco para ponerlo en el lugar. Dio tanto trabajo estacionar el auto como contarlo ahora. Después de salir del auto y cerrar la puerta, poner la alarma, como se usa ahora, subí por la rampa de entrada al mercado. A la izquierda, los carritos. Tomé uno, y fui entrando, subiendo por un pequeño desnivel que hay antes de entrar al lugar donde están las mercaderías. Pensé si iria a comprar esto o aquello, y opté por las gaseosas, ya que mañana es un cumpleaños importante en mi familia, y beso se me puso en primer lugar. Después seguí por ese pasillo. Habia un repositor reponiendo mercaderías. Seguí. Le pregunte a una señora si sabía dónde había frasquitos con pimienta. Para qué. Me repitió no sé cuántas veces que la pimienta no venía en frasquitos, y si yo había visto alguna vez pimienta en frasquitos, y que ella había comprado un frasquito y puso la pimienta en el frasquito. Me llevó a un lugar donde había frasquitos, pero eran palilleros, no pimenteros. La deje hablando sola, pues seguía repitiendo que la pimienta no viene en frasquitos. Creo que el di a razón, no tanto por concordar con ella (yo sé que la pimienta viene en frasquitos), como para verme libre de ella, y seguí hacia la carnicería donde compré unos bifes que resultaron durísimos, pero eso no lo supe en ese momento, sino después, al ponerlos en la plancha y comerlos. La tarde sigue pasando de a poco. Menos mal, que si pasara de repente no sé qué haríamos, ¿no te parece? Ya volví de dar una vueltita por la playa. Por la playa no, como diría mi prima Irene, sino por el veredón al lado de la playa. O, para ser más rigurosos aún en la descripción, por el veredón que está al lado de la avenida que bordea la playa. No sé si mejoró o empeoró, pero las lectoras y los lectores deben saber que se trata de la rambla o costanera, dependiendo si usamos el castellano uruguayo o argentino. La cuestión es que volví de esta breve caminata. Vi gente andando por las veredas, como yo. Veredas es un modo de decir. En esta parte de la ciudad, aunque es el barrio más noble de Joao Pessoa, salir a caminar por las veredas es todo un desafío. Las tales veredas raras veces son tales, o sea, espacios adecuados al pasaje de peatones. Pero dejemos estos justos reclamos ciudadanos, que a la municipalidad o a los propietarios o propietarias no les importa. Andan en autos, no por las veredas. Los peatones, esos héroes urbanos, se las tienen que arreglar para gambetear autos estacionados cortándoles el paso, agujeros que lastiman los pies, basura, pedazos de cemento o de mosaicos, de todo un poco. Sí, les decía que esta vueltita me llevó a recorrer unas cuadras. Fui hasta la esquina en dirección a la farmacia de esta mañana, y doblé en dirección hacia el mar, pasando por unos comercios de zapatos que hay en una de las esquinas. Doblé otra vez a la derecha, y vi una señora viniendo con un perrito. Pasé en frente a una posada, y aquí doblé hacia la izquierda, otra vez en dirección al mar. El mar estaba allá. Pero todavía tuve que andar esa cuadra hasta poder verlo de cerca. El mar me aquieta. No sé a vos, pero a mí me tranquiliza totalmente, che. La cuestión es que hice unas elongaciones, pasé el busto de Tamandaré, vi otras personas yendo y viniendo, unos chicos en skate, los policías de tránsito, un auto chocado, el Banco do Brasil, los taxis estacionados, y emprendí el retorno. Una joven bonitinha vino en la dirección contraria mientras me acercaba al banco. Nos miramos, y seguí viaje. Pasé en frente de la panadería, entré a edificio, y aquí estoy, otra vez, como si nada. Y ahora otra vez, ya pasadas tantas cosas. Un filme cansador, aburrido, en la TV. Muchas toses en casa, pues es la época del año en que, en toda la ciudad, esto pasa. Tos, tos, tos. Y ya como queriendo terminar, sin querer terminar, le vamos poniendo un punto final a esta crónica de un día.

