sábado, 29 de março de 2014

Leituras incompletas

Tenho vários livros começados, em distintos graus de avanço na sua leitura. São eles, entre outros: El ángel sin cabeza, de Vicki Baum; Mansfield Park e A abadia de Northanger, de Jane Austen; Retrato de uma senhora, de Henry James; Hawthorne e seus musgos, de Herman Melville; O jovem trovador, de A. J. Cronin, e El general en su laberinto, de Gabriel García Márquez. Cada um destes livros, é como uma avenida para mundos maravilhosos. São pedaços de mim que caminham para a expansão, esse crescimento sem par que só a literatura propicia, nos levando para a poeticidade do mundo.

sábado, 22 de março de 2014

Ajuste

Às vezes o tempo se multiplica. Não temos muito tempo, muitos compromissos se acumulam, então, cada instante vira um dia inteiro. A vida ganha intensidade quando é escassa. E tem mais uma coisa que gostaria de acrescentar a esta experiência: quando as nossas decisões nascem de uma necessidade, vem a nós a força do amor, potencializando cada um dos nossos atos. É como se tudo se encaixasse, se ajustasse. Justiça, ajuste, deve ser isto. O que você acha?

quinta-feira, 13 de março de 2014

Seleccionando

Una vez más, encaraba la ardua tarea de tratar de organizar los textos que irían a componer el nuevo libro. Siempre tenía la sensación de que algunos estaban sobrando y otros faltando. Siempre sería así, pensó, tratando de esta manera de poner un punto final a la cuestión. Algunos estarán faltando y otros sobrando. En eso consiste la selección, precisamente. En sacar los que sobran y traer los que faltan, o dejar los que deban quedar. En vez de trar los que faltan, pensó, dejar los que deban quedar. Los que faltan será mejor que sigan faltando, pensó. Si no, no termino nunca. Ahora entonces sí podría ponerse a seleccionar las hojas. Esta queda, esta sale. Esta queda, esta se va. Eliminar los textos insatisfactorios, incompletos o repetitivos. Bueno, esto no será fácil, pensó. Repeticiones siempre hay. Bueno. Hay que empezar, o continuar, pues era ya la no sé cuanta ava vez que se ponía otra vez frente a esta tarea.

terça-feira, 4 de março de 2014

Escribiendo

He estado dedicándome a escribir desde hace mucho tiempo. Escribir se hizo para mí, más que una segunda naturaleza, la naturaleza primera, la naturaleza original.

Así fui abriendo puentes hacia adentro y hacia afuera de mí mismo. Fui estableciendo conexiones entre mis partes, mis pedazos, descubiriendo la unidad. Y la semejanza con las personas alrededor. Se fueron creando vínculos positivos hacia adentro y hacia afuera.

Publiqué en revistas que se autodenominan de izquierda, o progresistas, siendo que en la práctica, muchas veces descubrí que no había allí mucho espacio para la libertad, para la originalidad, para lo que he andado buscando com mis escritos.

Eran espacios ideológicos, espacios de diatribas, de críticas, muy distantes del impulso creador y noble que anida en las iniciativas concretas de reconstrucción de la persona humana en las que estoy empeñado y de las cuales participo, de cuerpo y alma.

Recientemente, pasé un muy mal momento con la persona responsable de una revista con la que vengo colaborando desde casi su nacimiento. Fui tratado como si fuera un nadie, un desconocido.

Por el simple motivo de que me preocupé con el hecho de que la revista estaba off line, y tomé la inciativa de tratar de que esto fuera remediado. Pensé en dejar de colaborar con la revista.

Era otra vez el viejo doble discurso: hacia el público, pour la galerie, todo un rostro a favor de causas sociales. En el trato interno, al contrario, la prepotencia y la injusticia. La arbitrariedad.

Todo medio de comunicación es valioso. Pero hay un límite. Decidí seguir colaborando, inclusive porque no sólo es un lugar valioso para mí, sino también para varias personas y movimientos con los cuales colaboro.

Pero algo en mí se rompió. Me di cuenta de que debería empezar a despedirme de esa revista en la cual, con la cual y por la cual, pasé por tan buenos momentos. De aprendizaje, de crecimiento. De conocimiento e intercambio con lectores y lectoras. Dejar que las cosas sigan su curso. Había llegado al límite.

En la academia, y aún en espacios del voluntariado del que participo, encontré también actitudes semejantes. La mediocracia reacciona.

Pero hay una causa más grande, algo más valioso que me sustenta: un quehacer que estabelece contactos, puentes de encuentro, entre lectores y quien escribe, quien comunica como algo vital, imprescindible para la vida.