domingo, 1 de janeiro de 2012

Volver a ser

Hoy a levantarte, notaste algo nuevo, diferente, una sensación virginal. Algo que no sentías desde hacía muchísimo tiempo. Habías vuelto a ser vos. Nada más ni nada menos que esto. Habías vuelto a ser vos mismo. Nada se compara a esta sensación. No hay nada mejor que ser uno mismo. No se puede ser otra persona, y sin embargo, habías estado como que preso, como dentro de una cebolla. Viviendo una vida tercerizada. Hoy el día empezó y notaste algo nuevo. Eras vos, que estabas de vuelta. Estabas ahí. Escuchabas el canto de los pájaros. Recordabas la noche anterior. Las chicas preparándose para ir al réveillon en la playa. La perrita ladrando como loca mientras vos y ella miraban por la televisón los cantantes y cantoras en los shows de fin de año por algunas de las ciudades de Brasil. Recife, Fortaleza, Rio. No João Pessoa (GRRR). Ahora un pajarito canta tiernamente en una planta aquí al lado. Un rumor de un portón que se abre en una casa vecina. El aire fresco de la mañana. Los recuerdos fueron dejando lugar a esto que está aquí. A este presente que es un presente, sí, un presente de año nuevo. Un regalo de tu madre, que te tuvo otra vez. Lo supiste en la cocina mientras preparabas el jugo de limón que tomas ahora. Una sensación de plenitud, de un viejo sentimiento de felicidad que fue tan tuyo como ella siempre quería que volvieras a tener, que volvieras a ser. Volviste a ser. Otra vez vos. El año comenzó. Primero de enero. La lluvia paró. Ya no ves las gotas de agua dibujando círculos en la superficie azul de la piscina. Es tan lindo estar aquí otra vez. Recuerdas la cena de anoche. Los rostros, las voces, el sonido de cada persona. Cada persona es una nota musical. Así como el pajarito que canta tan tranquilo acá cerca, con sus píos muy lentos, como cuchicheando, como queriendo ponerle música a esta mañana. Pasa una motoneta. La gente duerme y tú continúas esa vieja buena tarea que tanto te gusta. Dejar que las letras se vayan ordenando en la hoja, que se vayan juntando en el renglón hasta que aparezca alguna cosa, alguna palabra, alguna frase. Viejo oficio de escritor. No hay una sensación tan buena como esta de ser uno mismo, la sensación de estar vivo y de ser quien sos. No hay nada mejor. Y ya parece propaganda. Talvez sea Y ya vas a querer anunciar la buena nueva a tus amigas y amigos, a la gente querida que en algún momento del día, mirará su caja de entrada y verá tu nombre en el remitente. Como en los correos de antiguamente, cuando abrías el buzón y veías, carta de Mamina, carta de Ramón. Entonces te alegrabas pues la carta contenía cosas tan lindas. Cosas que guardaste y que vuelven a ti esta mañana. No hay nada tan bueno como ser uno mismo, una misma, si eres mujer. Y hoy hay que aclarar siempre, pues si no ellas se enojan, y tienen razón. ¿por qué discriminar a las mujeres? ¿Por qué discriminar a alguien? Hay que discriminar al criminal, eso sí, pero ellos ya se discriminan solos, y vos no sos cana, dejáselos a la cana. Lo demás, es esto, es dejar que la vida siga viniendo, en este regalo sin igual de una mañana como ésta, de primero de enero de 2012, estar dándote cuenta de que has vuelto, de que sos vos otra vez. No hay mejor sensación que la de ser uno mismo o una misma si eres mujer. La basura se la llevan los basureros y basureras, que están barriendo la calle, llevándose las latas de cerveza a golpes de escoba, mientras tú escribes estas cosas. Mientras sigues disfrutando de esta vieja y nueva sensación de ser tú mismo. Dejaste de ser y vuelves a ser, el movimiento de la vida, como las olas del mar que ha de estar ondulando allá afuera, tan cerca, bajo el sol. Y la gente por la arena pasando Y tú escribiendo. Primero de enero de 2012.

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