quinta-feira, 24 de outubro de 2013

Tiempo y pintura

Flores en jarros o floreros. He pintado varios de estos cuadros a lo largo del tiempo. Ahora que escribo, vienen a la memoria algunos de estos cuadros. Uno con flores rojas acorazonadas, centro amarillo, sobre un mantel de ajedrez.

Otro con flores blancas, de pétalos grandes, en un florero de cuello fino que va subiendo, y hacia abajo se ensancha, redondamente. Hay al lado de este motivo, una figura inversa que la complementa. El fondo es amarillo-naranja. Recuerdo unos cuadros de Van Gogh de flores en floreros o en jarros. Uno, eran girasoles en un florero redondeado, que había en casa de mis padres.

Me llamaba la atención la forma de los pétalos, pintados como al descuido. Después supe que era el modo como pintaba Van Gogh. Veo otro, también en la casa de mis padres, que eran flores de almendro, en un jarro cilíndrico verde. Una vez dibujé un florero en un rincón, en blanco y negro, a lápis grafito o carbonilla. Estos cuadros me dan impresión de eternidad. Ayer cuando pintaba uno de estos cuadros de jarro con flores, esta vez unas hortensias, sentí nitidamente el tiempo suspendido, parado. Esto era real, objetivo. Estaba en la sala y el tiempo estaba quieto.

He pintado también un cuadro de flores rojas, de pétalos estirados, como en llamas, que ilustra estas anotaciones. Un motivo que he repetido también varias veces, son los álamos con casas, montañas, caminos al sol, soles enormes al fondo, a veces un río o praderas de ambos lados, o cielos girando. Álamos, soles, casas, flores, jarros. ¿Qué tienen en común? Eternidad. Quien haya estado em bosques de álamos, lo sabe. El tempo allí está detenido. No se mueve el tiempo.

Pueden moverse las hojas, lentamente, ya que los álamos son conocidos por detener el viento. Detienen el tiempo, también. Uno siente una queitud admirable en sus cercanias, aún cuando se trate de álamos solitarios y no agrupados en bosques. La montaña, los ríos de montaña, las casas que se ven en las áreas rurales, aisladas, evocan siempre quietud, eternidad, algo que no pasa, y que sin embargo está vivo, pulsando en pianíssimo.

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