sábado, 23 de junho de 2012

Repaginando

Finalmente había encontrado su lugar. Era en las páginas de un libro. Esto lo supo el 22 de junio de 2012, aunque ya se había venido anunciando antes. Pero desde ese dia, la sensación es bien clara y definida. Casi permanente. No del todo contínua todavía, pero cada vez más presente. Esto le da sentido a antiguas sensaciones, como la de que, al irse a dormir, siente que se va yendo hacia abajo, como el agua, por escalones. Esta sensación de cubos o escalones, más bien cubos, corresponde a su vivencia de la estructura del universo. Ya los cubos son letras, y van formando palabras, ya son cubos nomás, la materia primordial del universo. Pero esto de saberse un personaje literario, un personaje de ficción, fue el descubrimiento de su vida. Ahora sí todo tenía sentido. Todas sus sensaciones, sus pensamientos, sus actitudes y sus actos, estaban en el justo lugar, donde deberían estar. Y ya el miedo a la muerte, que como a cualquier persona, le sobrevenía, se había casi como que apagado. Volver a las páginas de un libro, pensaba, no debe ser doloroso, no puede ser doloroso ni desesperante, deberá ser tan tranquilo. Y, al final, la lectura-escritura continúa, no hay por qué pesar en lo que no está aquí, en lo que no es. Lo que es, es esto, vos escribiendo esta tarde de sábado, disfrutando de la sensación incomparable, tan antigua y tan buena, de saber al final quien sos. Nada se compara con esto. Esta mañana, hace un rato nomás, andabas con ella por el shopping center, y te acordaste de pronto de que sos un personaje literario. Esto te alivió, te alivia, te aleja de cosas horrendas y odiosas a las cuales no te debes vincular por nada y para nada, en ningún momento ni lugar. Vos vivís en tu propio mundo, un mundo creado por vos, pues el libro al que pertenecés, es el libro de tu vida, escrito y reescrito por vos mismo, desde al comienzo hasta ahora, hasta el final. Y ni piensas en el final, qué final, la historia continúa. Si vos creas tu propia historia, podés crear un final sin muerte. Un final en el que, por último, vuelvas al lugar de donde viniste, al lugar en la narrativa donde tu nombre aparece, y chau.

quinta-feira, 14 de junho de 2012

Encaixe

O dia fora chuvoso desde o amanhecer. Aliás, antes do nascer do sol, ou da chegada da claridade do céu, ouvira o canto do primeiro pássaro. Isto o alegrara. Passara algum tempo da madrugada a escrever. Essas horas quietas, aninham a alma, o tempo parece contido, dentro de si mesmo. De dia, fora para a universidade levar a sua esposa. As matas verdes. O sindicato, a greve. De tarde, mergulhara em diversas ocasiões, na leitura de A volta do parafuso, de Henry James. Fora até a lotérica perto do banco, pagar uma contribuição de uma empregada. Não costuma ter mais do que uma pessoa na sua frente, no guichê, de hábito. Desta vez, havia duas ou três. Viu o rosto do pedinte com a mão estendida, na calçada. O homem com o rosto deformado, conversava co algumas pessoas. Antes de efetuar o pagamento, observou uma senhora que saia da casa lotérica. A fila avançou, e pôde ver o rosto moreno, bonito, da atendente. Nesse momento, enquanto aguardava a sua vez, teve a sensação de que quem estava à sua frente, era o mesmo homem que estivera à sua frente das vezes anteriores que fora a essa mesma casa lotérica. Soube, ou teve a impressão, de que há uma ordem em todas as coisas, tudo está no lugar e na forma como deve ser. Talvez alguma demora em chegar até esse lugar, provocara o aumento na fila que já desaparecera. Agora era a sua vez. Deixou algumas moedas do troco na mão do pedinte, que lhe abençoou. Seguiu pela calçada, passando na fren de uma Kombi onde se viam filmes piratas à venda. Mais atrás e ao lado, a galeteria, e a feirinha de Tambaú, com bananas, abacaxis, colorida. Já de noite, relembrva o que lhe dera alegria nessa manhã. Recebera a ligação de um companheiro do grupo ecumênico, dando pela sua falta na reunião das 5as, feiras. Era o aniversário de Cida. Escrevera algumas linhas sobre a Terapia Comunitária. O dia fora cinza, chuvoso.

