A
veces pienso que podría querer llegar a escribir algo sobre el Padre
José Comblin. Ciertamente vienen muchas memorias en esos momentos.
Pero sobre todo, una frase, que no sé si es de
O Caminho. Ensaio sobre o seguimento de Jesus,
o bien de A
profecia na Igreja.
En todo caso, es ésta: “El mensaje de Jesús es simple, pero esta
simplicidad está para nosotros como la ciudad en la cumbre de la
montaña. Nos movemos como si la fuéramos a alcanzar, sabiendo que
tal vez nunca lleguemos allá.”
Esta mañana recordé esta frase,
como muchas otras veces. Pero de alguna manera, parece que en esta
oportunidad, la ficha cayó. Ciertamente recuerdo muchas otras cosas
de Comblin, su sueño de una Iglesia pobre volcada hacia los pobres.
El pluralismo del mundo actual, en el cual vivimos, que él siempre
enfatizaba. Su simplicidad. Esa su manera de decirnos cosas muchas
veces solamente con su mirada, o con un humor muy suyo, que nos
tocaba.
Ahora pienso que esa simplicidad del mensaje de Jesús a la
cual él se refería, es de hecho algo para alcanzar. Algo a lo cual
me dirijo, pensando que un día voy a llegar. Y también me queda
claro que este intento de mi parte, no me disocia en absoluto de mi
condición humana, sino al contrario, se integra y me integra.
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