Empieza la semana y trato
de empezar yo también. Por más que parezca que todo está tan lejos. La libertad
inalcanzable. La justicia. Todo puede cambiar en un instante. No sé por dónde
empezar. Pero en el intento ya viene alguna luz. Me maravilla estar aquí.
Todavía por aquí. Así como estoy. De maneras que muchas veces son un desafío
para mí mismo. Menos mal que te tengo a mi lado, María. Así me entiendo mejor.
Me conozco mejor. Vivo más feliz. Por más que las tinieblas parezcan cerrarse
alrededor, hay una posibilidad. Una puerta estrecha por donde trato de pasar.
¿Qué puedo hacer para ver la luz interior? Miro a mi alrededor. Veo la gente
amiga y querida. Esta familia mía que me integra. El tiempo pasado del que
arduamente trato de brotar. La luz va llegando. Ya viene el sol. Serán otros
tantos pasos que daré hasta volver aquí. Mendoza me espera. Siempre estuvo
allí. Está donde yo estoy. Nunca dejé mi tierra natal. Solamente me aparté un
poco. Pero estoy siempre por ahí. Nunca podría dejar tus veredas, tus montañas.
Son como yo. Junto letras. Junto palabras. Y así me voy juntando.
Hojas se juntan, se dispersan. Así me junto y me disperso. Creo un espacio
alrededor mío. Los libros que leo y lo que escribo. El mundo que hago al leer
escribir. No me falta nada si me tengo.
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