sábado, 11 de junho de 2011

Presencia

En estos últimos dias, he venido reflexionando sobre algunas cosas que me parece necesario compartir. Una de ellas, el silencio, otra, la presencia. Están estrechamante conectadas, pero las he de comentar por separado, hasta que se vayan produciendo los puntos de interconexión por si mismos. Es como ir dejando un tejido irse formando. ¿Le has dado una oportunidad al silencio en tu vida? ¿Qué es el silencio? ¿Qué es darle una posibilidad al silencio? ¿Se puede vivir en silencio? ¿Qué es vivir en silencio, o darle una oportunidad al silencio?

Ayer a la tarde tuve la oportunidad de entrar por unos momentos, en realidad por más de una hora, en el silencio. Estaba esperando en la sala de espera de la dentista, y en vez de preocuparme con “qué haría” en ese tiempo de espera, me puse a hojear un librito que me acompaña desde hace muchos años, desde los 18 años, para ser bien preciso. Es la Imitación de Cristo, pero no te preocupes que no voy a hacer propaganda religiosa, apenas estoy comentando una experiencia. Abrí en un capítulo donde habla de la necesidad de la soledad y del recogimiento, del silencio interior, de la conversación con Dios.

Estaba en la sala de espera del consultorio, y escuchaba los ruidos del edifício, gente hablando, los autos que pasaban por la calle. Pero me dejé llevar por esas simples palabras, escritas hace muchos años, y una paz muy grande me invadió. No pensé en Dios, al menos no como una idea o como un concepto. Simplemente me dejé llevar por la sugestión del autor, y fui entrando en una quietud, en un silencio, en una tranquilidad muy grande. Te cuento estas cosas pues creo que el silencio y la presencia están conectadas. Cuando uno está en silencio, está presente. El silencio te hace presente. El silencio es presencia.

Estos dias pasados, una frase de Omar Khayyam, en los Rubaiyat, vino a mi memoria. Era sobre el silencio interior, sobre el sanctasanctorum de la paz interior. Ayer tomé el libro y lei que decía que en el comienzo de la vida espiritual, las grandes almas de Moisés y Jesús, habían ido a ese lugar, al sanctasanctorum de la paz interior. ¿Ves como las cosas estám conectadas? Silencio, presencia, paz. Ayer a la noche, a la vuelta del consultorio de la dentista, algo había cambiado. No supe bien qué era, hasta que presté atención: yo estaba presente. Estaba con mi esposa, estaba con ella, no pensando en ella o en cualquier otra cosa. Estaba con ella. La miraba. Sentía su presencia.

Después, fuimos a ver una novela en la televisión, y otra vez ocurrió lo mismo. En la novela, algunas parejas. Me dí cuenta de la importancia de estar al lado de mi esposa, de mi compañera, y comprendí cómo mi vida se empezó a organizar desde que la conocí. Comprendí su importancia en mi vida, la importancia de estar juntos, de ser los dos parte de una unidad. Pero estas cosas no las sabía porque estuviera pensando, o porque estuviera elucubrando, sino porque estaba presente. Hoy a la mañana me desperté y sentí otra vez lo mismo, estaba presente. Estoy presente. Es muy lindo. Pensé que te podría gustar saberlo, ¿te das cuenta?

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