domingo, 22 de fevereiro de 2009

Los libros

Los libros no son solo conocimiento acumulado, saber explicitado o compartido, visiones de mundo, y cosas así. Lo que voy a decir talvez sea para ti, querido leitor o lectora, una verdad de Perogrullo: Los libros son compañeros, compañías, sentimientos. Estoy con uno aquí cerca de la pantalla del computador, que ahora llaman tela, aunque no tenga hilos, comunica, conecta, teje. Es Marx (Os Pensadores). Hace un ratito, hojeaba unos libro s de Alder Calado, Fios do cotidiano de quem tece Solit(d)ario, Ensayos de Un aprendiz, que es como un diario. Hojeaba también de Ira Progoff, The Well and the Catedral, un libro de meditación. Veía Dom Fragoso profeta dos pobres, de Luiz Gonzaga y compãnía, y un librito que mis padres me dieron, de Einstein: Así lo veo yo, o así veo el mundo. No recuerdo bien el título, pero sí el contenido, y su impacto en mí. Muchos libros hay que cambian a la gente. Registro algunos: La caída de la casa de Usher, de Edgar Allan Poe, el cuento indeleble del autor de Ligeia, Berenice, El escarabajo de oro, Historias Extraordinarias. Ayer le comentaba a María, mi mujer, que cada vez que leo el cuento sobre la Caída de la Casa Usher, veo lo mismo, siento lo mismo, es lo mismo. Una película, decíamos, es cerrada, es lo que está ahí. El libro lo hacés vos, es construcción conjunta. No podría citar los libros que me han hecho, los que me hacen lo que soy. Es puxar um fio, que viene toda la biblioteca. La Biblioteca Universal de Borges, las Historias de Cronopios y de Famas, de Cortázar, En las montañas de la locura, de Howard Phillips Lovecraft, Homo Gestalt, de Sturgeon, El arva de Noé, la señora del espino blanco, y mientas escribo la lista infinita clama: Martín Fierro, la Biblia, el manifiesto comunista, eu e tu, de buber, y ya no hay tiempo para poner mayúsculas ni distinguir o mencionas autores y títulos, y menos editoras o lugares de publicación. Ediouro, Adcea, Civilização Brasileira, Abril, Larousse, dibujan sus nombres en la memoria y de pronto descubres el Libro de Rolando juntando todas las páginas y ves los rostros todos de los seres todos y los lugares todos que has visto en tu vida y es un pergamino contínuo que se extiende a todo alrededor tuyo y el computador y las teclas y María allá abajo lavando la loza y mamá en el recuerdo y papá leyendo esto y vos leyendo esto es una sola tela.

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