sexta-feira, 21 de setembro de 2012

Integración literaria

La literatura trae al mundo más cerca No sé si esto te podrá resultar claro, porque tal vez hayas contraído el hábito de pensar que la literatura, al contrario, es una especie de evasión, de fuga. Cuando yo digo que la literatura tare al mundo más para acá, más cerca, estoy diciendo algo muy preciso. Cuando estoy andando por la calle o viendo televisión o andando por la sala o almorzando, mi experiencia de todo eso, de andar por la calle, ver televisión o andar por la sala o almorzando, no se restringen a esos hechos puntales. Se integran en un mundo más vasto, más rico, de experiencias y visiones de mundo que se adquieren con la literatura. Ya no tengo solamente mi experiencia personal, mis recuerdos, mis puntos de vista, mis maneras de pensar, sino un acervo mucho mayor, hecho de las impresiones que me han ido dejando los libros que leí, las historias que se han integrado a mi memoria, los cuentos y relatos, en que la vida fue perdiendo mucho de su extrañeza y distanciamiento, fue haciéndose más próxima, más mía. Cuando veo una escena en la televisión con salones con cuadros y cortinados, candelabros y mesas antiguas, me acuerdo de La Caida de la Casa Usher, de Egar Allan Poe. Borges, Cortázar, Graciliano Ramos, Lya Luft, Martha Medeiros, han ampliado el caudal de percepciones de que se compone mi captación del mundo. Ya no veo sólo lo que está ahí pero tan lejos, tan distante, como antes, después de la infancia, después de la pérdida de la inocencia. Ahora veo lo que está ahí, escucho el canto de los pájaros y me acuerdo de Fray Luis de León, Vida Retirada. Ando por las veredas del barrio y me acuerdo de tantas otras veredas, ya caminadas, de tantas ciudades, en tantas épocas tan diferentes de mi vida, que me parece que la vida toda se ha ido como que compactando, haciéndose una única narrativa que me contiene por completo. Foto: Zorrilla de San Martín

Fragilidad

A veces una disminución de tu capacidad física, derivada de una indisposición o de una molestia leve, o la dificultad para aceptar tus propias limitaciones para atender necesidades de personas queridas muy próximas o distantes, te traen para estados de tristeza o de mal humor. Tienes que aprender a vivir dentro de los límites. A todos nos pasa lo mismo. Uno no puede resolverle la vida a los demás. A veces ni la propia conseguimos poner en orden. Hoy andabas sin muchas ganas de nada. Viste un pedazo de una película sobre una pareja que se iba a casar en Navidad y venía un tufón y alteraba todos los planes, impidiendo a la novia de llegar a tiempo. Aprecias más las cosas pequeñas de cada día, el contacto con las personas de casa, que a veces por la rutina puede llegar a perder importancia. Agarrabas una bolsita de maíz molido para hacer cuzcuz, y una emoción te vino. Tu amada te recordó un florerito de tu abuela que está en la cocina, donde ella guarda monedas, y una emoción te embargó. Leías, días pasados, un libro de Saramago, As pequenas memórias, y otro de Marcel Proust, No camino de Swann. La infancia. ¿Dónde está el niño que fui? Tratando de acordarse de sí mismo, sabiendo que un día volverá, a tiempo de poder vivir la vida una otra vez, con toda su magia y encanto. La fragilidad de la vida es verdaderamente asombrosa. A veces la sientes con toda intensidad. Todo es tan frágil. Y recuerdas una frase que dice que mi flaqueza hace manifiesto el poder de Dios. Dios, Dios, ¿dónde está Dios?

