Desde el comienzo del día, tener que lidiar con infinidad de
pensamientos, sentimientos, ideas, situaciones. Decisiones incontables, todo el tempo. Esto sí, esto no.
Digo, no digo. Voy o no voy. Lo hago ahora, después o nunca. Si uno llega al final del día con una sonrisa en los labios y
paz en el corazón, debe darse por afortunado.
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