Hay en el patio unas
flores amarillas naranja, que parecen sacadas de un cuadro de Van
Gogh. Las voces de los niños y niñas de la escuela, esta mañana
fría de agosto en Mendoza. El diccionario interior se sigue
reorganizando. Todo está en movimiento, siempre. Uno se
descompagina, se recompagina. Todo está en permanente organización,
desorganización, nueva organización. No es fácil decidir. Son
tantas las posibilidades. La escucha interna, el diálogo interior,
van clarificando. Uno se va deshaciendo de fantasmas. Cada instante
contiene todo el tiempo. Todo el tiempo está en cada instante. Estoy
leyendo un libro “Esencia de rosas,” como una forma de ocupar el
tiempo. Visitar distintas maneras de hacer literatura. Confieso que
no me entusiasma demasiado. Lo hago como un ejercicio. Le falta la
seducción, el envolver, que son típicos de la buena literatura.
¡Qué saudades de
Machado de Assis, Graciliano Ramos! Literatura descartable también
es literatura, después de todo. Se van formando palabras adentro y
alrededor mío. La escritura continua. Allí me muevo. He ido
escribiendo mi vida de antemano, y la pasada también. Me he plantado
en el tiempo, y aquí está toda la gente que quiero. Mi familia, mis
amigos y amigas. Mis sueños. Los trabajos en los que me involucro.
Desde sus ya muchos años, mi padre se asoma a este ahora. Y yo me
asomo a la vida nueva de mi nietito, que me lleva de la mano. No
encuentro palabras para expresar estos sentimientos y sensaciones. Mi
río interior ha vuelto.
O sonho de todo escritor, mesmo menino, ou, sobre tudo, menino, é o de escrever. Escrever num jornal. Ter seu próprio jornal. Engatinhando ainda nas ferramentas e no layout dste blog, aqui está a minha tentativa.
terça-feira, 30 de agosto de 2016
terça-feira, 23 de agosto de 2016
Componiendo un libro
La tarea de componer
un libro es una especie de encuentro con la eternidad. Uno va
juntando pedacitos de tiempo que fue captando con el pasar de los
días, y en esta costura, vamos llegando a un tiempo unificado. El
tiempo sin tiempo de lo poético. Así de pronto podemos volver a
tomar contacto con tantos instantes que fuimos viviendo. Momentos
singulares. Situaciones de lo cotidiano que se reúnen en nuestra
memoria y en el sentimiento. Esto nos rescata del tedio vital, esa
especie de cansancio que puede asolarnos, cuando perdemos la noción
de que cada instante, cada pequeña o grande cosa que nos toca vivir,
son partes inseparables de un único mosaico cósmico que nos
contiene.
segunda-feira, 15 de agosto de 2016
Insistentemente
Venir aquí es estar
conmigo, en mi propio lugar, el lugar que soy yo. Las letras unas al
lado de las otras forman un mundo continuo que une todos mis días,
desde el comienzo hasta este preciso instante. Aquí se juntan todos
mis momentos, las cosas que ví y viví. Los lugares donde estuve,
las personas que conocí. Las heridas que me dejaron
vulnerabilidades. Mis fragilidades. Aquí es la casa de Dios, donde
ese amor infinito todo cura. Agradezco a cada persona amiga y de mi
familia, que me fueron estimulando para que siguiera en este camino.
En este puerto me encuentro, me recojo, me reúno, encuentro fuerzas
para proseguir.
sábado, 13 de agosto de 2016
Caleidoscópicamente
Lo interno y lo
externo se van unificando. Es una escritura continua. Las palabras
que me contienen y las que me forman son una sola cosa.
La vida
alrededor y dentro mío son una unidad. Hoy tuve la percepción de
que soy una integración de palabra interna y externa. Una figura.
Una mandala, un caleidoscopio. Todo va fluyendo. Palabras que he ido
aprendiendo, cosas que vivo y que veo, se van unificando, van
formando una unidad. El pasado y el presente son una sola cosa.
No
hay motivo para temer. No hay necesidad de preocuparse. Puedo
confiar. Puedo estar aquí. Puedo ser quien soy No hay muerte, sólo
continuidad.
sexta-feira, 12 de agosto de 2016
Confianza
Hay una alegría que
brota por dentro.
Integración.
No hay problemas.
Unidad. Casa. Vida
nueva.
Yo puedo. Yo soy capaz. Yo resuelvo mis problemas.
Ayudo y me
ayudan.
Creo. Color. Celeste. Madre. Paz.
terça-feira, 9 de agosto de 2016
Parar un poco
Trato, dentro de lo
posible, de evitar vivir mecánicamente.
Esto me ha hecho recordar
cómo es importante estar presente en lo que hago, saber por qué
hago lo que hago, no importa qué sea lo que esté haciendo. ¡Esto
me trae tanta vida aquí! Me conecta con mis raíces y con quienes
están a mi alrededor, con el ambiente, lo que voy viendo, todo.
¡Paro un poco y viene
tanta vida! ¡Vida
repetida y vida renovada! Vida integrada. Veo lugares donde estuve,
gente con quien estuve, cosas que sentí.
Todo se junta y se
compacta, y la resultante soy yo crecido, yo creciendo, yo siendo más
y más algo que está aquí y que es muy grande y al mismo tiempo
casi imperceptible.
quarta-feira, 3 de agosto de 2016
Cuando vienen los colores
Vienen viniendo los colores. Compañía de los colores.
Cuando vienen los colores, me alegro. Es un mundo silencioso. Me trae
de vuelta buenos tiempos de mi vida. La niñez. La infancia. Tiempos
de alegría y de paz. Es un tiempo resguardado. Hay un tiempo
anterior al miedo y a la desconfianza. Ese mundo sobrevivió a todo.
Está aquí. Ahora muchas veces me siento de nuevo en esa condición
de niño. Es algo muy lindo. Esto coexiste con los estados y modos de
ser posteriores, aprendidos en la sociedad. Esto sí, esto no.
Deberes y obligaciones. El niño está aquí. Su tiempo es una
eternidad no pensada, sino vivida. Un instante pleno. Intenso. Hace
un ratito proseguí con una tarea que empecé ayer. Cortar papeles.
Pensé que iría a pintar algo, o a dibujar. Los colores me aquietan.
Allí no hay juicio, no hay condena, no hay miedo o preocupación. Es
un mundo unificado y continuo. Cuando vienen los colores, cuando me
acompaño con los colores, cuando soy color, todo está aquí, y
estar aquí es pleno. Están todos mis seres queridos, de manera
sensible. Estos días me he estado sintiendo al borde, exhausto. Esto
me ha traído recuerdos de tiempos en que trabajaba mucho, hacía
muchas cosas. Esto tiene ventajas y desventajas. Uno ve que puede,
siempre puede un poco más. Y también al soltarse los límites
mentales, uno fluye de manera más integrada con el mundo alrededor.
Puedo estar más presente en el contacto con las personas. Menos en
esa especie de pared de cristal que aísla, cuando uno vive en la
rutina, demasiado aquí, del lado de acá de lo posible. Me renuevo,
al andar más por la ciudad, y también en el campo, fuera de la
ciudad. Me expando, me siento más seguro. Revivo mi contacto con el
mundo y con la gente.
Assinar:
Postagens (Atom)