quarta-feira, 1 de fevereiro de 2012

Trayéndote

Esa tarde, no tenías nada en especial para escribir. Ninguna historia o pensamiento en particular para compartir. Talvez solamente algunas impresiones, muy internas, pero no tanto que no puedan ser socializadas. No que lo fueran por primera vez, no, no es la primera vez que dices que el amor es un lugar, que libros son lugares, que escribir es uno de tus modos predilectos, sino el preferido, de traerte de vuelta, de darle una mano a quienes como tú, pelo mundo afora, tratan de traerse de vuelta también, en ese mutirão gigantesco que es la vida, que es el existir. Muchas veces lees mensajes de algunos amigos o amigas, algún pariente muy cercano, donde percibes unos ecos muy fuertes, un sentir profundo. Entonces sabes, tus palabras son como el tocar de una guitarra, el son de un poema, el canto de un pájaro que canta en el centro de tu pecho, en el interior de quien te lee. Esta tarde en que el sol calienta, algunas voces se oyen a lo lejos, es lo que tienes para compartir. Dejas que las palabras que te trajeron te lleven, y te vas a seguir el día, tarde abajo, pero no cuesta abajo, sino hacia arriba, siempre más arriba, hacia la eterna Altura.

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