sábado, 13 de março de 2010

Días sin comienzo

Hay días que comienzan como queriendo no comenzar. Te levantas y es como si aún estuvieras en la cama. Le dices buen día a alguien y es aún como si no te hubieras dicho a ti que el día ha empezado. Me acuerdo de un chiste en que el sol empezaba el día de varias maneras: una de ellas, como que llegando de a poquito. Hoy el día empezó así, empezó sin empezar. Es como si te hubieras quedado en algún lugar del otro lado. Ya has tomado un mate o lo tomas aún, oyes el ruido de la pala en la calle, recuerdas haber hablado con tu amada y con alguien más, leído ciertas cosas, pensado otras, pero es como si todavía no hubieras llegado a este lado, como si aún el día no hubiera comenzado.

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