quarta-feira, 29 de fevereiro de 2012

Capillita


A veces uno se pierde, pero vuelve a encontrarse. Puedes perderte por un rato en las páginas de un libro, si no entiendes el enriedo, o si sus líneas te llevan a lugares que no entiendes. Puedes dejarte llevar, sin embargo, por esa ventanía a lugares que conoces, y que la memoria evoca al compás de la lectura. Ayer me pasó esto último, y lo comparto. Leía Casa Velha, un cuento de Machado de Assis, en la parte en que el autor describe una capilla que existía en esa casa, y al sabor de las descripciones de esa capilla de un lugar que no conocí, empecé a ver imágenes de otro lugar que no conozco sino por fuera, una hermosa y escondida capillita de Las Carditas, localidad de Mendoza, Argentina, en la montaña, cerca de un lugar donde mis padres tuvieron, hace años, una casa.

segunda-feira, 27 de fevereiro de 2012

Cuando viene la vida


Creo que he pasado buena parte de mi vida, sino toda ella, fascinado con esto que es la propia vida. Hay cosas, sin embargo, tan contrarias a lo que es la vida, que no puede uno dejar de referirse a ellas, si bien que no de frente, pero sí de costado, si es que me puedo expresar así. Parece que para muchas personas, la vida no vale nada. Y esto no es así solamente para los poderosos, que lucran con la explotación de los trabajadores y trabajadoras. Hay una gran masa de gente que cree que las cosas deben ser así, que unos nos tienen el derecho de vivir a costa de los demás. Estas líneas tiene una dirección cierta, pero no quiero mirar hacia allá. Esperaré que pase marzo, que llegue abril, que venga mayo, que pase el año y muchos años, hasta que solamente pueda ver sobre la tierra, flores y pájaros, y las nubes y mariposas volando. Entonces despertaré.

El tiempo parecía haberse detenido


Esa tarde, parecía que el tiempo se había detenido. Oías los pájaros, los sonidos más distantes el barrio, el ventilador aquí cerquita. Pero la tarde, aún a eso de las cuatro y algo, parecía haberse detenido. El tiempo, que no se sabe qué es sino que se va, parecía haberse detenido. Tanto, que repites la misma expresión una y otra vez, como si de hecho no hubiera nada más a ser dicho a no ser: el tiempo parecía haberse detenido. Esta mañana mirabas un árbol en el estacionamiento de la universidad. Pensabas, al ver su corteza gris, un poco descascarada, su tronco subiendo al cielo de la tierra, sus ramas verde claro, el cielo recortado por detrás de las salas de clase, cómo tantas veces habías estado allí y no lo habías notado. Te diste un tiempo para parar, para estar ahí, porque sí, no para algo en especial sino solamente estar allí, mirando el árbol. Era una sensación antigua, el pasto cerca, un olor suave a tierra. Algunas voces cerca, de funcionarias de la universidad. Y esos minutos en que te detuviste, fueron como un rebobinar en el tiempo, un volver a lo primordial, pero sin proponérselo. Tal vez por eso ahora sientas que el tiempo se ha detenido casi por completo. Intentaste emprender algunas tareas, sin éxito. Era como si todo se hubiera de hecho detenido. Así las teclas dejan también de escribir estas palabras.

sábado, 25 de fevereiro de 2012

Mar montaña

Aquí hace un calor bárbaro, es como si el mundo todo se hubiera transformado en una gran siesta mendocina. Pero uno está en João Pessoa, al borde del mar, y no al borde de la cordillera. Sin embargo, esta mañana cuando pasaba con el auto cerca de un barranco y ví el mar, extenso, la montaña, extensa, vino a mi memoria.

