sábado, 24 de setembro de 2011

Aprendizaje

En mis tiempos de profesor, les decía a mis alumnos que escribieran, que llevaran un diario, que contaran lo que les pasaba, lo que les gustaría poder compartir con alguien, que lo compartieran consigo mismos. No sé si muchos de ellos lo hicieron, pero yo lo hice. Empecé a escribir y no dejé de hacerlo. Y hoy, que una vez más junto esas hojas, esos breves relatos de lo cotidiano, recibo como que un mensaje de mí mismo, del tiempo que fue pasando y fue quedando en esas hojas que ahora se juntan. Me voy juntando a medida que ellas van pasando otra vez por mi mente. Es como que lo que allí fue quedando registrado, viene otra vez a la conciencia, y uno se alimenta de todo ese tiempo destilado por los días. Ahora que escribo esto, me doy cuenta de cuánto se aprende de uno mismo, de ese que uno fue siendo a lo largo del tiempo. Se evita el tedio de pensar que nada cambia, que todo fue de una cierta forma y será siempre igual. Nada es siempre de la misma forma, ni nada será siempre igual. Todo cambia y uno también. Hoy como que miro toda esa vida que fue pasando a lo largo de mi vida, a lo largo de los años y de los lugares, de las personas y de las experiencias. Veo los paisajes, las calles y caminos, las plazas y montañas, los lagos y nubes, todo lo que me tocó vivir. Veo y recibo los mensajes de todo ese tiempo que me tocó vivir. Sigo escribiendo aún cuando ya haya dicho lo que tenía que decir. Uno descubre un lugar nuevo, lugares nuevos, cada vez que escribe. Visita lugares antiguos, que ya se habían como que perdido en la memoria del tiempo pasado, pero que vuelven una vez más cuando la palabra va viniendo, cuando los recuerdos van llegando otra vez, renovados. La vida es recuerdo, re-cordar, como dice Eduardo Galeano, traer de nuevo al corazón. Y no hay apuro ni hay énfasis en llegar no sé adónde. Llegar aquí es la tarea, y uno viene viniendo, vengo viniendo y sé que estoy llegando, llegaré un día, sí, sé que llegaré aquí, al lugar donde estoy. Ese es el destino, llegar. Uno aprende mucho de uno mismo, y es importante valorizarse, para no andar tanto atrás de los demás, como un eterno mendigo de afectos y palabras. Uno puede aprender mucho si le da un tiempo y una importancia a cada segundo. Entonces la alimentación es continua y constante. Aprendizaje.

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