sexta-feira, 8 de junho de 2012

"Un pacto honesto con la soledad"

La frase le había repicado todos estos días, y volvía esta tarde. Un pacto honesto con la soledad. Ahora sin comillas, pero es lo mismo. Es lo mismo. Un pacto honesto con la soledad. Había andado por la ciudad universitaria. Visto algunas personas caminando por las cercanías de la ADUF-PB y del correo, en el estacionamiento. El verde, la gente, empezaba a mejorar. Un pacto honesto con la soledad. La frase era de García Márquez, y se refiere al secreto de una vejez feliz, o saludable, no sé bien. Sé que de los escritores me han venido algunas frases tan buenas, de esas que a uno lo reconcilian con la vida. Saramago, Borges, Cortázar, Vargas Llosa, García Márquez. Forman como una casa infinita, una casa sin paredes, pero que te cobija, te abriga, te recoge. Poe.

terça-feira, 5 de junho de 2012

Red

Esa mañana, se despertó pensando en su reactividad, su inmediatismo, una tendencia al choque, al enfrentamiento. A ver peligro por todas partes, gente no confiable. Cosas que tienen que ver con un tiempo pasado, un tiempo que ya no es más. La conciencia lo sabe, la mente también, pero el cuerpo todavía recuerda. Las cargas se arreglan por el camino, decía mamá. Se arreglan, sí, madre. Pero en esos días de junio, o de cuando fuera, en que entras en un cono de sombra en que todo parece tan incierto y todo asusta, sabes que la luz está más cerca. Miras la red de apoyo psico-social. Una red sustenta, da apoyo, y también conecta. No estás solo. Estás apoyado y acompañado. No solo de afuera, sino también de dentro, de ti mismo. Formas parte de la red de la Terapia Comunitaria, que te reconecta con tu familia, con tus valores, con tus antepasados, con tu historia de vida, con tu niño interior, que venció todas las batallas para llegar hasta aquí.

sexta-feira, 1 de junho de 2012

Reescribiendo

Hoy te levantaste, esta mañana, y algo empezó a coserse desde temprano. No siempre uno puede poner en el papel, las cosas que va aprendiendo durante el día. Cada día es una lección nueva, o viejas lecciones que vuelven para que uno las aprenda. Caminaste por el barrio, nuevas veredas, viejas sensaciones. Todo es como una recuperación de memoria. Cada cosa evoca otras cosas parecidas o semejantes, y todo se va uniendo. Las memorias más antiguas como que se van uniendo con las más recientes, del tiempo presente, y de pronto la vida se va a aproximando a una sensación de unidad. A veces es sólo unidad, la unidad misma, otras veces, unidad y dispersión, como una diástole y sístole. Hoy respirabas, y al respirar, evocabas memorias de otras respiraciones, tal vez la respiración total de tu vida, inclusive la anterior a tu nacimiento. Respirabas y caminabas, tranquilamente, por las calles de Tambaú, y estabas unido a tu historia, aquí, ahora. Es como si el instante fuera cada vez más el tiempo total, todo el tiempo. Un libro de Saramago, que volviste a leer esta mañana temprano en la cocina, Todos los nombres, decía casi lo que estabas sintiendo, lo que estabas viviendo. Que todos los instantes convergen en el ahora. Borges. Era lo que venias sintiendo, lo que estás viviendo, esta sensación de unidad. Lo que escribes, ya fue escrito, lo que vives, ya fue vivido y es revivido, reescrito.

Compactación

A veces, una pesona no tiene algo especial para decir, para compartir. El mero hecho de estar vivo, le dice muchas cosas. Andar por ahí, ver la gente, las plantas, el cielo, ya es mucho. Cuando has vivido ya muchos años, todo tiene un sabor de evocación. Todo recuerda otras cosas. El tiempo se ha venido compactando. Este día, es todos los días de tu vida. Cuando andas por ahí y ves a las personas, hablas con ellas, las escuchas, algo muy antiguo en ti resuscita. Es como que si toda la vida se hubiera condensado en este instante. Eres el nino o la niña de ayer, con la experiencia de los muchos años vividos.