Amanece


Unos días te levantas y vas a la playa, a caminar, a ver el mar, alguna mujer linda pasar. El sol en el horizonte. La arena. El paisaje del día que acaba de nacer. En esos instantes virginales, después de tus meditaciones u oraciones, reflexiones matinales, empiezas el día propiamente dicho, la costura del ayer con el hoy, la continuidad de la vida.

quinta-feira, 23 de fevereiro de 2012

Modo de encaje


Ese día, te habías levantado como quien viene de detrás de una lámina transparente. Y ¿quién dice que no sea eso el despertar, el llegar a este lado de la vida, desde el mundo de los sueños? En algún lugar del dia estaría su comienzo, y al llegar tú a la vigilia, como que de algún modo te vas predisponiendo a engancharte con ese comienzo del día. A veces te preguntas cuál sería la manera correcta de engancharte en el día, pero entonces recuerdas que en el camino se arreglan las cargas. Tal vez no sea del todo el refrán adecuado, pero de todas maneras, es así. Vas escribiendo, escuchando, pensando, haciendo o dejando de hacer, decidiendo, y de alguna manera en ese remolino del estar aquí de este lado, se va produciendo el encaje. No te preocupes por el modo, él va ocurriendo. Tú eres el modo, con esa tu forma de ser y de sentir, de estar en el mundo. Ese es el modo. El modo eres tú.

terça-feira, 21 de fevereiro de 2012

El valor de la vida


Hay un desprecio por la vida que es muy lamentable. No soy de los que viven criticando y hablando mal del sistema, un sistema que no vive sin nosotros. Un sistema que en buena medida, está hecho de la omisión de las personas de bien. Hace ya muchos años que estoy vivo, y esto no deja de admirarme. No me admira sólo la vida física, sino la total. La vida de todo, de las plantas, de la gente. La vida. A fuerza de ir viviendo, de pronto la vida se te torna indiferente. Es como si ya no fuera nada, o casi nada. La empezás a despreciar, dándote cuenta o no. De pronto ya no te dice nada un amanecer, despertarte otra vez a la mañana, o a la noche, o a la hora que sea, y encontrarte otra vez con todo ese universo que sos vos, todos esos mundos que viven en ti. El tiempo fue pasando, a veces con una velocidad tan vertiginosa, que ni tuviste tiempo de darte cuenta de tantas cosas que fueron ocurriendo, dentro y fuera de ti. Muchos cambios. Y ya en un cierto momento, no sabés cuál, no sabés, cuando, de alguna manera no tenés duda de que ya no te queda mucho tiempo. Pero no es para ponerse a llorar o a lamentar. La vida fue pasando tan rápido. De repente te mirás en el espejo y esa cara es tantas caras tuyas hacia atrás, como un túnel del tiempo. O te levantás a la mañana y es como si fueras a la fábrica donde trabajaste, o al kiosko donde vendiste diarios y revistas, o a la facultad o a la escuela o al jardín de infantes donde te llevaba tu mamá. Corrió el tiempo, fueron tantas cosas y aquí estás, en esta noche ya comenzada, poniendo letras en una página que no se sabe adónde irá a llegar. El valor de la vida. Cuánto vale la vida, cada vida, toda vida. Hay gente para la cual la vida no vale nada. Pero no creo que seas de ese tipo de gente. Creo que hay más gente a favor de la vida, pero a veces miro la televisión o los diarios, o hago memoria, y veo que no es tan así. Hay como dos bandos, los de la vida y los de la muerte. Pero no me refiero solamente a los de la muerte muerte, sino más bien a los de la muerte en vida, si bien que los de la muerte muerte andan siempre dando su recado. En fin, cosas que quise compartir con vos hoy, pensando que es una gran cosa la vida, es una gran cosa estar vivo. Y hay pequeñas pistas que nos pueden ayudar a no perder la vida en cuentagotas, como decía Osho. Puede uno permitirse encontrar la vida como si fuera la primera vez. Hay algunas cositas que ayudan, y Julio Cortázar nos da algunas indicaciones en su Manual de Instrucciones, en Historias de Cronopios y de Famas. No es mi estilo querer decirle a los demás cómo son las cosas, pero me gusta compartir ensayos, tentativas. Uno puede ir sacándole a lo cotidiano esa capa de cansancio que a veces se le deposita, haciéndolo monótono, cansador. Podemos crear, y esto puede traernos de vuelta lo que llamo el deslumbramiento por la vida.

