sexta-feira, 18 de abril de 2014

Lugares

Hay días en que parece que uno está fuera de lugar, o que todo está lejos. O que uno está lejos. No lo es, sin embargo. Uno está donde debería estar, al lado de un amigo muy querido, de su esposa también muy querida, y haciendo lo que debe ser hecho. Andas entre las jarillas en Uspallata. Los àlamos amarillos de otoño, como pintados en el tiempo. Otra vez esta misma sensación, que ya has experimentado varias veces. El mar, los bambuzales. Hoy te preguntabas por qué esta sensación tan particular al ver los àlamos o las palmeras el otro día en el parque. No tengo respuesta para esta pregunta. Pero sé que es una sensación muy buena. Como si esos árboles o el mar estuvieran más allá del tiempo, en la eternidad. En un movimiento lento, casi detenido. Un estar ahí que te deja inmóvil. Como si lo que ves y vos mismo, estuvieran todos juntos en un lugar quieto, inmóvil. Las palabras ocupan su lugar. Cada letra es como un ladrillo que está donde debería estar. Tu padre se ha ido a dormir y te ha esperado para saludarte. Buenas noches. Hasta mañana.

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