quarta-feira, 3 de novembro de 2010

El otro lado

Muchas veces pienso que vivimos demasiado de un lado apenas de la vida, de las cosas, del mundo, de nosotros mismos. El lado externo, el objetivo, el del hacer, el del mostrarnos o ver a quienes se muestran. La vida es eso, pero también es el otro lado, el lado de dentro, de lo que no se ve, lo que no importa o no parece importante y sin embargo lo es, tanto como el lado de fuera, el lado objetivo, del hacer. Ser y hacer. Tener y ser.

Todas las duplicidades, las oposiciones, las contradicciones, la dualidad, expresan el movimiento de la vida. La vida no es sólo día sino también noche. No solo verdad sino mentira también. No solo luz sino también sombra. No solo vida sino también muerte.

Pero con demasiada frecuencia vivimos de un lado solamente de la vida, de nosotros mismos, del mundo. El otro lado no es menos real, es tan real cuanto lo es el lado de acá. Hay tanta verdad en el silencio, en la quietud, en la paz, en lo que no se mueve ni se muestra, como en su contrario, el mundo de lo externo, de lo activo, de lo que se ve, lo que se puede pensar o entender.

Si hay dos lados, y es sabido desde antiguo, confirmado por la ciencia moderna, que no somos solo razón sino también intuición, si no hay apenas luz sino también sombra, si no hay apenas palabras sino también el silencio que hace que las palabras digan alguna cosa o, al contrario, se muestren apenas como ruido, si hay la mentira que muestra la verdad como verdad, ¿no sería más sabio que vivieras de los dos lados, en ese vaivén del Tai-Chi, de la eterna danza de la vida, día y noche, vida y muerte, luz y sombra?

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