sexta-feira, 17 de fevereiro de 2012

El día

Esta mañana me dí cuenta de que además del día que está, está también el día que se fue, o los días que se fueron, que forman como una especie de rebarba, un rescoldo, o algo así. Me pareció que uno podría llegar a engancharse en el día que está, dejando el día que se fue o el día que uno piensa que está ahí o debería estar, si aflojara las expectativas, si dejara fluir lo que viniera. El día fue pasando, el auto, la calle, la gente, el desayuno, el banco, el sindicato, y en ese ir del día que está, el día que fue o que suponía que debería estar, iban como que se entrechocando, como confluyendo, colaborando o chocándose entre sí, pero de maneras no muy chocantes, si me permitís el juego de palabras. Jugar, tal vez sea la clave, o una de las claves, pues lo que me va pareciendo, a esta altura del día, que el día que es, el día que fue y el día que podría llegar a ser, están todos aquí y no hay como desenredar la madeja a no ser en el aquí y ahora, en el estar siendo. ¿Me explico? Es muy lindo.

quinta-feira, 16 de fevereiro de 2012

Un día

Cuántas cosas en un día. Es como un mosaico de colores, caras, lugares, sentires, emociones, pensares, lecturas, comidas, idas y venidas, haceres y descansares. Todo lo que es un día, son tantas cosas.

terça-feira, 14 de fevereiro de 2012

La puerta del libro

Cuando lees, es una puerta que se abre delante tuyo, y otra u otras que se cierran detrás de tí. A veces, con sólo mirar el libro en la mesa, su tapa y colores, sientes el mundo que allí se encuentra, los mundos que se abren cada vez que abres la puerta del libro, la tapa del libro, las hojas del libro como puertas multiplicadas infinitamente delante tuyo, envolviémdote, llevándote a una realidad sin límites.

segunda-feira, 13 de fevereiro de 2012

Día nublado

Esa mañana se había levantado molesto por tener que cumplir compromisos que el día nublado, o mejor dicho, y en honor a la verdad, por el mero hecho de ser obligaciones, no quería cumplir. Molesto también por pensar en una pendencia con un editor que no decidía si publicaría o no su libro, mejor dicho (la verdad otra vez), alguien con poca paciencia para entender las impaciencias de quien corre queriendo alcanzar al viento. Ni una cosa ni otra. El día nublado, una cierta pereza que acompaña estos días. Nada que hacer, sin obligaciones. A dormir. El desayuno en la cocina, las risas en familia, reír porque sí, porque es muy lindo y me gusta. Las moscas en estos días de verano. El amor en los tiempos del cólera, que te lleva a otros países, otras gentes, otros lugares y costumbres. Descansas. La literatura borra esas fronteras artificiales de países, de esto y aquello, adentro y afuera, yo y los otros, las cosas y yo, la realidad y yo. Yo soy la realidad, soy todo esto, y esto no tiene fin, es infinito. De a poco, has ido aboliendo esas fronteras artificiales como toda frontera. Ahora las voces de la vecina, el auto que pasa por la calle, los ruidos en la cocina. El día nublado. Un pájaro cantando. Los pájaros cantan siempre, esto es muy notable. Cantan de día y de noche, si llueve o si hay sol. Cantan siempre los pájaros. La lluvia deja el día como entrenublado, o el día nublado y lluvioso crea como una cortina que disuelve los contornos. El pajarito canta.

