Letras unas al lado de las otras crean el mundo. Me voy
haciendo así. Escribir resume mi necesidad más vital. Me reúno, me junto, me
rehago, me redefino, me comunico conmigo mismo y con el mundo, me enraízo,
respiro mejor, voy y vengo, todo lo que es el vivir. Sobre qué escribo, si es
en prosa o poesía, será siempre poesía, así sea sociología o terapia
comunitaria integrativa, crónicas de lo cotidiano o espiritualidad. Cada vez
más es una sola cosa. Es lo que soy. Es el saberme incluido en la totalidad de
lo que existe. Esa realidad infinita y acogedora a la que llamo Dios, el tejido
fino de la vida, la costura del tiempo, los colores, el espacio, las imágenes,
el sentimiento, el sentido, los sentidos. Otros nombres, que van jugando y se forman
y se dispersan. Vine a reunirme y rehacerme en letras y palabras, cuando estuve
al borde. ¿Y quién dice que vivir dejó de ser esto tan incierto, inseguro,
indefinible? Siempre fue así. Es así. Y justamente por ser de esta manera, es
que el ejercicio de tratar de ordenar y definir algo que pueda ir viendo con
alguna claridad, es indispensable.
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