domingo, 20 de maio de 2012

Resonancias

Esta tarde, mientras caminaba por el calçadão de la beira-mar, me di cuenta de cómo todo ese mundo allí afuera, es parte de mi vida, hace ya tantos años. La música, la algarabía de la gente, los chicos patinando por la vereda. Uno de ellos me pasó como circulándome mientras yo caminaba. Niñitos chiquitos en carritos de bebé. La gente sentada en la parecita que separa la vereda de la playa. El olor de las plantas que crecen allí.Y el mar, ese antiguo ser, como decía Jorge Luis Borges. El barranco de Cabo Branco, iluminado por el sol que ya se iba yendo. Una alegría antigua le viene a uno en ciertos instantes. Esta mañana, fue el canto de un pequeño benteveo que ví en un cable, al volver de la caminata matutina. El canto del pajarito me llamó la atención de una manera singular. Son cosas que de pronto te dan una alegría profunda, y no sabés por qué. Ese canto del benteveo reverberaba de una manera muy especial en mí. No supe por qué, sólo sentí una alegría muy especial, al escuchar su canto. Era como una reminiscencia muy buena y antigua.

Um comentário:

João Fragoso disse...

Rolando, mi hermano: lendo "yo ya soy, yo no tengo que", fico com a impressão de que o cosmos vive dentro de você, e o que você vê são reflexos do que existe no seu interior.
Um grande abraço

João Fragoso