domingo, 12 de fevereiro de 2012

Un remedio infalible

Hay un remedio infalible para todos los males, que ejercito siempre que puedo, desde tiempos muy antiguos: escuchar una canción de Los Beatles. A veces, como ahora, pongo un disco y me pongo a escuchar. Otras, más frecuentemente, como no siempre hay um tocadiscos cerca, oigo la canción en mi. Es como si estas canciones estuvieran dentro mio, y de hecho están, pues es como si fuera una especie de mecanismo automático. Un remedio para todos los males. Algo que viene a darte una alegria en cada momento, un encaje, un ajuste. Una canción.

sexta-feira, 10 de fevereiro de 2012

Una botella al mar

El día había comenzado con el canto de los pájaros. Era la manera habitual como llegabas al lado de acá. No sabes dónde estuviste. A veces queda alguna imagen o sensación, un vislumbre, uno de esos trazos de sueño que uno es capaz de evocar al despertarse. Esta vez no. Solamente viste la ventana abierta, unas gotas de lluvia que quedaron en la parte de abajo, alineadas como cristalcitos. La pileta a esta hora del día, es como un cristal celeste medio azulado, un mundo acuático. Las plantas del pergolado, donde a veces vienen los colibríes en sus vuelos tan tenues, a beber el néctar de las flores naranja que crecen como pájaros vegetales buscando el cielo. Oyes los trinos de las aves en el jardín. La ciudad adormecida comienza a despertar. Más allá, ha de estar el mar inmenso, infinito en su horizonte de olas distantes y cercanas. Las nubes tal vez escondiendo o comenzando a mostrar el sol que tantas veces vieras, tantas veces verás aún. Y la arena guardando las marcas de tantos pies yendo y viniendo, todos los días, en las dos direcciones permitidas por el mar, por esa línea donde unen su agua los continentes. Las imágenes de las personas en la arena, tú mismo, tantas veces, haciendo gimnasia o simplemente mirando, o entrando al mar. Las olas como en un grabado de Gourmelin, como talladas en piedra líquida en movimiento. La reunión de ayer, las palabras de las compañeras y compañeros, esa sensación de estar viajando a tiempos remotos, proféticos, prolongados hasta el hoy. Los gatitos en el pasto, como acomodados en el verde. El camino de piedras que lleva al sector donde está la salita de reuniones. Un silencio antiguo que a veces vuelve a ti, vuelve en ti. Una necesidad de dejarte amalgamar en el todo. A la noche, un viaje por los mundos de Garcia Márquez en El amor en los tiempos del cólera. Un remanso a los afanes de esa publicación de tu libro que es un pasaporte para el ahora, y que tu amiga a la distancia y tu padre te ayudaron a construír. Ahora el zumbido suave del computador te dice que es hora de poner esta carta en el buzón cibernético y dejarla ir, como botella al mar. Buen día.

sábado, 4 de fevereiro de 2012

Aceitação de si

Se não me aceito, colido com todo mundo em volta. Se me aceito, cria-se como que um ponto sólido de fixação em mim mesmo, e posso circular e me relacionar sem tanto atrito, ou sem nenhum atrito. Esta constatação limpa a pessoa de auto-exigências de mudança impossíveis de serem atendidas, perfeccionistas, e também a pôe em contato com o amor de si mesma, a origem de um sentimento de paz e de fluidez no mundo. Deixamos então de culpar aos outros e de nos sentirmos agredidos por pessoas em volta que não tem nada em contra de nós, mas apenas tornam-se telas de projeção de um desgosto e de um rechaço de nós mesmos que somente pode ser mudado desde dentro, por cada um.