terça-feira, 18 de setembro de 2012

Leyendo

Hay veces que uno lee no por querer entender algo, o por querer tener alguna cosa en claro. A veces uno lee (y en mi caso es muy frecuente, aunque no siempre) sin ninguna preocupación por entender lo que está leyendo, casi al contrario, tratando más bien de desentender, no sé si me entendés. O sea, leo porque me gusta dejar que mi mente vague por los lugares adonde el texto la va llevando. No me importa quiénes son los personajes, o qué hacen o dicen, sino más bien que la lectura me vaya apartando de a poco o de a mucho de la llamada realidad cotidiana. No porque ésta tenga algo de malo (lo cual, sin embargo, es bastante frecuente, aunque no siempre), sino porque hace bien despegarse un poco de lo que está aquí, soltarse, dejar de agarrarse tanto a lo que está aquí, así de pronto, en otro momento, no puede volver en puntas de pie, o de otras formas que le parezcan convenientes o apropiadas o interesantes, y llegar y zás, agarrar a la realidad cotidiana de sorpresa como quien dice ahá, ¡te agarré, no me esperabas! Claro que hay algunos autores o autoras, algunos libros, que favorecen este tipo de evasión, este tipo de lectura digamos así, despegada, o despegante. Unos de ellos, son dos de Henry James que estoy leyendo al mismo tiempo. No al mismo tiempo en sentido literal, sino alternadamente: Outra volta do parafuso, y A Fera na Selva. Creo que al propio Henry James tampoco debe haberle preocupado demasiado decir algo con precisión, sino talvez precisamente lo contrario, dejar de tener esa manía de tener las cosas en claro, y disfrutar, simplemente, de dejar la mente vagar, ¿te das cuenta?

sexta-feira, 14 de setembro de 2012

Inclusión literaria

Hay unos días en que la persona está, por así decir, en estado literario. Esto lo he dicho ya varias veces, y lo seguiré diciendo, pues hay varias cosas que se repiten, y así como todo o muchas cosas se repiten, yo también me repito. ¿No te has dado cuenta de lo linda que es la repetición? Esta mañana bien tempranito, cuando todavía era de noche pero ya se notaba que el día estaba por empezar, se escuchó el canto de un pajarito. Ese canto fue la señal inequívoca de que la noche se estaba yendo y el día estaba por empezar. Escribir o hablar, a veces se hacen muy trabajosos, porque uno tiene que ir buscando palabras o expresiones alternativas, para no tener que repetirse. Lo que quería decir, y debo intentar decirlo antes de que ya no sepa más qué es lo que quería decir, es que muchas veces, cada vez más, el mundo literario me viene incluyendo. Inclusive, y esto no es sólo un juego de palabras, en cada pequeña cosa de la vida diaria. Si te vas a dormir, te viene el recuerdo exacto del personaje de No camino de Swann, que estás leyendo ya hace varios días. Y justamente en ese libro, leías el otro día, como ese tal Swann, tan pintorescamente creado o retratado por el autor, tenía una nariz aguileña, y otros trazos que el autor muy bien describe, al punto de él mismo decir (el autor, no Swann), que las personas que encontramos en lo cotidiano, vienen como que a encajarse en la idea que nos hemos hecho de ellas. Esta descripción, en todos mis años de sociología, apenas la encontré de raspón (y muy dificilmente) en alguno de los cientos de libros que tuve que leer para llegar a adquirir el diploma profesional. Y los autores o autoras, siempre hay que agregar, unos y otras, o las otras y los unos, van creando climas y ambientes en loa cuales uno se va incluyendo más y más. De pronto es Lya Luft en las Múltiplas Escolhas, o José Saramago, en El hombre duplicado, Arthur Clarke, en A cidade e as estrelas, o Ray Bradbury, en El vino del estío, que van reponiendo una sensación de normalidad para los mortales, que los intelectuales se empeñan en deshacer. Dice Saramago que aunque nos quejemos de que nos cuesta decidir, lo hacemos a toda hora. Esto lo sabemos, pero nos hace bien que alguien lo diga. Y que ese alguien sea alguien que nos incluye, no que nos viene a criticar o a censurar, o a decirnos: ¡por qué sos tan indeciso o tan indecisa! Recuerdo que Jorge Luis Borges decía que los seres humanos tendemos a contradecir lo que nos quieren imponer. Y es así, de hecho. Julio Cortázar decía que él siempre se había sentido contenido en los libros que leía, y que esto difícilmente le ocurría en el llamado “mundo real.” Estas cosas nos hacen pensar, deben hacernos pensar, en la enorme importancia que tiene la imaginación para la felicidad humana. Mientras los sistemas de creencias y las ideologías, así como un cierto sentido común (no todo, pero hay uno abominablemente reaccionario y cuadrado) nos vienen a querer obligar a creer en cosas que alguien cree que debemos creer, por nuestra parte, podemos y debemos hacer el esfuerzo contrario, de crear mundos y más mundos libres, sueltos, a nuestra propia imagen y semejanza. Mundos plenos, unitivos, justos, bellos y armoniosos, en mi caso. Pues no concibo utopías para el mal, sino solamente para el bien. La literatura nos reconcilia con nuestra humanidad, nos abre espacios donde podemos ser quien somos, y no sentirnos forzados a ser lo que otros piensan que debemos ser. Foto: Ray Bradbury

