Por la ventana veo todas las mañanas pasar el personal de la
limpeza de calles, con sus carritos verdes verticales. Cuando llueve se junta
el agua sobre los adoquines, formando una especie de red líquida. Suele verse
gente paseando sus perros o perras. Otras visiones placenteras. Gente volviendo
de la playa. La vida vivida. El placer de vivir. Además de los pensamientos,
está la vida. De pronto la satisfacción
de un día de actividad. Lecturas, escritura, publicación. Reunión. Unidad.
Solidez. Seguridad. Salir a la calle y encontrar la gente andando por ahí. Trabajando
o paseando o yendo a algún lugar. Deshacernos del miedo a la muerte. Un libro
es una frase, una palabra, una imagen, un color, un sentimiento. El barrio de
Cabo Branco tiene ya un tono familiar. Recorro en la memoria y por las veredas,
lugares donde ya estuve muchas veces antes. Recuerdo ya varios nombres, rostros,
actitudes. El mosaico de lo conocido. Acogimiento. Inclusión. Pertenecimiento.
Contacto. Mi vida se ha ido liberando de prisiones, presiones, intrusiones o
invasiones. Ahora soy más bien yo. Encuentro así un mundo mejor. Ando más desarmado,
o casi totalmente desarmado. Me siento bien. Me río más. Hago más bromas. Me
divierto más. Hay más novedad en mi vida. Trato de mantener mi sintonía interior
con lo que le da razón a mi vida. Rojo y amarillo. Lo que veo adentro mío. El
amor. Lo que sostiene y guía mis pasos. Mis escritos son un solo escrito. Un único
texto. Más confianza, seguridad, paz.
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