sexta-feira, 25 de setembro de 2015

Creciendo

Esta mañana, una vez más, me fue dado vivenciar y vislumbrar las grietas que tengo. Las fisuras. Vulnerabilidades. El agua interna que muchas veces aflora. Ahora cada vez más. Sé que esto exige un trabajo contínuo de cuidado y atención. Son las rajaduras que han quedado por los golpes de la vida. Los golpes dejan grietas. Y el cuidado de estas rajaduras o fisuras, obliga a un cuidado constante. Un amor tierno por uno mismo. Un estar alerta para ver que de ahí, de ese mismo lugar o lugares (pues son varios), vienen la fuerza, la alegría, la lucidez, y la determinación que por momentos me visitan.

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