Ver la hoja en
blanco y dejar que vaya viniendo algo. Algunas palabras. Alguna
letra. Una película que vi esta mañana: “Tren nocturno hacia
Lisboa,” me hizo revisitar algunos aspectos de mi estar en el
mundo. Poesía llama poesía. La película es sobre un poeta
revolucionario de Portugal. Sus escritos me hicieron recordar mucho
de lo que para mí es el escribir-vivir. Volver, estar siempre
volviendo a lugares donde estuvimos, y que guardan memorias de algún
aspecto del ser que somos. Esta es la frase que para mí resume a
película. El presente concentra todo el tiempo, de un modo tal que
todo lo vivido es lo que está aquí. Así, no hay muerte, o puede no
haberla. Puede no haber desaparecidos ni tortura ni asesinatos ni
represión ni miedo, si reescribo mi vida desde este punto de vista.
Decidí hacer esto a fines del siglo pasado, cuando los recuerdos de
la represión ilegal en Argentina me habían invadido. Decidí volver
a ser el que era antes de todo eso. En parte debo haberlo conseguido,
pero sin embargo debo seguir haciendo el esfuerzo. No hay muerte. Hay
continuidad, hay unidad, hay algo sin límites que me contiene, que
contiene todo lo que existe. Hoy es un día de huelga general en
Brasil. Contra el golpe de Estado y en defensa de los derechos
sociales y humanos. Los derechos de las trabajadoras y trabajadores.
Me toca sentir la dimensión de la persona que amo, y cuya presencia
en mi vida resume todos los amores, todo el sentido del vivir. Es
como si volviera a experimentar en toda su extensión, el ser uno con
ella, el saber que ya no soy más uno solo. Este encuentro es lo más
significativo que me ha ocurrido. Es como si el tiempo se detuviera y
hubiera solamente aquella totalidad, esa permanencia de que hablaba.
Un barco llega a la playa y encalla, detiene su movimiento.
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