terça-feira, 11 de setembro de 2012

Meditando

Hay veces en que uno está super enfermo de la cabeza, y se hace el que no sabe por qué. Sabe, siempre sabe, aunque se haga el distraído. No es que haya grandes dramas en tu vida, no, para nada. Al contrario, más bien dirías que está todo bien. Pero de pronto alguna cosita no sale como querrías, y te rayás que no puede ser. Alguien te corta la electricidad de la casa justo cuando estás respondiendo un e-mail y le saltás encima como fiera brava. O bien ponen la TV a todo volúmen en la sala y salís como toro bravo a defender tus derechos. No hay cosas muy endiabladas en tu vida. De mañana, estabas como que en el propio paraíso, el cielo en la tierra. Pero el dia va pasando y te vas rayando. El tránsito, estas enfermedades domésticas. Nada de más, pero en fin, ya no falta mucho para que este día termine. Y mañana tendremos más. Eso es lo que uno espera. No más de lo mismo, o por qué no. Leías un libro hindú sobre los chakras, y la identidad del ser humano con Dios. Dios no hay que buscarlo, pues esto haría pensar que no eres Él, decía el libro. El Reino de Dios. Muy lindo. Va y viene el camino, como dice el I Ching, el libro de las mutaciones. Otra vez la TV en la sala te empieza a irritar. Esas vocecitas de la novela odiosa. Entonces recuerdas el niñito que andaba por debajo de la mesa en la casa de tu amiga. Y el cuadro en la pared. Che, pero por qué no se van a hacer ruido en la loma de los quirquinchos, como decía mamá. Y entonces recuerdas lo que decía Osho: es fácil meditar en el desierto, tratá de meditar en el mercado. U oyendo una novela. Recuerdas el libro de Marcel Proust que estás leyendo, En busca del tiempo perdido: No caminho de Swann. Las primeras memorias. El encuentro con el viejo colega profesor en el sindicato. Los árboles verdes de la Universidad. Los caminos. Las charlas con ella. Ella, Always She. Mejor una familia ruidosa que ninguna familia. Es muy lindo. Más vale. É isto.

domingo, 9 de setembro de 2012

Eternización integradora

De pronto habías ya leído tantas cosas casi desde el propio comienzo de tu vida, habías oído ya tantas historias, como aquellas que tu madre les contaba a ti y a tus hermanos cuando eran chicos. Te habías de tal modo confundido con esos mundos literarios, muchas veces de libros, otras de revistas o aún de diarios, que ya por ahí andas como hoy por los caminos, en medio de un viaje a ver a alguien muy querido, con otro ser muy amado de tu lado, y el paisaje que ves por las ventanas del auto, o adelante tuyo, te recuerdan grabados de Rugendas. Pero no es esto lo que ibas a decir, y sí que de tanto escribir, de tanto leer, de tanto vivir en esos mundos imaginarios o reales, quién sabe si lo imaginario no es real, o si lo real no es imaginado, ya vas andando por lugares que no sabes (ni te importa saber) si estás en una realidad objetiva o subjetiva, o en una realidad unificada, a la que la oración, los golpes de la vida, el amor, los amigos y amigas, la poesía, la militancia, el trabajo, la familia, todo lo que es el vivir, te han ido llevando. Una vida unificadamente literaria. Colectivamente creada y recreada a toda hora. Un tiempo sólido, unificado, material, podríamos decir. Andas por ese mundo, eres ese mundo y hay horas en que tienes certeza de que eso sea la inmortalidad, o un camino a la eternidad, pues el amor es lo que no muere.