sábado, 15 de outubro de 2016

Dispensando

Uno de esos días en que no tenés obligaciones. Es decir, aquellas que era necesario cumplir, como ser las compras para el desayuno, ya fueron realizadas. 

El paseo matinal por la beira-mar y por algunas calles del barrio, siempre tiene la virtud de alegrarme. Una entrada en la casa de lotería, en busca del número premiado que todavía se sigue escondiendo. 

Saber que cuando no pienso, veo. Esto me sucedió al pasar frente a una casa de ladrillo visto, en la avenida Navegantes. 

Venía pensando sobre el pensamiento, qué es, y cómo muchas veces obstruye y dificulta el contacto con la realidad. En ese momento se hizo silencio adentro mío, y vi la casa. Sentí su presencia.  

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