quinta-feira, 3 de agosto de 2023

Desexigiendo

 

Desexigiendo. Tarde de descanso. Aflojo la presión a cumplir obligaciones. Dejo todas las que puedo. Cumplo con lo imprescindible. La sobrecarga de demandas autoimpuestas me hace daño. Presión. Cansancio. Desasosiego. No es necesario este maltrato. El camino inverso es el que recorro en este momento. Confianza. Amarillo. Todo converge a mi favor. Sólo a mi favor. Pongo la atención en lo que me importa. Estar bien. Sentirme bien. Dejo que vayan bajando aquí aquellas cosas que son para mi bienestar. Menos presión. Menos exigencias. Atender lo indispensable. Esto no cuesta, o aunque cueste, se puede realizar. Dejo deliberadamente, ciertas evocaciones dañinas que se me han pegado. Quisiera poder eliminar por completo esos recuerdos. Lo que he conseguido hasta ahora, es ponerlos en su lugar. No son cosas mías. Respiro hondo. Medito. Me relajo. Voy hacia lo que me hace bien. Es el tesoro de mi corazón. El amarillo condensa y resume, reúne todo lo que es valioso. Es el sol, es la luz, el fuego. Es la fuerza de lo bello, lo que anima, lo que moviliza y encanta. Nada de esto debe ser forzado. Viene de por sí. Cambio de actitud, es lo necesario. Ver soltando la mirada. No diré que sea sin expectativa, porque la intención es disfrutar lo bello. Es saber que depende del modo de mirar, que ese placer se realice. La confianza sigue siendo la clave. Saber que sí, que ese modo de mirar es accesible. Se apoya en la certeza de saber que el bien no necesariamente se alcanza a través de esfuerzo máximo. Al contrario, podemos tenerlo mediante una humilde aceptación de quien somos y de lo que podemos a cada instante.

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