A veces no tengo
nada que hacer. Entonces me pongo a escribir. Es como si al hacerlo,
todo fuera ocupando su lugar. Escribir es una actividad ordenadora
por excelencia. Es como si todas las cosas estuvieran donde deberían
estar. Como si todo fuera como debería ser. Por eso escribo, ahora.
Otras veces, hay otras motivaciones. Pero ahora es esto. Ahora es ir
llegando a mi lugar. Un lugar donde soy el que debería ser. Soy el
que soy. Soy el que es. Entonces hay paz. Tranquilidad. Aquí me
junto con mais días pasados y presentes. Mis días presentes. Cada
día es muchos días. También el pasado han sido muchos días. Días
pasados y presentes. Aquí me junto con mi familia y con mis amigos y
amigas. Me junto con mis sueños de ayer y de hoy. Mis sueños de
siempre. Eternidad. Amor. Felicidad. Paz. Justicia. Aquí todo es
como debería ser. Aquí está la plaza de Godoy Cruz y la playa de
Cabo Branco. Carapibus y Cacheuta. Uspallata y Barra de Gramame.
Villavicencio y Brejo das Freiras. Cuiabá y San Rafael. San Luis y
Paraná. Brasilia y São Paulo. Río de Janeiro y Fortaleza. Aquí
está mi vida. Mis muertos. Mis caminos todos están aquí. Y aquí
estoy yo también. Por eso esta tarde me dejo venir hasta esta hoja.
Una hoja que se irá volando, irá a otros lugares. Me irá llevando.
Hasta que pase la noche. Hasta que llegue el día. Hasta que la luz y
los pájaros me digan otra vez que la vida es posible. Entonces
lloraré. Lloraré todos los desgarros. Todos los exilios. Todos mis
errores. Lloraré hasta que el mar se llene y se evapore y llegue
hasta el sol y llueva. Llueva hasta cubrir la tierra. Entonces vendrá
el arca de Noé del libro de historias bíblicas que mi madre nos
leía. Entonces volverán las acequias a llevarse los barquitos de
papel. Y el otoño. Y el invierno. Y todo tiempo. Tiempo. Tiempo.
Tiempo.
Nenhum comentário:
Postar um comentário