Ponerse en una hoja, una tarde como esta. Cuando el sol,
después de muchos días, reapareció. Y el cumpleaños con el asadito y los vinos. Mendoza cada vez más mía otra vez, o yo otra vez más
tuyo, Mendoza, no sé. Lo cierto es que a medida que las letras van formando
palabras y la tarde va bajando y la noche como quien no quiere la cosa debe
estar esperando su turno. Y uno ya sin ganas de dejar este lugar porque está
tan bueno. Sol otra vez. Mendoza. Sol. Mendoza. Sol. Sol. Sol.
Nenhum comentário:
Postar um comentário