quarta-feira, 1 de fevereiro de 2012

Pessoa e Saramago

Tenho começado a ler o livro de José Saramago, As intermitências da morte. Fazia muito tempo que um livro não me atrapava assim. E digo que o livro atrapa, mas é a história, ou a estória, que até hoje não sei ao certo como é que se diz de verdade, viu? Mas o caso, ou seja, melhor dizendo, o que quero dizer, é que me parece verdadeiramente interessantíssimo que alguém possa ter construído, como de fato construiu, um enredo como esse, da suspensão da morte num país cujo nome não é citado. E, a partir deste momento em que as pessoas deixam de morrer, o que ocorre naquele país de nome desconhecido, é que todo mundo começa a ter que se virar com a tão desejada quanto agora temida imortalidade. Não por acaso, agora de tarde, e depois de uma noite em que fora difícil conciliar o sono, pego um livro de Fernando Pessoa, Eróstato e a imortalidade. Verdadeiramente é um descanso, um remanso, ler as sentenças de Fernando Pessoa, neste ensaio em que imortalidade é o tema, depois de ter perdido o sono com o relato de Saramago sobre a suspensão da morte e as mudanças no cotidiano de um país e da sua gente disto derivadas. Ler é bom, e temperar um autor com outro, é ainda melhor. Vivam Pessoa e Saramago!

A vida é mais

A vida não pode ser substituída por nenhuma tecnologia, não importa da natureza ou da cor que esta seja. A vida não pode ser substituída por nenhuma tecnologia empresarial, comercial, financeira, nem tampouco psicológica, teológica, sociológica ou ideológica.

A vida é mais, é sempre mais, é outra coisa. É algo que se nos escapa de contínuo, quanto mais a tentamos aprisionar, controlar, direcionar.

Dir-se ia que seria mais sábio, como diz a canção, nos deixarmos levar por ela: vida, leva eu.

Não há dia em que não venha alguma lembrança de um passado obscuro, tenebroso, aterrorizante, assustador, a ser visto como o adubo do qual nasce este presente, esta flor de lótus que é a hora atual, este instante fecundo do qual brotam todas as possibilidades.

Não há pessoa que não conviva com alguma sombra, com conflitos interiores que por vezes a levam a pensar que deveria se trair, que não haveria para ela esperança nem horizonte mais à frente.

No entanto, no meio da escuridão, ou às vezes depois da tormenta, aparece a luz. Ela brilha na escuridão de dentro de ti, de mim, de cada pessoa humana, porque isto não é para alguns e não para outros: ocorre com todo existente.

Não há luz sem sombra, diz o Tao. Não há movimento sem quietude, nem dia sem noite ou vida sem morte, a vida é o giro eterno do eterno círculo dos pólos contrários que se complementam na sua oposição.

Ao dizermos que a vida não pode ser substituída por nenhuma tecnologia, queremos dizer que a vida é mais, e sempre mais do que as nossas tentativas de compreendê-la e explicá-la, controlá-la e direcioná-la.

Isto não significa que não se possa ou não se deva planejar, mas é necessário saber que estamos sempre a fazer esboços, e que o traço final será sempre imprevisível, sempre será algo que não estava nos nossos planos, pois a vida é o que nos surpreende, sempre.

Trayéndote

Esa tarde, no tenías nada en especial para escribir. Ninguna historia o pensamiento en particular para compartir. Talvez solamente algunas impresiones, muy internas, pero no tanto que no puedan ser socializadas. No que lo fueran por primera vez, no, no es la primera vez que dices que el amor es un lugar, que libros son lugares, que escribir es uno de tus modos predilectos, sino el preferido, de traerte de vuelta, de darle una mano a quienes como tú, pelo mundo afora, tratan de traerse de vuelta también, en ese mutirão gigantesco que es la vida, que es el existir. Muchas veces lees mensajes de algunos amigos o amigas, algún pariente muy cercano, donde percibes unos ecos muy fuertes, un sentir profundo. Entonces sabes, tus palabras son como el tocar de una guitarra, el son de un poema, el canto de un pájaro que canta en el centro de tu pecho, en el interior de quien te lee. Esta tarde en que el sol calienta, algunas voces se oyen a lo lejos, es lo que tienes para compartir. Dejas que las palabras que te trajeron te lleven, y te vas a seguir el día, tarde abajo, pero no cuesta abajo, sino hacia arriba, siempre más arriba, hacia la eterna Altura.